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Textos Grito de Mujer 2023 Guanajuato


 

Una vieja Canción

 

 

La tierra bebiendo sangre reclama ya su tributo.

Sangre de nuestras venas, de nuestros úteros secos.

De tantos hijos paridos.

Con un burro viejo hicimos labranza, la escarda con un azadón,

Miramos al cielo con una esperanza, las nubes se fueron como

maldición.

Hombro con hombro, recogen a sus hijos muertos,

de tumbas blanditas encontradas en los campos.

¡Ahí dónde los dejaron!

Nuestros hijos lloran dejándonos sordas, del hambre que tienen,

Tortillas resecas no son suficientes, maldita miseria,

la de mi región.

 

La tierra bebiendo sangre reclama ya su tributo. 

Los surcos abiertos; mi vientre vacío.

Los brazos que ayer te cargaban, cansados se encuentran

De tanto buscar.

Trapos viejos, huesos grises,

ahogados mis ojos en llanto están.

¡Mirando bien lejos, te quiero encontrar!

Junto a tu cuerpo yacen los sueños que ya tenías,

la esperanza tu sangre se la bebió.

¡La tierra bebiendo sangre y mi vida también!

 

Efímera

 

 

 

 

“Pensamiento de un Alma”

 

 

¿A dónde vas pedazo de carne necia?

¿A dónde vas?

¿Por qué no te esperas a que te hable yo,

y te diga que te extraño y te quiero a rabiar?

Ven, te quiero mostrar la figura delante de la nada.

Allí donde se funden las almas, más allá del pecado de la carne.

Allí donde la paloma se detiene en la mano, allí donde suspiran los amados.

¿Dónde se encuentran los ojos que nadie ha besado con devoción?

Rayando casi en lo sagrado, allí estoy yo.

Ven que aquí te estoy esperando.

 

 

 

 

 

Ma. Beatriz Mares Páez.

 

 

 

A la madre tierra

 

 

Forjada con el mismo barro, madre por naturaleza

voz que fluye libre en los ríos y valles, sin frontera

tus cinco sentidos resonando con plena certeza

fértil y ufana, noble empresa a tu estirpe abandera.

 

Tus manos ajadas transforman al igual que tu vientre

el fruto del campo cuya fe en la humanidad reconoce

templada por los siglos sin que el desaliento te encuentre

la entereza de un corazón indomable, toda brida desconoce.

 

Amparada por la aurora, forjas un entorno de esperanza

transita al ocaso de la tarde, el esfuerzo vigoriza tu alma

la energía del planeta deposita en ti, íntegra su confianza

descubre templanza en tu mirada, como un mar en calma.

 

Perenne al tiempo, libre como el viento, espíritu impetuoso

sin importar la dureza del camino que transitas por tu causa

pisas firme al caminar, frente en alto, andar siempre garboso

sin otorgar tregua a la injusticia, avanzas sin hacer pausa.

 

Brota de tus venas la impetuosa pasión por tus raíces

diversidad de paisajes forjados en el crisol de la tierra

cual ave fénix, resurge en ti sin blandir sus cicatrices

deseas preservar, loable afán al que tu esencia se aferra.

 

Enarbola tu actuar, certidumbre noblemente esgrimida

argumentos de conciencia, crean esa universal legión

ante la cruel desigualdad, descuido de una raza dormida

justa histórica, venciendo la adversidad de nuestra civilización.

 

Flora y fauna, al temple de tu paso cada día te agradecen

en tu regazo nace con aplomo, el instinto natural de florecer

los cuatro elementos, en adición de tu ánimo se fortalecen

una palabra, humildemente te define, naturalmente, mujer.

 

 

Carlos Maldonado

 

MADRE DE LA TIERRA

Cada mujer a lo largo de la historia se le ha dicho que hacer, cómo vivir y cuando quedarse callada, pero al igual que una persona quiso imponer eso hubo una mujer que se opuso y decidió por sí misma qué decir, cómo vivir y porque sacrificar su vida por un bien mayor

Es inimaginable e inhumano la cantidad de mujeres que han dado la otra mejilla por defender a sus hermanas, sus tierras, sus ideales y principios, pero, sobre todo, defender lo que se debe defender, exacto la vida misma.

Que pareciera que valentía es su segundo nombre y su apellido es sin miedo, protegiendo lo que es correcto sin miedo como si la muerte fuera su amiga de la infancia.

Muchos medios de comunicación nos hacen pensar que con cada lamentable tragedia que llega a pasar, tumban esa defensa, pero están equivocados, cada amiga, cada mamá, cada tía, abuela, hermana, cada mujer es una semilla que se convertirá en un árbol, es una flor que nunca se marchitara, es una estrella más que nos iluminará y guiará en cada noche.

Esas mujeres que han alzado la voz para defenderse, para defender a quienes quieren silenciar su voz y que decidieron quitarle la vida para desaparecer su huella. A ti hermana, amiga que perdiste a una ser amada por defender y sufriste su pérdida, les tengo que decir algo, siguen en nuestros corazones y su huella nadie la quitará, todos vemos su huella en un camino lleno de ellas que nos guían en nuestros ideales, en nuestras convicciones y sobre todo en que nada ha sido, ni será en vano.

La naturaleza nos ama y podemos coexistir con ella, sin ella nosotros como humanos no hubiéramos llegado hasta donde estamos. Muchas personas solo ven el lado monetario quitándole el alma como ser que tiene nuestra madre naturaleza. Año con año esto nos ha ido afectando en lo espiritual como en nuestra salud y poniendo en peligro nuestra propia existencia solo por querer ganar unos pesos de más.

Hoy en día mujeres como  Paulina Gómez, Grisel Pérez, Ana Luisa y muchas mujeres, han dado su tiempo, sus recursos e inclusive su vida por las tierras donde habita la madre naturaleza que en algún momento nos cobijó, nos dio de comer y nos permitió admirar y gracias a muchas mujeres hay lugares que han defendido a capa y espada y podemos admirar una vez más a la madre naturaleza junto a su estrella y disfrutar de ese bello atardecer, sabiendo que están tocando nuestro corazón para darles la noticia de que nada fue en vano y que puede descansar en paz.

