Textos Grito de Mujer 2023 Durango Mexico
EVERARDO ANTONIO TORRES GONZÁLEZ.
Escritor y músico cuenta con publicaciones con las siguientes publicaciones colectivas:
Pentafonía, Otoño germinado en verano, Puentes, Puentes II. Parte de su obra fue publicada en las revistas REDacciones, Cantaletras, Contraseña,Bellas Letras, Blanco Móvil, Palavreiros,Ecos Literarios del Estado de Guanajuato y en los periódicos:
El Siglo de Durango y El Sol de Durango.
De manera individual cuenta con el libro de relatos Vámonos al Baile y los libros de poesía Catavento (versión Portugués-Español, editada en España) El Amor es un suplicio itinerante, En un viento de mar y Para seguir soñando.
UN VIENTO SUAVE
El viento, casi en la alborada, levanta polvo que se pierde en la niebla. El cielo va mostrando su azul, mientras la luna, se disipa en el borroso tul del horizonte.
Vuela un cenzontle
y derrama su silbo
en los maizales.
Te veo en una nube, a veces desnuda entre la lluvia, con el cabello cubriendo la mitad del rostro y a veces, cerca del arcoíris, ondeando como rama de sauce en el otoño.
Un viento suave
acaricia la piel
bajo la luna.
Beso tu imagen, quiero decir, las hojas del naranjo y las gotas de rocío, la suavidad de la toronja al morder sus gajos mientras el néctar escurre mojando la camisa.
Sube la niebla
cubriendo la montaña
con tu perfume-
TUS MANOS
En el espejo se refleja la luz del alba, los labios amantes del crepúsculo y un búho de papel que sale de tus manos. Se refleja un violín, en el rincón tirado, junto a la partitura donde a lápiz trazaste una sonata con destellos de río.
Tus blancas manos
doblando papelillos
y cartas viejas.
Junto al nogal picotean la yerba dos gorriones, su canto entrecortado se adentra en la ventana, e inevitablemente al chocar con tus ojos, se convierte en nostalgia, mientras tus manos hacen brotar una barquita del papel que antes fue nido de versos.
Una paloma
se posa en la ventana
por un instante.
Pliegan tus manos una rosa pequeña y delicadamente la guardan en las páginas de un cuento. Te llevas la taza hasta los labios y das un sorbo pausado a la melancolía.
En el espejo
tus manos origami
doblan las horas.
EN LA GAVETA
Hoy, aún dormido, escucho tus diminutos pasos, el sonido del café al tocar el fondo de la taza y el canto lejano de un gorrión. La semioscuridad, en la ventana, deja traslucir un cuarto menguante y, una rama, oculta las nubes en el horizonte.
Tomo tu mano
Así, dormidos…
en el silencio cósmico.
Me recreo en la arcilla de tus manos, bajo lluvia imaginaria que recorre el vientre, el lunes y las vértebras. Me fragmento en las notas de un violín que se oculta en las ramas del naranjo y enciende fogatas al morir la luna.
Croa la rana
al espejo astillado
de luna vieja.
Junto a un gato araño en silencio los recuerdos; con la mirada sigo el vuelo de una mosca y una hoja que cae del calendario. Me revuelvo en azules sábanas ya casi al alba… aún dormido.
En la gaveta
voy guardando la noche…
y tu perfume.
PHILLIP H. BRUBECK G.
Escritor, abogado, periodista, catedrático.
Apasionado de la literatura, empezó a escribir poesía y cuento en 1974.
Sus cuentos, poemas, artículos y reflexiones, se han publicado en periódicos y revistas de la ciudad de México, Durango, Monclova, Coah., Gómez Palacio, Córdoba, Ver., Zacatecas y Madrid; además de su participación en diversas antologías en Durango, Argentina y Chile.
Es socio fundador del Colectivo de Artistas En Voz Alta, y miembro de la Asociación Literaria Verbo Azul de Madrid, España.
Es el director de Ediciones Bellas Letras, editorial de libros electrónicos donde colaboran autores de Argentina, Chile, España, México y Venezuela.
Ha publicado los siguientes libros:
Código del Amor para el Noviazgo en materia del fuero común.
Encuentro de Mentes: el éxito en los negocios.
