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Poemas Grito de Mujer 2020-Oaxaca-México




Desmadrar: acción de arrebatarle la madre a un hijo




Me alejo cada vez más de mi infancia,
camino sobre el viento a paso tendido,
                                     a contra polvo.
En el agujero que dejó mi madre me resguardo,
los caminos de soledad están llenos de huizaches.

He caminado descalzo desde su ausencia,
le desgranaron sus pestañas,
que soplo como dientes de león.
Me dejaron sin madre, me desmadraron
cuando apenas era maíz tierno.

Toqué fondo
de mi mar y de la herida,
cada año me pregunto
¿cuántos daños tengo?
Si un día sin ella es tierra árida,
una vida, ¿qué es una vida entonces?

Quisiera volver a verla,
que me ayudara a hacer mis tareas de adulto,
ahora le temo a la oscuridad
y no está ella para dormirse conmigo,
quisiera volver a ser su niño.

Me quedé con respuestas sin preguntas,
con abrazos huérfanos,
con poesía seca.
Cuando contaba qué fue de ella
llovían alfileres en mi lengua.

Su silencio vive en mi grito
y su grito se quedó en mi cosecha,
soy lo que sigue de su vida,
pero el maizal no sabe estar sin su riego.

¿En qué tiempo que no sea pasado
se recupera a una madre,
en qué tiempo que no sea un futuro sin ella?
Pues la perdí,
y en un abrir y cerrar de ojos,
cerró los ojos para siempre.



América Trejo









NO HAY SILENCIO



Tu detuviste el corazón de mi madre
Silenciaste a la mujer que me acunó entre sus brazos
Y ella solo había dado vida, la mía
Callaste las palabras de consuelo que tenía para mí.

Cerraste sus ojos de cielo,
Dejando los míos en tinieblas,
Brotando lluvia eterna
Que por tu culpa, no cesa.

Tu detuviste el corazón de mi madre,
Sus manos no encuentro en la oscuridad,
No hay quien aparte los miedos
Ni a los monstruos como tú.

Tu detuviste el corazón de mi madre
Y casi detienes el mío de dolor
Quisiste borrarla de la faz de la tierra,
Pero su luz es eterna, de eso me encargo yo.

Le destrozaste la vida
Igual que el vestido,
La piel fue solo piel,
La carne te supo a conquista.

Tu destrozaste el corazón de mi madre
Con cada golpe
En cada acción
Y en tu ruin decisión.

No hay pétalos de rosas
Vacía está su tumba,
No hay una cruz que la señale
Solo guiechachi marchito.

Tu destrozaste el corazón de mi madre
Lo tuviste entre tus manos
Como el de un colibrí moribundo
Que te perdone Dios, yo no.

No puedo respirar
Mis piernas están estáticas
No puedo volar
Quiero oírte, mamá.

Tu detuviste el corazón de mi madre
Un día cualquiera,
Sin selección de horario
Ni mucho menos lugar.

En un instante, en un deseo,
En un arranque de celos,
Como un animal, como un cazador
Que obtuvo su premio.

Tu detuviste el corazón de mi madre
¿por qué? ¿POR QUÉ?
Porque podías, porque querías,
Porque bien no te sentías
Porque ya no la querías o peor aún…
Ni siquiera la conocías





Blanca Toledo Minutti












Ya no estas.
•BIRÍ•




El brillo inmarcesible de tu alma nos lo han arrebatado.

Y nos hemos de vengar, se han de vengar.
Tal vez nosotros, tal vez no.

Más sin embargo existe la ley de causa y efecto y es lo único que serena mi alma .

El destino, el tiempo, la vida, se ha de vengar, frivolamente.

De todo el dolo causado tan solo por la mediocridad de seres estúpidos.

Esto duele, duele.

Duele  quedarse con solo  recuerdos .

Recuerdos de tí ,
Recuerdos de tí bajo las nubes en tonos arrebol,
Recuerdos de tu  mente elocuente y tu sonrisa que se solía burlar del mundo.

Recuerdos, recuerdos de la iridicensia de tu alma , de tus ojos.

Esto duele, duele.

Duele el estado glutinoso de la sociedad, duele tanto ego, tanta mierda.

Duele que el individualismo te reprima   el simple acto de brindar el bien.

Duele, duele.

Duele y culpó a todos
Por todo lo que duele .

Los culpó  a todos
Nos culpó a todos
Porque te hayas ido de aquí.

Nos culpó a todos, por todo, nos culpó a todos y nuestro estúpido estado de limerencia hacia nosotros mismos
 y  hacia  nuestro propio ego.

Nos culpó a todos y todo aquel estigmatismo
Que te hace creer  que es normal, que te hace creer que es natural.

Nos culpó a todos!
Los culpó a todos!
Por todo, por todo!
Porque ya no estás.





Didxaza García Jiménez.










EL DÍA QUE MURIÓ MI MADRE, MI ALMA MURIÓ CON ELLA





Estoy muerta en vida,
cada uno de mis órganos sangra cada mañana
cuando abro mis ojos y me vuelvo consciente
que hace tiempo
el sol no brilla a través de mi ventana.