Esta carta es con mucho amor y para todas ustedes.

Crackalaka Uxum

HIJAS DE GEA

 

Defensoras de Gaia, mujeres sin igual

ellas las que levantan la voz,

las que utilizan sus conocimientos

y recursos en pro de un planeta mejor.

Mujeres calificadas de locas, intensas,

exageradas, rebeldes, inadaptadas;

muchas veces por su condición,

maltratadas, violentadas, asesinadas.

Ellas constructoras de utopías;

visionarias, incansables, juzgadas, señaladas, denigradas; 

guerreras… ¡sí! luchando por la paz; por una libertad real.

Diosas míticas disfrazadas de amas de casa,

de abogadas, de estudiantes, de científicas,

de activistas, de ambientalistas, de rescatistas;

mujeres ejemplares que inspiran.

Son muy pocas las que se atreven a deambular por esta vida

y defender lo natural,

son muy pocas las que logran mantener la conexión,

las convencidas de que el aire, el agua, el suelo; son regalos que Gea nos da,

que garantizar el derecho a un medio ambiente sano, es una prioridad.

Hijas de Gea, dulces frutos de la Pachamama;

átomos consientes de ser uno con esta creación perfecta,

¡guerreras de Gaia que su lucha no tenga tregua!

hasta que todos comprendamos que debemos

estar en armónica sincronía con LA MADRE TIERRA.

 

 DENYS JUÁREZ LAINA

 

 

Madre de la Tierra…

 

Como todas las mañanas me levando al cantar del gallo, dispuesta a ir al riachuelo a lavar mi huipil favorito, mi única compañía son esos verdines cantando en la punta del árbol, todo va de maravilla hasta que a lo lejos me gritan “Carmelina no entiendes que no debes lavar tus trapos viejos” mi madre y sus viejas creencias que nosotras las mujeres indígenas no tenemos derecho a soñar y querer vernos hermosas.

 

Pues si soy esa indígena que sueña con ser una mujer defensora de las mías que se cansó de ser humillada, despreciada por mi tono de piel, y sobre todo me canse de que los seres humanos no crean en nosotras, esas mujeres con raíces y aspiraciones.

 

Quiero que me vean y me recuerden, por ser una mujer bella con mis dos trenzas, pero mas bella por dentro, esa mujer que ama la tierra su mundo y sobre todo quiero sentirme orgullosa de ser una defensora de esas mujeres que en algún momento fueron violadas por su propia sangre, si esa indígena soy yo CARMELINA.

 

Edita Urbina Vázquez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con ellas, soy…

 

Gracias, por tu frase al finalizar aquella reunión: ¡cuando menos lo pienses estarás escribiendo!  Heme aquí.

Orgullosa de mis ancestros femeninos donde la grandeza que las caracteriza, pareciera hacer acto de presencia desde su nacimiento, linaje poderoso, sabio, resiliente que dieron paso a mi existir en este mundo, mujeres de gran carácter, valentía y sí, que fueron amantes de la tierra, de su cuidado, de lo que proveía, tenían manos mágicas porque semilla o planta que en la tierra ponían cobraba vida, alquimia con las plantas para curar los males físicos y del alma, del alma…

Algunas de ellas aún me acompañan en mi andar.

Pero en este romanticismo expreso existieron batallas que silenciosamente cada una de ellas libró, pero, que no era bien visto manifestar, cuando tuvieron que aprisionar su sentir, su pensar, sobrellevar la cotidianeidad en el desacuerdo del trato indigno que fue soportado con la esperanza de que sus dignas descendientes no tuviesen que aprender de esa manera tan amarga a exigir lo que por humanidad les pertenecía.

Anécdotas que se escuchan por voz de otros hacen que hoy sienta que amo, honro, respeto y valoro cada uno de sus pasos en este breve capítulo llamado vida, decido atesorar su conocimiento, su experiencia, su fortaleza y su memoria; y así multiplicar en mis descendientes el amor propio y a la madre Tierra para transformarla en una sinergia hermosa que se multiplique a maravillosas mujeres que tienen ya en su historia y las que nos faltan por conocer.

Hoy estoy rodeada de muchas mujeres, grandes líderes en esta sociedad, profesionales, trabajadoras, jefas de familia, vastas en diversidad, conocimientos, pero que sin duda son un agente de cambio en sus círculos familiares y cercanos.

Seguimos enfrentándonos a retos en esta sociedad demandante, donde la relación con la tierra que está bajo nuestros pies pierde relevancia pues el ser entero está ocupado en que las metas autoimpuestas sean realizadas con éxito, el contacto con las maravillas que nos provee la naturaleza a veces se limita a una decoración de escritorio.

Y en ese tenor me siento sumamente orgullosa y honrada por formar parte de este poderoso linaje, porque aun las que ya no están, son mis y raíces forman parte de mi ser ya que fueron, las que andamos juntas, son, y las que se avistan en mi futuro serán.

Nos amó.

 

Elizabeth García Ruiz

                    

                                  “Me quedé con las ALAS MOCHAS”

 

La tierra significa el suelo y las ALAS, significan la educación, esfuerzo y dedicación

DEBEMOS aprender a cultivar la educación. PORQUE el conocimiento es vital para el Ser humano. Tal vez, puedas tener creencias equivocadas como, salir es malo, mejor me quedo en mi casa, pero mira.

LA CONSTITUCION política de los estados unidos mexicanos establece, Art. 3ro. Toda persona tiene derecho a la educación. El Estado, federación, estados y municipios la garantizarán. La educación superior proporcionará, medios para las personas que cumplan con los requisitos, dispuestos por las instituciones públicas. Sin embargo.

HAY JÓVENES, que se pierden, Por visiones que hay sobre la condición femenina, hasta por ráfagas de migrar al sueño americano.