Rumbo a la civilización del Amor.
Libre.
Reencuentro.
La diversión de escribir.
Cuentos Europeos y de otras latitudes.
La oración de San Francisco.
La polémica del matrimonio.
Con odio en la sangre.
DONDE HAYA DISCORDIA, PONGA YO ARMONÍA.
La tranquilidad de la casa de pronto se vio interrumpida, Doña Lucita, a pesar de que ya no oía muy bien, escuchó los gritos de dos de sus nietos. Sus pasos lentos la llevaron hasta la sala donde discutían acaloradamente Ricardo y Samuel, en sus rostros se notaba la ira, los ademanes de sus manos eran bruscos y amenazadores, como dispuestos a llegar a los golpes. Enajenados por la discusión, no se dieron cuenta de la presencia de la anciana que los miró durante un par de minutos tratando de entender lo que estaba sucediendo, hasta que ella les gritó con energía:
–¡Porquería chiquita! ¡Ya basta de tanta tontería!
Los jóvenes callaron sorprendidos. No esperaban esa intervención.
–¿A qué tanto pleito?
Como si les hubieran abierto la llave nuevamente, los dos, al mismo tiempo, con gritos empezaron a explicarle a la abuela el motivo de su enojo; culpándose mutuamente trataban de convencerla de que cada quien tenía la razón y el otro era el agresor injusto.
–¡Silencio! –se vio obligada a ordenar con energía. Los muchachos volvieron a enmudecer y clavaron sus ojos en ella– Ya basta de tanta tontería, los dos están mal…
–Pero abuelita… –intentó interrumpir Samuel, pero Doña Lucita, con su voz suave continuó su discurso.
–…Cierto es que ya no oigo bien y mis ojos cansados se niegan a darme toda la claridad que necesito, pero esto me permite ver el interior de las personas y escuchar mejor sus corazones. En mis noventa y cinco años he visto de todo, bueno, es un decir, solo Dios sabe lo que me falta ver, siempre hay algo nuevo –sus nietos sonrieron ante esa expresión–. Vean sus manos.
Obedientes abrieron sus manos frente a ellos y las observaron.
–Si se fijan, no hay ningún dedo que sea exactamente igual al otro.
–Sí –contestaron al unísono.
–Así somos los seres humanos, todos somos distintos, no nada más en lo físico; cada quien piensa diferente, tiene su forma particular de ver el mundo, de enfocar la vida, por eso sus intereses y sentimientos pueden ser opuestos a los de los otros. ¿Entienden?
–Sí –afirmaron en voz baja.
–Estas diferencias de voluntades y opiniones seguido producen desavenencias, que cuando suben de tono generan malos entendidos, desacuerdos, y como van creciendo se transforman en discusiones, pleitos, insultos, las palabras salen atropelladas, sin freno, sin dejar que el otro hable o no cierra los oídos para no escucharlo más, con lo que se incrementan los malos entendidos y se dice lo que no se siente en realidad. Normalmente las dos partes resultan lastimadas guardándose rencor por los daños recibidos. Esto es lo que está pasando entre ustedes.
Guardó silencio, vio como los dos primos tenían los ojos fijos en el suelo.
–Si se permite que esto continúe, la discordia se convierte en odio, y cada vez es más difícil recuperar la armonía familiar o social. Vengan, acompáñenme al jardín.
Cuando salieron se colocó entre los dos, tomándolos de los brazos, apoyándose en ellos. El contacto les transmitió la tranquilidad con que ella vivía, mientras recorrían el jardín con sus árboles y las flores de otoño en todo su esplendor, y se detuvo ante una maceta.
–¿Qué ven?
–Unas flores rosas –dijo Ricardo.
–¿Qué más?
–Una mariposa –respondió Samuel.
–¿Qué más?
–Varias abejas –siguió Samuel.
–¿Qué están haciendo la mariposa y las abejas?
–Chupan la miel de las flores –afirmó Ricardo.
–¿Se están peleando por la miel?
–No –contestó Ricardo de manera espontánea.
–¿Por qué?
–¿Por qué hay suficiente miel para todas? –opinó dubitativo Samuel.
