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Textos Grito de mujer 2020-Cuenca-España



POEMAS RECITADOS EN GRITO DE MUJER 2020
POR EL AULA POÉTICA DE CUENCA




RENGLONES DE UN NIÑO HUÉRFANO



Lloro por ti, madre.

Lloro al echar en falta
el amor más inmenso
del cual el ser humano
puede sentirse único propietario.

Lloro por ti, padre.

Y siento que mi pena
se transforma cada día
en el dolor de la carencia,
en la cadena de la perpetua añoranza
y en el abrazo sin cuerpos que lo sostengan;
en el beso de buenas noches
que se esfumó en los labios de la ausencia,
en la caricia de manos de humo evaporado
y en el apoyo ausente en los momentos más oscuros.

Lloro por nuestra felicidad arrebatada
y son mis lágrimas los únicos dedos invisibles
que acarician el suave rostro de mi infancia.

En mi pequeño corazón,
donde tanto dolor cabe al extrañaros,
anida al mismo tiempo la esperanza por volveros a sentir,
la ilusión de que el brillo de vuestras pupilas
vuelva a iluminar mi extraño día a día,
y del disfrute de vuestro imaginario orgullo
al ver en el alma curtida en la que me voy convirtiendo,
a pesar de vuestra ausencia encostrada.

En este pequeño corazón,
tan nimio como inmenso a la vez,
existirán tres huecos
que siempre guardarán la forma de vuestro aire,
el olor de los besos que no recibí
y la suavidad de nuestro reencuentro.

No me olvidéis…yo nunca lo haré.



Anais García Burgos








EL QUISO GRITAR


Él quiso gritar pero no pudo.
A sus ocho años,
tan sólo quería huir de aquella habitación
llena de odio.
El los quería a los dos y no entendía
lo que estaba ocurriendo
ante sus ojos.
Aquella imagen lo ha perseguido siempre,
noche a noche,
multiplicando el dolor
por todas las ausencias.
La vida se quebró de golpe
por el lado más frágil
y desde entonces supo
que ya nada sería igual  en su existencia.
Todavía recuerda los ojos de su madre,
que en  el suelo,
trataba de llegar hasta él
llena de muerte.
La rosa de su pecho
se hizo cada vez más grande
y tiñó de rojos las baldosas.
El sólo pudo llorar…
En la casa de acogida
encontró otro hogar,
otro cariño y otras circunstancias,
pero nadie ha podido explicarle,
todavía,
por qué su vida se paró de pronto
si él era inocente…




Carlos Solano Oropesa









NIÑOS HUERFANOS
(POR VIOLENCIA DE GENERO)



Una vez más, despiertas aturdido
tu hogar no era el refugio pleno
de recuerdos cálidos, un lugar sereno
triste mochila que llevas, perdido.
Nuevos miedos, te envuelven denso
sacuden el cuerpo desprotegido
que eleva un llanto débil oprimido
preso, otras veces, en silencio tenso.
Volverá la angustia a roer por dentro
cargada de plomo sin ningún respeto
mermando las fuerzas al completo
con todo el dolor que será el centro.
Volverán también ciertos sentimientos
que sin argumentos traerán mensajes
vivos, en una maraña de pasajes,
dejando nostalgia de tiernos afectos.
Crueldad inmensa, multiplica el odio,
robar a los niños el amor más grande
que imprime viva huella de gigante
huérfano precoz, sin remedio.



Mayte Pulla.










DESAPARECIDA



Tan solo recuerdos,
Retales de Amor
Donde fluye esa luz,
La que se apagó…
Y no es un sueño.
Recuerdos reflejados
Ante los deseos,
Sobrecogidos ecos
Por doquier rebotando,
Entre ansiedad y dolor…
Tan solo recuerdos,
Que por sus huellas
Solo en la oscuridad te hayas…
A salvo de ti,
Solo la nada.
Tú no estás,
¿Quién te robó?
¿Por qué?