TESTIMONIO. En una, comunidad del suroeste del Estado de Guanajuato. Allí termine el video bachillerato. En mi tierra, se instaló una maquila, yo iba, era jovencita de 18 años, en plena flor de mi edad y el encargado, no nos pagaba cada semana,  sino hasta después del mes. Ya no fui, porque quería ser doctora.

Mi tierra, decía un doctor muy antiguo de salubridad, que era pueblo fantasma,  porque lo que se veía, eran piedras  grandotas. Mi padre  sembraba frijol, garbanzo y maíz. Mi madre le dijo a una persona que paso por este lugar... que solo conocíamos a la maestra N. Que yo sabía tocar saxofón, porque allí, esa herencia dejaron los agustinos.

(La voz de la madre se escuchaba de tono lastimero, sonaba como llorando pero no salían lágrimas, esa voz dolía). Mi piso era tierra, mi pasatiempo el punto de cruz. Me quede en blanco por falta de recursos económicos, no supe que hacer. Quede con las alas mochas.

Pasado el tiempo tal vez estaré muerta, casada llena de hijos, no lo sé, quizás repitiendo la historia de mi madre, haciendo tortillas de maíz.

HABRA QUIEN PIENSE. Que cultivar la educación no es importante porque dirige o es dueño de empresas. Pero no se da cuenta que la educación en los lugares apartados solo llega a nivel básico y  veces sí alguno estudia carrera, se da  esporádicamente.             

YO LOS INVITO. A concientizar lo que significa la educación de las mujeres: En el hogar,  vecindario y comunidad, enseñemos hábito de lectura, para que, con educación haya tierra firme de águilas.

 

Elvia Flores .

 

Ejemplo de ti.

 

Quisiste defender a la madre tierra, levantando tu puño, tu voz, tu corazón.

Encontraste espinas, encontraste piedras.

Todo lo que había…

Todo lo que fue…

Todo lo que pasó…

Las heridas quedaron grabadas por todo tu cuerpo. En tus manos, en tus piernas, en tus caderas, en tus senos, en tus ojos. Todo el horror quedó tatuado en ti.

La tierra perece, se vuelve árida. La madre tierra que tanto proteges, cada día va sucumbiendo a cenizas.

Y te preguntas ¿por qué?

¿Por qué puede más la ambición de unos cuantos? ¿Por qué es tan poderosa su sed de poder?

Derramas lágrimas de impotencia al saber que no les importa destruir todo a su alrededor. Son asesinos protegidos, a la vista de todos, van y vienen sin castigo, sin pudor.

El dolor corre por tus venas, y piensas en no levantarte más, pero ves los ojos de las pequeñas niñas, de las otras mujeres, que no dejan de observarte, que ven un ejemplo en ti.

Entonces recuerdas que por esas mismas venas también corre la sangre. Sangre de mujer fuerte y valiente, que lucha, y peleará por siempre, aún con tu cuerpo roto; tu voluntad es inquebrantable.

Mujer que no sabe rendirse. Porque su batalla es justa, porque es por todos y no sólo por ella misma. Por amor, por vida.

Y las demás te vemos, otras estamos contigo, esta guerra ya no es sólo tuya. Te levantaste primero, ahora todas GRITAMOS JUNTAS.

Has sido un ejemplo de valor, de fuerza, de corazón.

Seguimos tus pasos, de cerca, de lejos. Pisamos en tus huellas, hacemos nuevas. El camino continúa.

 

Estrella Guadalupe Torres Hernández

 

DEFENSORAS

 

Honremos a las mujeres que dieron su vida por el futuro de la tierra.

Vala más sufrir una injusticia, que cumplir una.

A las mujeres que defendieron la naturaleza.

Que no se quedaron calladas. Alzaron la voz en nombre de la Tierra.

¡Guerreras! Que aman a la madre tierra.

Qué hicieron lo posible para que las escucharán.

Que pensaron en el bienestar de la naturaleza antes que el suyo.

Que dedican sus esfuerzos para construir un planeta más verde. Ellas que vieron como el ser humano está acabando la naturaleza y que quieren encontrar la forma de evitarlo. Así tener un futuro más limpio y verde.

A las que dieron su vida por defender la naturaleza.

Han sufrido maltrato e incluso han perdido la vida por defender la madre Tierra.

La fuerza de una mujer se mide por sus actos.

Construyen el mañana.

Que no descansarán hasta ver que la tierra está totalmente sana.

Recordaremos todo lo que han hecho por lo que hacen y harán a las mujeres.

Brillan entre todas las personas.

No les importan las críticas, burlas y amenazas, ellas siguen adelante.

Demos gracias a ellas por defender la madre Tierra.

 

 

Guadalupe García Ruiz

 

 

 

 

 

 

TIERRA MADRE

 

Si, tú. Manos agrietadas, cara marchita, tú, sonrisa escondida entre el sello de tus labios que guardan el aliento bajo el fuerte sol.

Tú persona indomable de rodillas al suelo, de sed en el alma insatisfecha por la furia de quien manda, de espalda rota por el peso de la necesidad y de mirada baja por el pie de quien, en su mente superior, te agacha aun siendo lo peor.

Tú mujer constante, entregada, paciente al paso de los días, amante del cuidado y de la delicadeza, a ti las gracias por no hurtar a la tierra, por no despojar, por no abusar, a ti por dar las gracias al pedir, a ti mujer mi respeto y admiración porque la tierra no es vientre para ultrajar, no es saco para meter mano.

Mujer que luchas por lo propio, y lo no propio, levanta la voz que hoy el viento sopla sin límite, hoy tus lamentos llegan a los tímpanos más calcificados, hoy retumba el eco de tus peticiones, hoy es el momento de labrar la conquista del derecho de ser mujer, de ser tierra fértil, de ser madre de la tierra.

Gracias mujer campesina porque en tus manos demuestras el esfuerzo y la dedicación de tu entrega por hacer brotar de vida tu alrededor, porque no suficiente con brindar a este mundo infame la cosecha de tu vientre, contagias a la tierra en la que te postras tus pies para ser tan fértil como el mismo centro de tu humanidad.