–Es correcto. Aprendan de ellas. La flor llama a los insectos con sus colores vivos, se abre para regalarles la miel. Ellos, al momento en que se alimentan, le ayudan en la polinización. La mariposa y las abejas, en lugar de estar peleando por acaparar en exclusiva la miel, la comparte amistosamente y no pierden el tiempo en tonterías.
La anciana, afianzada en los brazos firmes de sus nietos, continuó su recorrido por el jardín que con tanto esmero cuidaba todos los días.
–La armonía se logra cuando uno busca la empatía, congeniar con el otro. Esto se hace con una buena dosis de amor de ambas partes, por lo que, empieza por el silencio, saber escuchar al otro, dejarlo hablar hasta que termine de dar su punto de vista, sus argumentos, y luego reflexionar para estar en la posibilidad de comprenderlo; posteriormente vendrá el consejo, el perdón, o simplemente un silencio cariñoso o una caricia. No siempre es necesaria la palabra para reestablecer la armonía, muchas veces edifica más el silencio.
Los muchachos la acompañaban en silencio, asimilando sus consejos, hasta que ella se detuvo en un rincón del jardín, frente a una estatua de cantera gris, representaba a San Francisco, su mano derecha estaba levantada en ademán de impartir la bendición, y en la izquierda sostenía un cuenco, en el cual caía el chorro de agua, donde un jilguero saciaba su sed, pero al verlos acercarse levantó el vuelo.
–¿Se acuerdan de la oración de San Francisco que les enseñé cuando eran niños?
–Sí –contestaron.
–Vamos a rezarla meditándola en nuestro corazón.
¡Señor, hazme un instrumento de tu paz!
Donde haya odio ponga yo amor,
donde haya ofensa ponga yo perdón,
que allí donde haya discordia, ponga yo armonía,
que allí donde haya error, ponga yo verdad,
que donde haya duda ponga yo la fe,
que donde haya desesperación, ponga yo esperanza.
Que allí donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
que allí donde haya tristeza, ponga yo la alegría.
¡Oh Divino maestro!
Que no me empeñe tanto en ser consolado, como consolar,
en ser comprendido, como en comprender,
en ser amado como en amar.
Pues dando es como se recibe,
perdonando se es perdonado
y muriendo, se resucita a la vida eterna
Amén.
–Vamos, dense un abrazo, como buenos primos perdónense y a empezar de nuevo, son más las cosas que los unen que las que los separan.
CLAUDIA FELICITAS GAMERO QUIÑONES
Abogada de profesión y maestra por vocación. Promotora de la lectura y escritura, enfocada en el trabajo con jóvenes, participante de las antologías Se fuerte y Estaciones en el programa de Semilleros Creativos de la Secretaría de Cultura. Colaboradora del Festival Internacional de Arte y Poesía Grito de Mujer (República Domicana). Socia del Colectivo de Artistas En Voz Alta, A.C.
MADRE DE LA TIERRA
Vistes de colores,
arcoíris y tonalidades
propias de las estaciones,
de tus manos corren ríos
cual amargo llanto,
frutos escasos,
sabores ingratos
desdibujas paisajes,
tonos de tristezas escondidas,
maquillas tus mejillas de rojo carmesí
tus ojos destellan fuego,
oculta en tímida niebla
perfecta madre tierra
te bañas de roció
aroma de rosas tu cuerpo perfuma,
las flores,
los arroyos,
las montañas
sol de la mañana,
tu amor se cuenta en las estrellas,
detrás de una nube tus más preciados anhelos
la luna es confidente de tus sueños
madre de la tierra
que da vida y florece en la semilla
germinada
viajas en las nubes
convocas las tormentas,
eres luz,
destellos,
el aire guarda secretos
y la tierra,
la tierra
eres tú,
soy yo
madre tierra.
ADOLFO CRUZ.
Originario de la CDMX y autor de los libros “Loco de ti” y “Cartas de Lory”. Los poemas con los que participa se titulan: Por si algún día no regresas y En voz baja.
POR SI ALGÚN DÍA NO REGRESAS.
Yo quiero para ti
Una noche boreal,
Unan noche joven,
Con energía.
Una noche donde tus ojos
Brillen como el día
Yo quiero para ti
Una noche viva,
Que no muera
con un amanecer
al otro día.