¿Cuándo dejará de llover en el bosque frío de mi alma?
Si el trinar de los árboles se vuelve el eco de los gritos de dolor de mi madre.
Mi madre… Esa mujer a la que apenas le recuerdo el rostro.

Año 2020: América Latina, “la región más letal para las mujeres fuera de una zona de guerra”
más de 23,000 mujeres asesinadas,
soy una estadística más entre lxs miles y miles de niñxs a los que les han robado el futuro.
¿Qué es el futuro?
Cuando el sistema se ha encargado de eclipsar las risas, los besos,
y las caricias de mi madre,
mi madre… La mujer a la que no sólo le arrebataron la vida,
sino también el nombre y la voz.

La gente me dice que sea fuerte, que ya pasará.
Pero, ¿cómo ser fuerte? cuando tus pulmones ya no acumulan aire
sino la digna rabia que escupe el odio hacia una persona que huele a estiércol.

¿Qué es eso a lo que llaman vida?
Si he muerto junto con mi madre
y la oquedad invade lo que queda de este cuerpo putrefacto,
lleno de un sistema que se alimenta de mi carne
mal oliente
y que en la voltereta de un reloj de arena será polvo pisoteado.


Mis abuelos me dicen: ya no llores mi niña, nosotros seremos tu madre;
pero,
no tengo papá,
 no tengo mamá
Ustedes son mis abuelos
No son mi madre…

08 de marzo del 2020: creo que estoy soñando,
¡Despiértame mamá!
¡mamá!, ¡mamá!, ¿mamá?











VASO DE CRISTAL




Nunca imaginé convertirme
en aquel vaso de cristal que se resbala de entre la manos
y en cámara lenta se cae y se hace trizas;
porque hace algún tiempo,
que era una con el universo
-y ahora-,
no logro recoger mis pedazos.

Soy un rompecabezas de un millón de piezas
Y no me puedo armar,
lo único que en mi queda
son unas manos que intentan aferrarse
a la tinta que traza el infierno de aquellos días
en que nunca hay sol.

Mi vida son madrugadas lluviosas,
vivo en los mares oscuros de mis adentros
Y la ansiedad se ha vuelto mi única compañía.

Mis lágrimas son sangre derramada
y con ella busco dibujarme una sonrisa fingida;
dicen los poetas que la casa es un nido,
pero mi nido dejó de ser refugio
y se volvió cárcel aquel día en que mi joven madre
buscaba protegernos
y la protección se volvió pesadilla.

Todos en la familia intentamos recoger
los trocitos de alma que se han esparcido en el patio
y entre tantas piezas es imposible reconocernos.


Marzo 2020, mamá no para de llorar
Se culpa por los años que el abusador de sus hijas entraba y salía de casa
Con la corona de rey protector
-no era un rey- ,
era un animal que esparcía su olor a estiércol
en el cuerpo de la mayor de sus hijas.

Mamá intenta ser fuerte,
mientras mi hermana se ahoga en un remolino de emociones y tormento.
Mi hermana odia a mamá,
mi madre busca mis brazos y llora amargamente
Su equivocada culpa.

Entre lágrimas y llanto me dice:
“un alacrán picó a mi hija y le hizo daño,
ssparció su veneno en mi familia”
“yo construí el nido del alacrán en mi casa y ahora,
mi alma también está envenenada”.
¿Cómo le explico a mi mamá que contenerla a ella y a mi hermana
se ha vuelto el terremoto de mi vida?
¿Cómo le digo a mi madre que en cada palabra de aliento
exhalo mis últimas palabras de esperanza?

No estoy en pie, estoy rota,
dejé de ser flor y me volví el vaso roto
el día en que también fui abusada.


Las lágrimas me invaden mientras intento
que esta experiencia amarga
se vuelva poesía.

A pesar de lo doloroso de mi historia,
hoy mi poesía es el mayor de mis gritos;
es una pequeña pero imprescindible medicina para mi alma.

A pesar de tanta lluvia,
mi voz resuena en cada rincón y en cada corazón
que repite “Yo te creo hermana”
y mientras su rebeldía se una a mi grito,
me sabré digna, me sabré acompañada.




Dulce Adoración












Mamá si un día no regreso a casa
que no te digan que me fui con mi amante,
te darán pastillas para aliviar el dolor,
pero no habrá pastillas que salven de la muerte!
 si las horas pasan, la noche cae y aún no he vuelto,
 ¡BÚSCAME!
 Dejare mechones de mi cabello negro colgado de un árbol
 y mis zapatos lo dejare cerca del rio,
Dejare huellas de mi pie descalzo,
dejare mis uñas enterradas por donde me arrastren,
dejare el eco de mi voz por las calles,
¡BÚSCAME!
 Humedeceré la tierra con gotas de sangre,
 Los trozos de tela estarán debajo de las piedras,
Dejare en cada rincón mi llanto, hare que los perros, los gatos, lloren.
 me arrancare la piel, y se lo daré a los buitres para que ellos te guíen.
Y si mi cuerpo desnudo aparece recuerda que
hubo cuerpos que nunca volvieron a casa.



Jexhieli Castillo


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