Tú mujer, rayo de esperanza, tan distante del estruendo, abuso, sometimiento y desatención del sexo viril, tú, luz de paz y de calma; toma, nutre, riega, cosecha esta tierra que sabe lo que es ser madre, esta tierra que en su ennegrecida constitución esconde la vida, los nutrientes, la esperanza para la gente, tu gente, que de no ser por tu naturaleza reproductiva se acabaría en un cúmulo de arrebatos, que de no ser por ti moriría de hambre, que de no ser por ti y de tus cálidas manos, caería en la desdicha de alimentarse de la nada, de lo extraño, de lo incomible, de lo putrefacto.

Recibe en tus mejillas la suave caricia del polvo, el viento y el sol, que agradecen la fuerza de tus manos y el sudor del corazón por tomar sin arrebatar y por sembrar sin imponer.

Mujer y campo, amor y esperanza, paz y dicha, a ti las gracias por ser, por estar y por defender, a ti madre y tierra, Tierra madre.

 

Jorge Alberto Lara Moreno

 

 

 

¡Viva “Pedro” Petra Herrera!

 

Petra nació en San Pedro

de las Colonias, Coahuila;

y como piedra fue dura,

era también de hierro,

batalló de pueblo en pueblo

por el ideal de Madero,

con su nombre de soldado,

desde el cerro de la Silla

hasta Torreón y Coahuila,

en las filas de Pancho Villa.

 

Luchó en la Revolución,

no pudo ser generala,

no se lo concedió el caudillo,

pero si fue coronela

por su participación

en la toma de Torreón.

 

Murió como un valiente

con tres balas en el pecho

más ha caído en el olvido

POR SER MUJER EN SU TIERRA

y su cuerpo fue enterrado

sin concederle la gloria

de que escribieran su nombre

en las páginas de la historia.

 

¡Que viva Petra Herrera!

¡que mueran los porfiristas!

gran mujer, de buena madera,

luchadora muy bragada

por los ideales maderistas

 

 

 

Josué Fernando

 

 

 

CREACIONES DE LA TIERRA

 

He soñado tus manos…

como si fueran las manos

de la que todo lo puede

de la que siempre lucha,

de la que no se vence.

 

He soñado tus ojos

con el fuego de la leña verde

y tus pies descalzos

pisando muy fuerte…

 

Indita de la piel canela,

de la voz ardiente;

cantas segando caminos,

lloras derramando mieles…

como la hormiga, como la abeja

y tu llanto corre como los ríos

con la fuerza que forma corrientes.

 

He soñado un vientre fecundo

formando millones de seres

hechos con el barro puro

de la tierra fecundada

con semillas de valores

 

Hagamos entonces un pueblo

donde reine la paz sobre la guerra

y descienda sobre este

el espíritu que las mujeres desean.

 

Que en su esencia no haya más maltrato,

ni haya poder ni gobierno

entre la debilidad y la fuerza.

 

Infundámosle el respeto a su sangre y a su tierra…

que el amor que reciban en el parto

sea el amor que en su alma permanezca.

 

Laura Otilia.

La Tierra

 

La Tierra…

Esta tierra donde pertenezco sabe mi historia,

sabe cuánta sangre y cuántos gritos hay enterrados,

ríos de lágrimas de mártires masacrados,

almas en pena buscando la gloria.

 

Oigo los gritos que retumban en mi mente,

ecos de corazones de sangre caliente

y acaso se mantienen vivos en la memoria

de los que solo rezan y lloran.

 

Y unas cuantas elegidas…

vomitadas de las profundas entrañas de la tierra,

reencarnadas del dolor…

van pronunciando gritos de guerra.

 

 

Laura Otilia.

 

 

 

 

 

 

VOCES

 

¿Qué sería de mí, de nosotros?

Sin esas voces…

tan universales, tan diversas,

tan llenas de contrastes.

 

Con el sonido del viento,

con el color de la tierra,

con el calor del aposento

dónde nació mi bandera.

 

La bandera de la libertad,

de los esperados derechos,

de la paz sobre la guerra

 

¿Qué sería de mí, de nosotros?

Cuando debajo del yugo

nos acallará el silencio,

cuando con los pies descalzos

huyéramos del poderío

de aquellos que rechazan los valores

del amor y del respeto.

 

Hay voces que con las letras

se hacen entender del mundo,

tocan y se abren las puertas…

 

Pero hay voces…

que se hacen entender con señas;

las voces de todas “ellas”,

las mujeres que en el campo

luchan para defender

¡su integridad y su tierra!

 

 

Laura Otilia

Sueño

 

Soñé una voz cálida

               que por un largo tiempo

cantaba una antigua melodía

“Llegara el día que viajes hasta ser semilla, conocerás de la tierra, del agua y la sequía. Te brotaran capullos y serás un fruto. Se pudrirá tu piel y dejaras el mundo. Pero en todo momento te acogerá la Madre Tierra”

 

                              Lou lou de la Parra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TRANSFORMANDO

 

Todo comenzó en los ochenta cuando empecé mi carrera como docente en una comunidad rural en una escuelita con muchas carencias, pero no sólo en recursos materiales o construcción de la escuela si no en alumnos.

Al llegar fue una emoción muy grande con una visión muy profunda ideales, metas, una muy clara, pues cuando me di cuenta del papel que iba a desempeñar como directora, maestra e intendente todo a la vez, pero aún así me parecía maravilloso yo sería quién daría inicio a todo, pero también sentía la responsabilidad en mis hombros.

Al llegar el lunes y verme yo sola pues nadie llegaba, salí a los alrededores para presentarme e invitar a sus hijos a la escuela, la mayoría me dijo que los hombres se iban a trabajar con sus papás a la obra o al sembradío y las mujeres se ocupaban en hacer las labores del hogar.

Al no tener éxito iba de regreso a la escuela cuando a lo lejos miré tres personas fuera del plantel me di prisa para llegar saludé al principio se mostraban interesados en que sus hijos asistieran, pero sin dudar me externaron, que eso no servía para nada que además la mujer más grande en el caso la abuela ella les enseñaba cómo trabajar en el campo y en la casa para ser una buena esposa y madre y yo perdía mi tiempo.