Una noche que por si sola con
Su oscuridad sea atrevida
Yo quiero para ti una noche boreal
Una noche de por vida
Que la llevemos con nosotros
Aun de día
Una noche en donde tu y yo seamos
Para ella compañía”
EN VOZ BAJA.
Yo la quiero en secreto,
a voz baja, casi en silencio.
Pero dentro de mi hay una
orquesta tocando para usted.
Lo que pasa es que soy una
persona que prefiere amar
sin permiso, eso de pedir
permiso no es lo mío.
Pero no se asuste que no
estoy loco, loco es aquel que
habla de cosas que no existen,
en cambio, yo sé que usted
existe.
Como existe el rocío
que baña por las noches
las praderas.
Como el cantar altivo, en el fondo
del mar, de las ballenas.
Como usted misma sonriéndome
a lo lejos al otro lado de la cera.
En fin, este poema también
es para usted, en voz baja,
casi en silencio.
CÉSAR CURIEL.
Poeta, novelista y fotógrafo. Tiene 6 libros publicados: Con la música en las venas (novela); El beso de la muerte (novela); Xóchitl (poemario) y Sombras que no vemos (poemario); aparte de haber sido publicado en diversas antologías nacionales como internacionales. Su poesía se ha dado a conocer en varias revistas literarias nacionales e internacionales. Sus poemas han sido traducidos en inglés, rumano, francés y sueco.
SIN TÍTULO.
Un cuerpo
un solo bostezo
y tus pies
son huella
en mi piel,
abro entonces
esa puerta tuya
me enrredo
en tus cabellos
una mano,
tan solo una mano
para besar tu forma,
tu vientre
que es un pasaje
a la vida
y la vida...
no menos que tu forma
desnuda, descansa
caminas en mis
sueños.
LUCERO MERCADO.
Socia Fundadora del Colectivo de Artistas En Voz Alta, A.C.; Socia de la Asociación Literaria Verbo Azul de Alcorcón, Madrid y Socia Fundadora de la Red de Escritores de Durango, A.C.
Incluida en diciembre 2016, en el Blog Literario de la Antología mundial de Poetas Siglo XXI.
Actualmente, Coordinadora del Festival internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer de la República Dominicana, en la ciudad de Durango, México.
Ha sido publicada en diversas antologías internacionales y en revistas culturales.
Ediciones:
«Delirios Oníricos.» Poemario editado por la Fundación Guadalupe y Pereyra; «Las quimeras del café amargo.» Novela editada por el ICED y «Luceros de mis versos» poemario, editado por la Fundación Guadalupe y Pereyra.
LA TIERRA LLORA RAÍCES.
No fui educada para ser mala persona: hacer que los demás tengan problemas por malentendidos y que el diablo disfrute de eso, no es lo mío.
Acosada por la crueldad del tiempo, los minutos son dagas que se entierran en mis neuronas, hacen que el fuego abrase las imágenes del ayer. Abismo de inmundicia rodea mi cuerpo como mi piel y traga mi aliento como vientre abierto con las entrañas en la tierra.
La ceguera me grita traer luz a mis ojos. He perdido la esperanza como ave sin alas. Mi sangre esparcida en el suelo inunda los paisajes enfermos que fenecen a causa de la contaminación, así como mis sueños que trasmutan la pesadilla que despoja la respiración.
Las horas retroceden el instante que tus uñas arraigan la piel que reviste mi cráneo. Un mechón yace como tapiz magullado.
¿Es poco el aire que queda para el día que se avecina? El humo y la niebla son parte del grito que perfora la carne y la desuella desnudando el alma en la incertidumbre. Todo está mal. Apesta a muerte.
Me lacera reconocer la misoginia de la que soy víctima. Hay algo que no me deja advertir al mundo de su protervia. Los huesos que sonríen son níveos por fuera y negros por dentro. Siento que mi historia concluye sumergida en el silencio de la putrefacción.
Por supuesto que no me considero alguien feliz. Mis primeros años de vida alcancé a respirar un fragmento de aire puro y el resto, tuve que sacudir con el tiempo el fango que se aferró a mi cuerpo. No fue fácil vivir batida en la basura.
¿Por qué el mal posee fuerza y sus pasos son firmes? ¿Por qué el bien tropieza y cae en la furia del mar sin saber flotar? La hora de terminar con esta agonía decide golpear los muros hasta que se derrumben. El polvo elogia el arribo de la muerte.