NI SE ENTIENDE, NI SE COMPARTE


Es el humo de una historia,
Es la bruma de un recuerdo,
El sollozo de una niña
Amplificado por el dolor.
Es el estruendo de un pensamiento
Que invade compungido
Ese sueño amargo,
Donde lo real se llama soledad.
Es un diálogo ficticio
Donde la oscuridad
A la muerte da luz,
Donde la vida perdida
Se apagó sin comprenderlo.


Alfredo López Bodoque (Frodo)












LA MIRÉ A LOS OJOS


La miré a los ojos,
reflejaban  una  tristeza infinita,
me cruzaba con ella cada día,
era joven, era bella…

Llevaba una niña de la mano,
que saltaba, reía…
bonita, con ojos llenos de luz,
no paraba de hablar y preguntaba…

La miré a los ojos, todo en ellos era pena,
Era esbelta y sin embargo su cabeza se inclinaba,
Nada le pertenecía,
Todo parecía ajeno a ella.

La niña se le parecía,
la llamaba mamá,
sus rizos de oro intenso, su cara muy redonda,
¡ llena de vida, de alegría!

Yo me  preguntaba ¿quién es?
¿qué puede perturbarla?
¿Por qué la luz la había abandonado?
¿Por qué andaba con torpeza?

Un día dejé de verla…
la niña iba cogida de otra mano.
Y yo me hice de nuevo una pregunta,
¿qué habrá sido de esa mujer bella?

La niña de rizos rubios llevaba agachada la cabeza.
Ya no reía, ya no hablaba,
Ya no decía mamá,
Ya no saltaba, ni tenía luz en la mirada.


Más tarde me enteré,
Había sido su pareja,
ella le amaba con locura,
él en la cárcel pagaba su terrible violencia.



Carmen Orellana González


















NO PUEDO DORMIR


No puedo dormir,
ya no viene a contarme cuentos,
a arroparme, a darme el último beso…
pienso en ella,
en su forma de ponerme la bufanda,
en las mañanas frías del invierno.

No puedo dormir,
me despertaba con besos y caricias,
cocinaba mis comidas favoritas,
me calentaba la leche, me abrazaba, me arrullaba…

No puedo dormir,
El miedo invade mis noches,
la oscuridad me hace temblar,
cierro los ojos y la veo…

Grito, y ese grito me horroriza,
la veo allí tendida, sin hablar,
sin moverse,  los ojos abiertos,
su mirada fija, sin vida…

No puedo dormir,
dicen que tengo que ir a verle,
que pregunta por mí,
yo no quiero, él acabó con ella..

Tengo  miedo, ¿qué va a ser de mí?
Le veo en mis sueños y corro,
No quiero verle, y….
No puedo dormir.



Carmen Orellana González








TRES PALABRAS




A través de la pared
Se escuchan gritos
Un silencio que ahoga
Y tres palabras
Se oye un portazo
Se sienten golpes
Llantos
¡Por qué, papá, por qué!

Un caso real.



Eduardo Olalla Sánchez.












TAL VEZ


Tal vez no comprendas nada,
Con tan sólo una voz más alta
Quizás te parezca normal,
Pero debes entender algo
Tienes que poder distinguir
Amar es entrega y pasión,
Tal vez tu cuerpo se estremezca
Quizás lo asimiles…
Es posible que lo aprendas.
Que tu confusión no te permite ver.
Amar es dar y recibir,
Nunca violencia y sumisión.



Eduardo Olalla Sánchez.













¡NI UNA MÁS!



¡Malditos! Es la única palabra
la más adecuada y precisa
que se merecen aquellos
que matan con alevosía.
Defendamos a la mujer
que es la dádiva divina,
la compañera y guardiana
de los valores sagrados
que el universo cobija.
El libro inmortal de la historia
bello legado atesora,
de mujeres decididas
que a lo largo de los siglos
dejaron perenne memoria.
Conservemos su legado,
imitemos sus ejemplos.
cultivemos el amor
que estas heroínas dejaron.
Ataquemos ansiosos
y hagamos finalizar
el salvajismo inhumano
de los que buscan matar.
Matar es propio de aquellos
que beben en la indignidad
alimentando sus vidas
de la maldad de Satán.
Con las palabras del salmo
desterremos la crueldad,
el orgullo, la demencia
de los que viven del mal.
Hagamos un mundo nuevo
intentando construir
un pleno agradecimiento.
Sepamos aprovechar
este regalo inefable
que el cielo nos quiso dar.