Por unos días dudé y es que las mujeres y niñas eran sabias, sabían sembrar, cuidar que tiempo estaba lista la cosecha, para la pizca, ordeñar, cuidar, alimentar sus animales, sabían cuáles podían comer, parecía que se las arreglaban bien, sin saber leer, escribir, cosas que para mí parecían básicas.

Tomé una determinación, debía unirme a su comunidad para poder hacer algo así aprendí de la convivencia costumbres, creencias, así como el uso de algunas plantas, comidas y bebidas de su pueblo sus tradiciones y costumbres todo esto me lo mostraron con alegría, bondad y un poco de duda pero poco a poco quienes empezaron acudir aprendieron a leer, escribir  y eso otorga un poder que no es tangible sin embargo eran sabedoras que algo había cambiado en su persona, con el tiempo fue creciendo la escuelita y aunque yo cambie de lugar me sentí plena contenta por mi labor pues aprendimos juntos

Para mi fue un orgullo aprender con el grupo porque el proceso fue a través de la empatía y la necesidad del aprendizaje mutuo, donde sin manifestarlo ambas partes ganamos.

 

 

Ma. del Carmen Ruiz Urquieta

 

MIS RECUERDOS

Fuimos 8 mujeres y el más pequeño ¡un hombre! Así que desde pequeñas en cuanto demostrábamos fuerza ¡podíamos y debíamos ayudar!

Recuerdo que con 8 años sabía ya moler en un metate, echar tortillas, poner frijoles, hacer chile de molcajete, ir sembrando descalza en la tierra, mi mamá ponía el ejemplo de fortaleza pues ella llevaba la yunta,  yo colocaba el frijol en los surcos y cuando crecía ir desquelitando en aquel sembradío, yo me divertía cuando me enviaban a dar de comer a todos los animales,  me gustaba montar las yeguas, los burros, los caballos “a pelo” aunque me tumbaran.

Nuestra vida fue muy austera y se movía en las temporadas que la tierra dictaba:

En tiempo de lluvia era temporal con granizo, había que cuidar lo sembrado, estando trabajando en el campo a veces nos tocaba el aguacero, no había donde refugiarse, sólo la sombra de un pirul o huizache, me escondía dentro de un “mono” (era un puño de rastrojo parado que servía como alimento para los animales) ahí nos quedábamos hasta que pasaba la tormenta o nos íbamos a la “tierra de la palma” otro pedacito de tierra de mi apá que sólo tenía una palma pero servía para taparnos del agua.

Esperábamos con ansias el día 24 de junio ya que era seguro que llovía, había vallaos (que eran zanjas que se hacían en la tierra) y que se llenaban con el agua de lluvia, agua clara, fresca, nos decían que la que se bañara con esa le iba a crecer el pelo bonito, ahí nos tienes despuntándonos el cabello antes de meternos a bañar en esa zanja ¡agua helada a las 6:00 de la mañana!  Creencias al fin.

En día de muertos echábamos gordas de horno, tatemar calabazas, hacíamos mezcal de maguey, era cuando sacaban la miel de los colmenares de los moscos con eso hacíamos las velas, poníamos elotes, tunas, frijoles, sal, miel de colmena de maguey lo que la tierra, la naturaleza nos proveía, eran delicias que ansiábamos comer, ¡sólo se veían una vez al año juntas!

Para navidad nos ponían hacer cada una de las piezas, los monitos, los animalitos, todo esculpido en lodo, otra vez la madre Tierra proveía, los pintábamos con cal, quedaban de lujo, y a esperar las colaciones, cacahuates, galletas de animalitos, barrilitos.

¡Nuestras nieves! Le robábamos frijol a mi papá de “la troje” (era un cuarto donde se guardaba la cosecha)  frijol, garbanzo, trigo, miel, nos metíamos por un hoyito que le hicimos a la puerta, llevábamos el motín a la tienda para venderlo y con lo obtenido comprábamos un barrilito rojo de fresa y llenábamos un pocillo de nieve de la que caía y nos hacíamos nuestras nieves de fresa con galleta de coco, jamás he vuelto a probar nada igual.

¡Bendita inocencia! Porque cuando íbamos creciendo nos enviaban a trabajar a la ciudad, lejos de lo que conocíamos, nos traían y nos dejaban en casas con señoras que jamás habíamos visto, para apoyar en las labores del hogar, sin descanso, si acaso nos dejaban ir a misa, día y noche hasta que mi papá podía venir del rancho, para vernos.

Ahora veo todas estas experiencias de vida con otros ojos, ahora soy consciente de lo vivido, sé que mi carácter se formó a raíz de estas vivencias y dio paso a la mujer que soy ahora.

¡Soy Rosario, soy de campo, soy mujer, soy valiente, soy fuerte, soy yo!

 

 

 

Ma. del Rosario Contreras Saavedra

 

 

¿Quién te entiende madrecita?

 

Madre de la vida, madre de mi corazón,

Te venero y necesito, quien aviva mi voz,

Pide a gritos un respiro de tanto daño que te inducimos.

 

Quisiera que supieras que te sentimos,

Te percibimos con todos nuestros sentidos,

El verte en los ríos y paisajes,

El escucharte en las olas y en los truenos,

El olerte en las flores y frutos, el deleitarse de las semillas que produjiste, y sobre todo los seres vivos que abrazamos.

 

¿Quién te entiende amiga mía?

¿Quién siente como tú?

¿Quién vive como tú?

Y lo más importante,

¿Quién da vida como tú?

 

Amiga tierra, yo te pregunto con todo mi corazón,

¿Existe alguien capaz de identificarse como tú?

¡Las mujeres grito yo, gracias a ellas estamos aquí!

Es quien trabaja, lucha y grita justicia,

Es quien da vida de diferentes formas.

Es quien vive y sufre a un gran costo.

Es quien se hace presente en toda nuestra existencia.

Esas guerreras que han alzado su voz y gracias a ti y a ellas, porque sin su sentir y al vivir, no podríamos existir.