Lamento que mi cuerpo haya perdido impulso para resurgir. Las palabras hieren más que el filo de una daga. Las entrañas esparcidas en el suelo no duelen más que cuando mutilan el alma.
Y me pregunto una y otra vez:
¿Quién decidió que el mal escribiera cada renglón de mis días? Siento que mi rumbo es inexplicable como el de mi madre tierra. Las raíces lloran y se aferran a utopías que desencadenan dolor.
La tarde que decidiste exhibir el demonio que reside en ti, inunda de sangre mis manos. Y es, justamente, en ese instante que me pregunto: ¿dónde está Dios?
Y la respuesta viene a mí cuando el silencio, la soledad, el aire escaso y la oscuridad hacen que no se manifieste: nunca vendrá.
Desafortunadamente, vivir con el alma lacerada desde la infancia, es tratar de caminar con la mirada al frente, sin apretar los dientes, sin lágrimas y sin oscilar.
Mi alma moribunda intentó sanarse con un ángel cuyo interior, guardaba un demonio. Es fácil que su engaño lo trasmute como mi nodriza y me alimente con el arsénico que destila su lengua.
Intento desaparecer la efigie que magulla mi existencia.
Las letras que cincelé en el viento fue con tinta infalible que emite el grito de la esperanza. La luz no se ha extinguido. La justicia es la raíz que da vida a los desamparados.
La tierra llora raíces para renacer en la quimera del edén.
No habrá más piel con sangre seca, uñas desgarradas y cabellos intrincados en la habitación, ni tímpanos inflamados. Las manos ya no sudaran el frío que asfixia la carne y somete las venas.
Tal vez, acepte el contexto de alcanzar el sosiego con la muerte de la mano o el delirio como aliado. Las pesadillas que atormentan cada segundo incitan a preferir la primera idea.
El amanecer se opone a llegar. Son las seis de la mañana y el sol ha tomado otro sendero. Los minutos avanzan y el día se ha extraviado… ¿Para quién florecerá el alba? Estoy esperando ver la luz del sol, pero este se niega a salir. La penumbra es la única que me acompaña. El silencio acapara mi alrededor.
He perdido la sensibilidad de mis pasos. Ignoro si estoy caminando o solo creo que lo estoy haciendo. Es como un sueño de esos que no se pueden describir. Las oraciones ya no me sirven. Son un montón de palabras que recito y que solo me quitan el aliento.
Los párpados permanecen cerrados por más tiempo. Solo logran abrirse por unos segundos. No hay más que ver. El frío endurece mi carne. La tierra se bebe mi sangre.
En el fondo de la habitación, una sombra se aleja cerrando de golpe la puerta y con ella, la página que yace en mi pecho sediento del verso prometido que nunca otorgó el respiro, ni tampoco fue capaz de terminar el llanto que hoy, devasta mi tierra.
MARCELA QUIÑONES
Psicóloga de profesión, realizó la Maestría en Ciencias y Humanidades con terminación en Filosofía, por la Universidad Juárez del Estado de Durango, colaboró en la antología poética Corazones con esperanza, con fines humanitarios, en el 2010; ha publicado poesía y textos cortos en la revista CantaLetras, de la Fundación Cultural Amaya, A.C., Participó en el evento en línea de historias y de mujeres, por parte de Editorial UJED en marzo de 2022.
SIN TÍTULO
Ella decía “yo no tengo la fuerza del huracán, que llega y desgaja, que sigue adelante sin importar el obstáculo; yo tengo, más bien, la fuerza de una peña en el mar, que soporta el choque del agua sin resquebrajarse”.
Pasó casi toda la vida tratando de mantenerse de pie mientras otros trataban de labrarla, muchas personas dejaron su impronta, y no gentilmente.
Se aburrió, se dolió y sintió culpa de no haber sido nunca su propio artesano.
Así que un día tomó unos cuantos materiales, que parecían no tener lugar sino dentro de la basura, y empezó a formar una figura.
No fue un proceso suave, metódico, fue una irrupción salvaje de vida interior, que se le escapó por la piel cuarteada.