Fernando León Cordente








A LOS NIÑOS HUÉRFANOS POR CULPA DE SUS PADRES ASESINOS


Ángeles bellos en vuestra soledad,
víctimas de la maldad humana
que arrebató lo más grande
que vuestra vida cuidaba.
¿Quién dirigió aquella mano
con fuerza salvaje e inhumana?
¿Quién orientó aquellos pasos
de forma tan despiadada?
Despreciemos estos actos,
esta crueldad, esta saña,
estos bestiales instintos
indignos de persona humana
y vosotros dulces niños
con vuestras vidas tronchadas
en la más tierna juventud
y la más candorosa infancia.
Recibid nuestro consuelo,
nuestro cariño os respalda.
Condenemos la violencia
y la conducta depravada
con los que alevosamente
con despreciable infamia
segaron vuestras ilusiones
alegrías y esperanzas.
Siempre los maldeciremos,
jamás nuestra confianza
y siempre nuestro desprecio
les daremos por su fama.


Fernando León Cordente.


















POSESIÓN



Te quiero tanto, mi vida,
que me duelen las entrañas,
te quiero tanto, querida,
que mi mundo desbaratas.

Te quiero tanto, amor mío,
que quisiera sujetarte,
tenerte siempre conmigo,
y besarte y abrazarte.

Mi amor por ti es tan intenso
que no me deja dormir,
ni siquiera lo que pienso
se podría repetir.

Quisiera ser el altar
donde poder adorarte,
quisiera que ningún mal
siquiera llegue a rozarte.

Y este anhelo tan sublime
que me llena la cabeza,
es como niño que gime
y ablanda mi fortaleza.

Eres mi gran posesión
y por ello yo te imploro,
alimenta mi pasión,
y ¡ámame!, porque te adoro.

No podría soportar
que un día no me quisieras,
pues te podría matar
si me abandonas, ¡de veras!


No quieras jugar conmigo,
por eso ahora te advierto,
y pongo a Dios por testigo,
si te pierdo ya estoy muerto.

Es tan fuerte mi obsesión,
es tan grande mi cariño,
que rompes mi corazón
como juguete de niño.

Que yo cuidaré de ti,
no te faltará de nada,
pues si estás cerca de mí
te sentirás estimada.

Si me vas a traicionar,
piénsalo muy bien querida,
que sea bajo la mar,
y ya te doy por hundida.

Estás fundida a mi alma,
te advierto para que sepas,
y que tengas mucha calma,
que de la fosa no trepas.

Guárdate para mi solo,
vive siempre con recato,
porque si me descontrolo
y te pillo... ¡yo te mato!





Inmaculada Rubio Romero















Cuando digo que sí,
siento dentro la sangre que fluye
impulsada por mí,
y en mi ser se diluye
un deseo que en ti se reconstruye.

Cuando digo que sí,
es que quiero tenerte entre mis brazos,
ahora y siempre, aquí
donde me hago pedazos
y sujeto tus mieles entre lazos.

Cuando, sí, yo te digo,
enciendo la mecha y prendo la llama,
en mi alma contigo,
la ilusión se derrama,
mientras el ego del amor se inflama.

Cuando sí, yo te digo,
y para ti soy solo un buen trofeo.
¡Ay! que pena mi amigo,
de tristeza flaqueo,
me disculpo y al fin te regateo.

Sí, digo, pero cuando
la brutal emoción se desdibuja,
el hálito pujando
del dedal a la aguja,
es como si aplastara una burbuja.

Sí, digo, pero cuando
el no, está a punto de emerger con furia,
detente, ve templando
la rabia y la lujuria,
acepta bien, no caigas en la injuria.




Inmaculada Rubio Romero













SONETO DE UN MATRIMONIO EN CRISIS





Ya te he puesto la cena, mi amor!
mira por donde se ha quedado fría!
Fuera la sopa! He pasado un mal día!
Y los niños?-Ya están en el comedor.