 

Manuel Alejandro Robledo Gutiérrez

Raíces Vibrantes                                                                              

Te veo en el ocaso,

en las formas de las nubes,

en las plantas que curan,

en la escucha del lenguaje de los animales y

la dureza de un pino.

 

Llegas en el vuelo de un colibrí y

el tiempo queda suspendido.

 

Mujer de vida ya no existes en el bosque.

Entre dos árboles,

sus raíces vibran.

Yace tu tumba.

 

Lagrimas salan el cielo.

Quedan heridas abiertas, que no sanan.

Se van los cuerpos de tierra,

llegan las animas de fuego.

 

Bendita raíz que te extraña,

El alma está en silencio.

No hay separación del oyente.

Que sin ti nada existe,

 no hay anillos de madera que contar.

 

 

María LozanoS

 

MUJERES PARA RECORDAR

 

 

Fuerte ,fértil bella, llena de vida y amor unas de la descripciones de tierra y mujer que defienden a los derechos humanos y protegen al medio ambiente, activistas que deben reconocerse por que han dado su vida para proteger la tierra, cuyos increíbles ejemplos de valentía perseverancia y amor a sus raíces, con un propósito de compartir, enseñar , transmitir el amor a su tierra sin saber el increíble impacto en las nuevas y futuras generaciones ,levantar de la tierra la cosecha para dar de comer a su familia ,mujeres que también tuvieron que dar el durísimo paso de abandonar su tierra ,su casa ,su trabajo ,su vida y a los suyos viajando pero cada lugar en el que estaban dejando huella, solo podemos agradecerles por luchas con su último aliento para que esto esté grabado ,por qué no importa que tan urbana sea tu vida tu cuerpo siempre dependerá de la tierra .La tierra, como mujer ,como vida ,como amor como tú vistámonos con todos los honores y de poder dejémonos vestirnos con las mejores joyas  de la tierra. ´´Plantemos nuestros árboles, los canticos que entonan las ramas y los nidos proclaman las voces de estas mujeres´´ soñemos con un mundo más natural más feliz porque soñar nos llevara a una buena tierra demostremos el orgullo a nuestra vida enorgullezcamos de la idea de que el aire que entra a nuestros pulmones valles más hermosos del planeta ,que el agua que nos de vitalidad proviene de esos hermosos ríos ,que como las mujeres que dieron su vida volviendo de nuevo a la tierra regresemos a nuestro orígenes que  nosotros igual sintamos como la vida porque cuando tu sangre regrese al mar y el polvo de tus hueso vuelva a la tierra recordaras que la tierra no te pertenece sino tu a ella que la sangre que pasa por nuestra venas se sienta como ríos que el aire que entra a nuestros pulmones traiga consigo tranquilidad  recostémonos felices en el pastos miremos alegres a la al cielo sintamos el viento moviendo los árboles. Que todo lo que hagamos nos llene de amor y júbilo.

Seamos universo, mundo, tiempo, lugar

 

Michelle Villa García

 

 

El bienestar del medio ambiente es inseparable del bien social. Algunos científicos advierten que nos quedan tres años para salvar el planeta, otros dicen que ya no hay manera de salvarlo.

Las mujeres defensoras de la tierra, el territorio y el medio ambiente son "un estorbo" para quienes tienen intereses económicos en zonas ricas en recursos naturales. Las mujeres que defienden sus tierras, su cultura y el medioambiente están siendo amenazadas, hostigadas y, en ocasiones, asesinadas por levantar su voz, por exigir respeto y dignidad. La preservación del medio ambiente es tarea de todos y todas.

Sus territorios se han convertido en bienes muy codiciados. Mientras las defensoras tratan de preservarlos, grupos armados están dispuestos a matar por ellos. Estas mujeres son verdaderas constructoras de la paz en el país, pero apenas cuentan con protección del Estado. Si no se toman medidas de manera urgente, sus vidas corren un serio peligro. Estas mujeres están en primera línea luchando contra el cambio climático, por la preservación de los ecosistemas y la protección de los derechos humanos.

Enfrentan cada día campañas de terror que buscan silenciar sus voces. Estamos ante el mayor ataque contra su identidad (despreciándolas por sus raíces étnicas), sus derechos, sus medios de vida y la seguridad de los pueblos de todo el mundo.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), señala que, aunque ya no será fácil evitar la devastación del planeta por el cambio climático, no es imposible si se toman medidas desde ahora.

Existen grupos ecológicos presididos por mujeres en diferentes estados del país que trabajan para conciliar el desarrollo económico de las comunidades locales con la protección de la biodiversidad de la región.

Rosina González se dio a conocer cuando desplegó junto con otros colegas una mega manta cuestionando a Enrique Peña Nieto por su ‘Reforma Energética’ que privilegiaba la explotación de hidrocarburos; las autoridades le imputaron cargos por más de 10 años por romper un reflector y la sociedad reaccionó en su defensa. Fue también muy conocido cuando apareció flotando en el Senado mexicano con un cartel en contra del maíz transgénico por sus repercusiones para la salud del medio ambiente y la humana.

Julia Carabias ha sido defensora de la Selva Lacandona en Chiapas. Recibió un premio en Osaka, Japón y donó 3.8 millones de pesos para la creación del Centro Latinoamericano de Capacitación para la Conservación de la Biodiversidad. Es una férrea activista por el cuidado de la naturaleza desde el enfoque del buen manejo de las comunidades y grupos originarios.

Paty Bermúdez

ACOMPÁÑAME

Acompáñame. Me cortaron las alas desde muy pequeña. Decían que no debía volar.

¿Decían?  ¿Quiénes decían?

 

No lo sé con certeza, a veces eran personas vecinas de la choza; se suponía que no había que darles de qué hablar, a veces eran gentes de muy lejos, que venían a nosotros de cuando en cuando señalando con el dedo índice lo que se debía hacer y lo que no en todo cuanto veían a nuestro alrededor, y a veces... muchas veces, gente en nuestro mismo techo; pero nunca supe quiénes eran realmente.