Fue formada y remodelada por el proceso, cada curva y cada ángulo, cada capa, cada color, le mostraron quién era ella.
HIJAS DE EVA
Mi madre, Eva, me habla en el murmullo de animales y cosas, cuando mis pies están en la Tierra y la Luna me mira sostenida por alas de mariposas nocturnas; me dice que no crea en las antiguas letras, que nunca hemos sido una costilla, que no fuimos producidas por el sueño de un hombre, sino que somos del mismo barro.
Mi madre Eva dice que no valió la pena pasar desapercibida y pequeña, agachar la cabeza, guardar el rayo de Luna bajo la falda; de cualquier manera, fue culpada de los males del mundo, convirtiendo el deseo de libertad en pecado, en acción antinatural.
Las caricias de Selene dicen que no, no soy un elemento accesorio del mundo, ni la “ayuda idónea”; soy quien soy en mí misma, con mis propias ideas y horizontes, mi mundo no puede ser definido con la letra de otro.
Las mariposas nocturnas se posan en mis sienes y me traen las palabras que me cuentan el lado oculto de las viejas historias. Poco a poco, debajo de los mitos viriles, surgen esas hijas olvidadas de Eva, las despreciadas, las perseguidas, las que siguen gritando su nombre, ahora escuchado.
Ellas forman sendero, para que nosotras, nuevas hijas de Eva, caminemos, caminemos.
A TIEMPO
Ya va siendo hora
de que deje de ser quien he sido,
de que caiga la ropa
y no intentar vestir camisa de once varas;
de comprender que no es el rencor ni el olvido
lo que me mantendrá viva.
Es la vida llamando a la vida;
alimentarse del recuerdo
y respirar el futuro de cara a la ventana.
Es el tiempo
de no dejar que el dolor me dirija;
el ayer es parte de mis cimientos,
pero no será arquitecto de mi casa.
Es el momento justo
de guardar la cobardía y el “qué dirán”.
Soy tan de carne como todos
y, como todos, yerro.
Ya va siendo tiempo
de que las lágrimas no sean agua
que se derrama en la pendiente,
sino que corra y susurre
por los canales de mi huerto
y vuelva posibilidad el florecer
de una nueva primavera.
JOSÉ HUMBERTO LÓPEZ MEDRANO.
RECONOCIMIENTOS.
DURANGO:
-Primer lugar en el Concurso Estatal de Composición de Coros Escolares.
-Primer lugar estatal en poesía.
-Primer lugar estatal en cuento.
-Primer lugar estatal en oratoria.
-Segundo lugar estatal en poesía, con motivo de los símbolos patrios.
-Segundo lugar estatal, en el concurso del Decálogo del Profesionista Duranguense.
CHIHUAHUA:
-Segundo lugar nacional en prosa poética.
-Primer lugar en el Concurso Estatal de Calaveras.
MUJER
Mujer de tierra y miel, desde una esquina del mundo, bebes sin querer, el quejumbroso acento del Big Ben de una tragedia. Ésa que tan diáfanamente se oye, pero que no se escucha. La que a través de cauces subrepticios y perversos, desolla sin piedad la vida. Por ello, desde un ayer no tan lejano, la existencia germina con vocación de tallo sin corola y bajo lunas y soles opacos, diferentes. Te has percatado, mujer, que el aire del ave se envenena, que se pudre el agua del pez y que la tierra de todos languidece. Porque como nunca antes, ha desandado la virtud su senda, con un tufo de complicidad, dinero y muerte. Por eso entiendo, mujer, que como Penélope zurzas noche tras noche el corazón y como la pleamar frente a la playa, sientas la soledad a quemarropa. Y más aún, cuando en cada rincón de cada casa, de cada país y cada continente, por la polución ésa del alma, palidecen en su mar de cicatrices, los colores del amor y la bondad humanas. Con el horizonte herido, con un mundo sin puertas ni ventanas y ante una masa amorfa, indiferente...te adivino, mujer, con una lágrima en suspenso, bajo el umbral de la orfandad y una sinfonía de sinsabores. Porque éste puede ser-tal vez te lo digas-el último rescoldo de la vida y a la sombra de la desgracia que repta-quizás insistas-podría ser que no escuchen la voz del oráculo que advierte, que en la orilla de esta hora, La Tierra en pedazos se pronuncia y clama. Pero mujer, ¿no eres acaso una Juana de Arco sin fronteras, que al blandir su espada de luz a todos obnubila? No sucumbas ahora. ¿Acaso no eres tú, quien ha pergeñado y sostenido al mundo, desde el principio de los tiempos ? La alegría de tu corazón-suma de universos-y el núcleo inadvertido de tu alma, son un puño de fuego que abate los goznes añosos de cualquier puerta milenaria. Entonces...ve pues y desmenuza el ahora, que viste de un gris prosaico y trócalo en un luminoso mediodía. A pesar de que éste pudiera ser el último día, ve pues, mujer, con la soberbia amorosa de un relámpago, a pintar el mundo con tu voz, que es una pincelada de amor y de esperanza. Mañana, cuando amaine la tormenta, nuestros ojos podrán ver, quizás, gracias a ti, la luz de una nueva aurora. Sí... gracias a ti, mujer de tierra y miel. Mujer universal de herencia redentora.