Han traído las notas, van algo peor.
No hay quien pueda con ellos, es tontería!
Y a mí sin tocarme la lotería!
No te quejes, que no te venga un dolor!

Como a mí que ya me viene rondando.
Pues de eso a mí no me eches la culpa!
Como has cambiado! Como no me va a doler!

No ves que la vida me estás quitando!
Ni un "te quiero" ni un "perdón" ni una disculpa
Dime: por qué me has dejado de querer?




Pepe Martínez










SONETO DE UN NIÑO HUÉRFANO



Nací de un gran amor, me lo dijeron,
crecí en un gran hogar,lo pude ver,
supe por mis padres lo que era querer
pero por desgracia las cosas cambiaron.
Mis padres el respeto se perdieron
y poco a poco se dejaron de querer,
me vi perdido, no sabía que hacer,
les pregunté cómo se conocieron.
Con dolor, mi madre aquel día maldijo,
él la pegó, esa fue su respuesta
y yo ahogándome en la pena.
Así recordé lo que un día ella dijo:
"De amor a odio cambió mi apuesta
por este amor que será tu condena".


Pepe Martínez






RECUERDO


En las tripas de la granada que comía
Se desangraba el puño que yo vi
Reventar una oreja
Explosionar un ojo,
Desmigar un brazo.

Y yo era un niño,
Que moría cada día
Con la puerta cerrada
Y sólo la oscuridad
Me protegía.
Mi daño no tenía sangre
Ni color,
Ni denuncia,
Ni nombre,
Pero si condena…….

Con el tiempo caduco y aún ganado,
Me sigue doliendo aquel sin sentido
De tu vinagre y tu ira,
Las palabras rotas
De tu jodida oración.
Y sin embargo
No te maldigo,
Ni te bien siento,
Ni te sentencio.
Y sin embargo
Te mal recuerdo….
¡Duélete mientras te olvido…..!


Julio Albendea Orbís


CICATRIZ



Sin lágrima ni aliento,
Miré,
Como el frio penaba
Y el día se pudría
En aquel callejón
De lutos y cenizas.

Violé tu intención,
Con un gesto,
Pero tu odio era el cimiento
Del que nació aquella muerte y su baba,
Que tatuó la palabra mierda
En mi camino de por vida.

Miré con ojos de niño,
Tus pupilas como alfileres,
Tus dientes podridos de bilis,
Tus labios abiertos de escarcha y de ira,
Aquellos míseros puños
Que todo lo podían

Y vi como tus manos
Sin permiso, ni vergüenza,
Rozaban su aire
Y provocaban su pena.
Como tu vómito subía y mal olía,
Como de sus llagas
Nacían más llagas
Como en la noche su sangre moría
Y desteñía.
Y Yo, me escondía,
Entre telarañas y canciones,
Entre rotos y penumbras
Entre las nubes más altas
Que tus palabras escupían.

Ahora espero y presencio,
Bajo el luto necesario,
Junto a estos cadáveres
Y algunos años rotos,
Mi resurrección
O mi ruina.



Julio Albendea Orbís








SE OYE UN GOLPE


Se oye un golpe en la puerta,
la madre, busca al hijo,
y lo protege.
¡Lo cubre con su cuerpo!
pone la mano en la boca del niño,
no quiere que se oiga su lamento.
¡Mamá! Dice el pequeño,
mientras corren las lágrimas,
por su cara.
¡Tiembla de miedo!
Ella lo sienta en su cama
y susurra, en su oído,
palabras que le llenan el alma
y le dan seguridad.
Besos y caricias:
-    No temas, no pasa nada –
-    El hombre grita:
La mujer calla, piensa en su hijo,
un gran silencio,
que rompe un fuerte golpe en el suelo.
El niño grita y sale corriendo.
¡Hay un charco de sangre!
la sangre de su madre
muerta en el suelo.
Jamás se irá esta imagen,
de su vida.
como mató a su madre,
aquel, que un día,
el llamaba padre.