 

Acompáñame, porque ahora mi piel abraza y acuna la vida. No lo quiere hacer sola. Luego, te contaré cuando las pupilas de mis ojos han tenido que ser testigo de crueles desventuras y también de amables amaneceres.

 

Ven conmigo pequeña, que la aspereza de mi piel no te hará mal, solo está curtida por las rudas jornadas bajo el sol; trabajo manual que nadie nota en su valor y temporalidad. Caminemos juntas. Puedo hacerlo sola pero no quiero. Te quiero cobijar hasta con la sombra de mi presencia, para que a ti no te queme el sol y el aire no golpee tu rostro.

 

A ti te llevaré de la mano, irás del lado interno de la acera, seré tus ojos para el paso en caminos y veredas, quiero caminar junto a ti, porque eso es lo que sé hacer como mujer que dio vida.

 

En la identidad de la sangre misma, acompañémonos; que al caminar juntas pretendo que comprendas por qué lo rasposo de mis manos, lo quebrado de mis uñas con el polvo como marco de ellas, que denuncian lo que la boca calla de la lastimosa lid de cada día.

 

Protegeré tus alas, que son mías tuyas, en el ahora de tu asomo a la vida pequeña mía. Nadie osará tocarlas en el merecido Don que lo divino regala.

 

Veámonos la una a la otra de frente, que en mi mirada te daré asomo a lo infinito de mi corazón, de mis pesadas cargas, de mi piadoso perdón al universo por lo que me ha tocado vivir con mis alas cortadas.

 Rebeca Martínez.

CLAMOR ROJO

 Ricardo Cornejo

 

Súbitamente, María despertó al escuchar pasos que se manifestaban en el crujir de la hierba seca, por lo que no dudó en esconderse en lo más profundo de las milpas con el mayor sigilo posible. Esa noche soportó con estoicismo las inclementes condiciones, y convirtió ese sembradío en su guarida ante la intolerancia y odio negligente de ciertos intereses creados que descollaban sobre sus buenos propósitos. La buscaban unos hombres, si se pudieran llamar así, cuya intención era acallarla por completo, pues ya había levantado demasiada ámpula.

 

Su activismo para evitar la tala de montes había llegado a algunos medios informativos, alertando a grupos ambientalistas de lo que ocurría en esa serranía. Ya eran noticia los estragos que hacían los terratenientes para obtener un considerable beneficio económico, a cambio de la irreversible devastación de los pocos bosques sanos de la zona, disfrazándola de apoyo comunal.

 

María y otros pobladores de la región preferían su lengua originaria, denotando los deseos por mantener sus costumbres vivas que les permitía defenderse del cacicazgo exacerbado que dividía y humillaba a esa comunidad campesina, tan alejada de las grandes ciudades. Estaban conscientes de que sus parcelas eran suficientes para vivir en paz y apoyar el desarrollo autosustentable de sus tradiciones. Asimismo, sabían que los bosques eran parte del ciclo necesario para sus cosechas; de ahí que era necesario mantener un equilibrio entre ambos.

 

Con un entusiasmo inimaginable, María solicitó un alto a esa masacre ambiental con el discurso que había cimbrado a los pobladores. Ahora, ellos también defenderían esa causa. Sin embargo, los acaudalados de la región coludidos con las autoridades, estuvieron en contra y decidieron acabar de raíz con el problema, concluyendo en un tono burlón y lleno de odio: “Matando al perro, se acaba la rabia”.

 

El clamor de María resonaba en lo más hondo de la Madre Tierra, solo faltaba que su eco llegara a alguien con buena intención y con el poder suficiente para retomar los valores indígenas y, sobre todo, los de ese grupo de mujeres que sostenían a sus familias a través de cosechas controladas y que trataban de evitar la explotación indiscriminada de los montes. No obstante, los poderosos, cuales demonios, les hacían creer de manera engañosa la conveniencia de destruir el equilibrio ecológico, encubriendo el beneficio real que les implicaba.

 

Al medio día unos machetes eran limpiados con unos paliacates que se tiñeron de rojo. El silencio regresó al pueblo. 

 

Una periodista, se aterrorizó al encontrarla. Después de enjugar sus lágrimas, se incorporó y levantó la voz para evitar que la maldad y la avaricia enfermiza terminara con la huella de María. Grupos ambientalistas se movilizaron con grandes protestas. Solo pensaban en el fondo: «María. ¡perdónanos por llegar tan tarde!».

CLAMOR ROJO / Mäfú Mbäjá

Autor: Ricardo Cornejo / Traducción al Mazahua: Don Claudio Contreras

 

D´ängué, Ë Márïá gö Zz´öó mämú Dyärá ë k´ömí Ñäá nä Jënzz´é ñëmí Yürú nü kjä

K´ö dyödrr´ú Fïndyó, Nguék´üá Dyägó Nrrëb’é Gömá K´úëb´é kjäk’ú ë Mböó Júäjmá

Pëk´ú dyä kjö rgö Nüú. K´ë Zhömú gö Zz´échïzé nä Zz´ëzh´í k´ü Zúëé ñëjé Nrrájmá

K´ömí kjäá, Ñëgó Dzäpú k´ë Drrüjmú rgö Mbëzh´í ö Kjöntú kjä k´ö Chüú ñëjé Zz´öó

Ngöjó k´ö kjök´ó nëé Kjäá Ädrr´á mä Jód´üjyí Räné Jökújyïdrró Nguëdrró k´ö nä Jöó

Änguézz´ëjyí. Mä në Jöd´ú Jändzïí B´ëzz´ó, mäzó rä Zz´ófüjyí gä kjänú, K´ö mï nëé

Rgö Ngödrrb´ú ä nëé, Yäké Yäbé Zhözz´ú Nä Nöjó Nük´ú Yä Mëmí Fändrr´á.

