Poemas Grito de Mujer 2020-Tandil-Buenos Aires-Argentina
Abandono
María del Carmen Rímoli
La cocina cenicienta
se despierta calabaza.
Budines inconclusos,
milanesas sin servir.
Se quiebran las galletitas
en un absurdo esperar
desayunos sin urgencias.
………….
Desconsuelo en el cordel
abrazado al delantal.
La violencia se ha robado
este diario trajinar.
Cruje la puerta
y se cierra
sin retorno,
sin final.
Desecho
Infancia lacerada en su cobijo,
pecho ausente,
caricia inconclusa
de violencia sin colecho.
Grito ahogado de aurora.
Mujer rota,
brota ausencia
en el vacío de tus manos.
Es tu cachorro
un guacho
errante
quebrado,
solo.
Algunos tienen ganas de ponerse tacos
Calzar tacos
no es zapatear
ni hamacarse en la pobre
pornografía de lo efímero.
Es erguirse mujer
en la defensa,
en el placer
de pisar en consecuencia.
Lograr el equilibrio
que se altera
en la violencia mordaz de las palabras,
en el gesto infeliz
del desencanto.
Agarra tus tacos,
mujer,
y desde ese pedestal improvisado
anuncia una vez más,
tu humanidad.
Agonía
En el vértice de mi costa
golpea una y mil veces
un cansancio puntiagudo
que acaricia las piedras.
Descansa la arena
bajo mi almohada,
y los sueños duelen
amortiguados de caracolas.
Marinos pensamientos
molestan los huesos, y los labios,
pero la sal
lame las heridas
en el portal de esta vigilia.
Conectada
Siesta,
el jazmín florece quieto,
y los pájaros se cuelgan
en extraños sonidos.
Gorgojea la lluvia anticipada
en los penachos blancos;
fantasmas de sombras
dibujan su pecho.
Acurrucada en la cama de cartón
pelea la esperanza que se duerme
en esta realidad
difícil de desactivar.
Energía vital
No sé cómo la encerré,
o si se metió sola.
Pero está ahí,
y me calienta desde adentro.
Carraspea ronca y desafinada,
como una mañana de invierno,
mientras miedos y ríos prepotean
en caudales de luz y de esperanza.
Me escondo en su espalda ruda,
que pestañea fuerte y alta,
Y me acuna sin palabra,
sin recelo, sin nostalgia.
Paz
Hay detrás de la paloma blanca
una cuna de laurel,
batir de alas de niño,
piar de nanas de añil.
El árbol fuerte la abraza,
sus ramas duermen también.
El viento canta en sus plumas
plegarias a un tiempo hostil.
Construye el ave su sueño,
como coraza de amor.
Sus garras sostienen cielos,
amarras su corazón.
Hoy,
vino una paloma sola
a vivir a mi balcón.
Adivinación
Destino y pesar.
Precipitados caminos que van,
inconscientes,
libando vivencias y sentidos.
Líneas que se cruzan
y linkean recuerdos
en el fondo rosado
de las palmas.
Mágicas mariposas las palabras dichas.
Clarividencia y presagios de ausencia,
resistencia festoneada
que se vuelve señal.
Aletea el azar,
el abismo final se impone.
Invierno
Corazón de cometa que trepa
anudado a la cola del aire.
El espacio enceguece y te mece
en arrullos de luna.
Serpentean pinceles de aurora
en los flecos de papel de espuma,
Viajan rezos repetidos y viejos
en tu cruz de madera.
Aletean detrás de la estela
sueños de reyes y risas de juegos
se le han escapado esta noche,
de las manos del niño que duerme en la calle.
Sed
Yermo el momento.
Carraspea la garganta
agotada de aliento.
El desierto ofrece espejismos
de cántaros llenos.
Se traban las palabras
arañando paredes y empalizadas.
la vertiente se ha vaciado de saliva
y lacera el grito sordo del pedido.
El tiempo ha secado los ríos,
y la grava yace en el cuerpo,
perforado de viento y de destino.
Imagino la lluvia,
las lágrimas,
y las gotas minúsculas de rocío.
Hasta el aire me quema,
en el delirio.
Ilusión
Fragmentos de memoria
dibujan un cielo en mis anteojos
pestañeos de estrellas
y planetas lejanos.
El abismo de la noche
tambalea y cae,
cae arañando
el muro de un recuerdo.
Te veo y te siento,
cercanía y nostalgia.
Mis pupilas suplican.
Pero tu mano,
tu mano
se va volando.
Memoria
Trama desnuda,
carancho hambriento,
conciencia de vísceras abiertas
y labios apachuchados.
¿Qué festejan los trinos
en el vaivén del viento?
¿por qué este viernes morado
revive tu presencia?
Agudizo mis sentidos,
estrujo mis deseos.
Ni la miel ni el pan tostado
te olvidaron.
Naranja chirriante
Patio abierto, en un recodo,
abrigo de galería.
Desde el pico de una pava
abreva el sabor de abuela.
La tarde se ha vuelto dulce,
la higuera se hizo cornisa,
tibias naranjas chirriantes
en sus manos parlotean.
La infancia se ha vuelto larga,
ondula en el horizonte
en retazos de memoria
de manjares y de abrazos.
Color
Morada es la tarde que sangra a lo lejos,
las rosas dormitan entre las cerezas,
y zafiros sus labios,
calientan el viento.
Cardenal que escucha, corazón que espera,
la vida se cuela detrás de la esquiva capa del torero.
Herida en el lomo,
crepitar de fuego.
Un cartel de Alto, extintor doliente,
muda el erotismo en momentos locos,
y son manzanas nuevas
mis tacones rojos.
Alegoría de lo femenino
María Cecilia Nebuloni
Se quitan una máscara,
y otra,
y otras.
Arañan,
resquebrajan
luchan,
buscan un rostro donde leer la verdad.
Subsumidas,
en un mundo oscuro,
en una singularidad,
exploran sus angustias para emanciparse.
La naturaleza les regala cambios,
las acerca a otra realidad.
Se vuelven,
ellas,
su propia metáfora.
La llevan al extremo y parodian un final.
BORRONES
por Silvia Ferreirós
Yo.
Pintaba casitas.
De todos colores.
Con ventanas,
puertas y flores.
Humo en la chimenea.
Nubes y un sol.
Yo.
Dibujaba renacuajos.
De manos grandes
y ojos saltones.
Ya,
no dibujo más.
Mis lágrimas hacen manchones.
Se me quiebran las puntas.
Sólo hago rayones.
_ Mamá. Papá.
¿Dónde están?
Ellos gritan
por Fanny Martens
Oriundos del abandono
criados en parodias de familia
tararean el silencio de los que miran y callan
Tararean en juegos, canto,
libretas y boletines,
en voz alta, esperando la letra
que el desastre contraríe.
Los que, por ventura, nacieron invisibles
desagarrados a perpetuidad,
tararean quebranto y desafuero
Comentarios
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus palabras. No olvides visitar nuestras otras paginas y correr la voz sobre nuestra labor.