JULIO CÉSAR FÉLIX
o Estudió Letras Hispánicas en la UNAM.
o Becario del PECDA en Coahuila (2018-2019), en la categoría de creadores con trayectoria, en el área de poesía.
o Ganador de la convocatoria Arte Resiliente (2020) con su proyecto Todavía hay un mar por cruzar para que yo invente mis pulmones (plaquette de poesía).
o Editor y director de la revista de literatura y crítica cultural Acequias de la Universidad Iberoamericana Torreón (2006-2015).
o Miembro correspondiente del Seminario de Cultura Mexicana; y de la Red Internacional de Editores y Proyectos Independientes (RIEPA).
o Becario en el Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) de Baja California Sur, en la categoría de creadores con trayectoria (2013), y en la de jóvenes creadores (2002), ambas en el área de poesía. Actualmente imparte cursos y talleres literarios en distintos centros culturales de Torreón y de Saltillo; coordina el Taller de Poesía “Yo, es otro”, en el Teatro Nazas; y el taller de escritura creativa “Florecemos desde la sangre”, en la ciudad de Durango.
o Cuenta con diversas publicaciones (libros, plaquette, antologías, entre otros).
Experiencia como jurado de premios nacionales e internacionales de Poesía
o -Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín (2010).
o Convoca INBA y el Conarte (Nuevo León).
o
o -Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura (2016).
o Convoca el Instituto de Arte y Cultura de Mazatlán. (Sinaloa).
o
o -Premio Internacional de Poesía en Lengua Española “Manuel Acuña” (2020).
o Convoca la Secretaría de Cultura de Coahuila. (Coahuila).
NINFAS
(Fragmento del libro Desierto blues)
I
A MI LAS NINFAS SE ME APARECEN
desde que un ángel tocó su laúd
a mis oídos:
era una tarde lánguida
con aromas de naufragio
ellas se acariciaban los senos
con la mirada fuera de órbita
su sexo olor a frutas y azúcar… y miel
entonces desperté
con la tinta derramada sobre
las páginas inmaculadas
iniciando este viaje fantasverbal:
práctica mágica,
experimento de identidades,
de otredades, así comenzó todo.
II
CHARLES, EL DE “LAS TINIEBLAS VERDES
en las tardes húmedas del verano”
decía que demonios se agitaban
en torno a él,
aquí no sólo hay demonios,
hay ninfas que se expanden
como delicados aromas cósmicos
y penetran con sus alas los ojos
que las aguardan
irradian luz
memoria exacta de susurros
y de ausencias.
III.
DENTRO DE ESTAS ATMÓSFERAS
- de contemplación, de ensueño,
de ira, de visiones-
se difunden y confunden en la mañana
- intrépidas-
con anuncios coloridos
de “el ser ahí”
el “aquí y el ahora”
en imágenes cristalinas
ninfas, polimórficas
a veces todo el día
todos los días
aparecen en silencio
otros días hablan hasta por las azoteas
siempre transformándose.
IV. SÍLFIDES
LAS HUESTES ALTIVAS
de este imaginario mítico
emergen de los mares californios
de mis nostalgias
cabalgan noche a noche
sobre los senderos infernales
de la vulgaridad
y ese oscuro deseo
por lo mundano.
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