 

ÖJñäá pädyá rgö Drr´ëzz´í Rgö Drr´ëch´í Zz´äá kjä Drr´ëjé Bë Zz’ädrr’á kjä Jäk’ó Ndzïí Jñäá Zkúämá, Bë Ngözz´ú k´ö M’börú Drr´ëjé k´ömí Dzäá nükjá zhëzz’é Dyäá. Yämí M´ärá Drrëzhé k´ömí kjä K´ömí Drr´ëé Drr’äjúämá Pä Nguédrröjyí rä Nrröjó K´öná Pünkjú Drr’öfú, Kjägá Pötú k´ö Drr´ëzz´é Zz´äá nü Dyäkjá bä Nch´ögú yö Dz´ëé Jöó Drr´ëjé Nüjnú, Nümí Mámäjyí mï Fózz´üjyí Nüjyó Jníñïté.

 

Ë Márïá Ñëjé k´ö Dyäjá Ntëé K´ö Dzájänú Mï Néëjyí k´ü ödrr´ú ö Jñäá, mä Jnäd´á

K´ö Jnëé Pä rgä Nguëjmédrróbá k´ö ö Kjáäjyí Nguék´üá rgä Téëdrró kjärrú Ñäná kjök’ó B´ötá Mbëé k´ömí Zhönkú ñëjé mï Zöb´ú k´ë D´ädzé Jníñïté Drrüjmú, Nübá Jüú Mëná Jëé kjök’ó Fëzh’í Drräjnïñí. Nümá Mï Pánräjyí nä Jöó kë k´ö ö Júäjmá mëmá Jödrró pärgó Ngáräjyí nä Jöó ñëjé rgö Mbózz´üjyí Pärgó Fóngüjyí k´ö rgö Zz´íïjyí jäk´ó gä Dzáäjyí. Négákjänú, mï Pánräjyí kë k´ö Drr´ëjé mï Nguëjé k´ömí Jëzz´í rä Jögú ö Zëfé Drr’öó, nguék´üá mä Jödrró rgö Chjékjüí Ndzígäyékjüí.

 

Ködtá Jmäjá nä Jënzz´é, ë Márïá gö Dyörú rgö B´ób´üjyí K´ü Pödrr´ú Drr´ëjé Kök’ú jñäá K’üyá bë Dyärá Nä jënzz´ë Drrëzhé K´ö Ntëé nü. Nüdyá, Nük´ó Nrrömí Ñánäjyí k´ömí Dzäá. Pë Nük´ó, Dyämí Júëjmé Nüjnú mï Dyöjyí Fözz’ú Kö nük´ó mï Fëzh’í Árkädé, dyägó Néëjyí kjänú Mámäjyí rgö Drrótüjyí nrrëzz´é kjä Dyüú k´ü Chüú

Kjänú Mä “Drr´ëzh´é ñëjé “Drr´üd´ú: “Rä Mbödrr´ú k´ü Dyöó rä Drr´ëzz´é k´ü Rábïá”

 

Ö K´úëch´í ë Márïá Mëgó mä Zz´ünú Kjägá Mböó Zhöñíjömú, Pë Zhëmí B´ézh´ïdrró Këk´ú Mï Zz´ünú rgö Zz´ädrr´á kjäk´ú rgüé Jönté k´ü rgüé Pëzz´í nä Pünkjú Zz´ëzh´í Pärgó Ngämá k´ö kjäá Yö Jñädrró ñëjé, Zhëzz´é Drrëzhé, ö kjäjá K´ë Jmürú Nrrïzhú k´ömí Gúïñí ö B´ëdyí kök´ó Zhëfé Täká Ñëjé mï Jód´üjyí rgö Ngúünú k´ö Drrüjmú O Gúäjmá nä Pünkjú kjä Drr´ëjézz´äá. Ïyó Pë, K´ö Zz´ëzh´í Nguïchá Ndzákjäá ë Mbúänté, mï kjápüjyí rgö Krëó k´ö B´üéchïné këmá Jóödrró rgö Zz´ódüjyí K´ümí Drr´éjëjyí, Pë Mëmí Kób´üjyí k´ömá B´ëmí mï Tónjöjyí k´ömí kjáäjyí.

 

Mämú Nrrëé Päá Jäk’ó Ndzïí Möné Gö Nrríndzïjyí köé Dz´ímbäyó k´ögó Mbëzh´í Nä Mbäjá. Ödrró Jñäá Nch´ögú kjä Jnïñí. 

 

Dtä Nád´äjñá, Gö Pïzh´í mämú Chödrr´ú. mämú ngúärú gö Nrrïnzpí ö Nguïnch´ó, gö B´öb´ú kjänú Mäfú nä jënzz´é Nguék’üá rä Drrëzz´é k´ö dyägá Jöó ñëjé k´ö Zz´ödyé Ngöjó gö Nrrëzz´é ö Nch´öd´ú ë Márïá. Jmürú Fórüdrr´é gö Ñómüjyí kö Nöjó Jñäá. Mï Dzïjñídrröjyí ä Mböó: Márïá. ¡Dyáküjmé Päjá Nch´äá rö Zájäjmé.

Liberar

 

Hoy mis manos quiero liberar, cada que lo intento

una nueva atadura encuentro.

Atan mis manos frustraciones, angustias

rencores y miedos en mi centro

 

Lucho incansablemente; alguna atadura logro zafar,

más de inmediato me vuelve atrapar.

Entonces lamo como animal herido,

la ligadura con total docilidad.

 

¡No quiero vivir con las manos atrapadas!

Tengo tanto que realizar, acariciar, construir.

Necesito mis manos liberar, es un lastre muy

pesado, que detiene mi andar.

 

Arrancare una a una, estas fieras ataduras,

y cuando otra nueva aparezca, antes que

atrape mis manos, la usare

ofreciendo fortaleza.

 

Necesito manos libres, que paren violencia,

destrucción. engaños y manipulación

Manos que palpen, siembren y bendigan la tierra

generosa a esa combinación

. .

 

Requiero mover mis manos con fuerza,

evitar que me sigan despojando

de mi identidad, convicción y entereza

soy mujer, soy inteligencia.

 

 

Libero mi mente, libero mi espíritu, libero mis manos

Y sigo mi andar, en libertad.

 

 

 

Thaly Jiménez

 

 

 

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