María Luz Abanades Lorente









SUFRIÓ Y AGUANTÓ




Sufrió y aguantó
un día y otro.
Palos, borracheras.
mil veces le dijo
que cambiaría.
Ella quería proteger
al hijo de sus entrañas;
su amor, su vida.
Aquel día, brutal,
sacó un cuchillo grande,
lo hundió en su indefenso cuerpo.
Unos inmensos ojos,
contemplaron como a su madre
le quitaron la vida,
sin él tener fuerzas
para evitarlo.
Un tumulto de gente
invadió la estancia.
Alguien lo tomó en sus brazos
para sacarlo de la escena.
Dejó de ser niño,
de creer en la vida,
en las personas.
Nunca se logró borrar
ese trauma de su vida,
ni que a sus ojos
volviera la alegría.




María Luz Abanades Lorente.







RODAR DE LÁGRIMAS


Rodar de lágrimas,
Pánico en la noche
Y en tu pequeño corazón.
Caminas a través de las tinieblas
Buscando a tientas
El amado cuerpo de mamá.
Mientras tropiezan tus pies y tus sueños,
Gritas, rezas, sollozas,
Aferrándote a una frágil esperanza.
Tu mano temblorosa
Acciona un interruptor
Y al instante tu fe se hace pedazos.
Ríos escarlatas recorren su rostro, vetas lívidas
Horriblemente encandenadas entre sí.
Pero sus desteñidos ojos
Aún pueden contemplarte;
Un brillo de estrellas ilumina la estancia
Posándose sobre tu desolado corazón.
Sus labios maltratados te hablan,
Te besan y acarician,
Y en su irremediable despedida
Anhelan transmitirte paz.
Acurrucado sobre su pecho
Aspiras ese perfume placentero
Que hasta hoy ha presidido tu niñez.
Y ungiendo su pálida frente
Con el beso más largo del mundo,
Mansamente la dejas partir.



Paloma Blasco Baonza.






DE  LEJOS  PARECES  FELIZ



De lejos pareces feliz, pero cada nuevo día
Tu mirada bombardea la valla del Centro.
Hoy es tu cuerpo quien salta al otro lado
De la reja, buscando la ficticia libertad.
Un día más abrazado a la cintura de la tristeza…
Piensas en como vuelve a sonar tu despertador
Suplantando a la madre ausente.
Creces ajeno a la alegría, tus once años
Están cubiertos de posos de cristal.
Muestras al mundo deliberadamente
Las espinas de tu alma, ¡y saltas…!
Corres huyendo de la tristeza
Y de un destino que piensas que se burla de ti.
Aunque a veces, en tu arriesgado regreso
Hacia ti mismo, creo vislumbrar en tus ojos
Una tímida brizna de incipiente esperanza,
-Una lágrima envuelta por un rayo de sol-



Paloma Blasco Baonza









QUE SE LO LLEVE EL DIABLO


¡Que se lo lleve el diablo!
yo ya no quiero verlo,
que nunca más me busque
ni pronuncie mi nombre…
Tengo apenas siete años
y estoy roto por dentro.
Ya no tengo ilusiones
solo penas y miedo.
Mi alegría es ahora
un sombrío recuerdo
que murió con mi madre
en medio de ese charco
de dolor y soledad.
¡Que se lo lleve el diablo!
ahora y para siempre
mientras deambulo
en el infierno
vivo pero sin vida.



Raquel Carrascosa Buil








NO QUIERO SEGUIR


Huyo de ese miedo que ni mata ni muere
que aviva la tragedia en vez de desfallecer.
¿Por qué seguir atormentándome?
Pero ¿cómo no hacerlo?.
Me persigue, cierro los ojos y está ahí
acechándome como una sombra,
latiendo con mi corazón acelerado,
buscándome en cada uno de mis movimientos.
No, no quiero seguir huyendo
como si la culpa fuera mía,
castigándome por lo que no hice,
recordando lo que no quiero recordar,
pero ¿Cómo lo hago?.
He perdido mi lugar, mi referencia,
el ser lo que soy,
o lo que fui y que ya no seré,
ahora no me conozco.
No, no quiero seguir con esta angustia
que me pudre el alma y me destroza,
que alguien me ayude,
que alguien grite por mi
o mejor aún que grite conmigo.



Raquel Carrascosa Buil








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