Otros Libros y Publicaciones Virtuales

Aquí puedes leer gratis las compilaciones que nos envían los eventos

Poemas Grito de Mujer 2019-León-España



Teresita Luisa Calderón

 


BALADA FRONTERIZA I


En horas de la noche
sacude el sueño la pesadilla,
se ven sombras, estrellas fugitivas,
los cuerpos se tocan,
han sobrevivido la persecución
y siguen en pie
hacia la murada fronteriza.

Protegidos por la oscuridad,
una madre le canta a su niño:
“vale la pena el cansancio,
el miedo,
la balada nos sacará la tristeza,
nos devolverá la paz,
encontraremos un lugar
y lo llamaremos hogar.”

La reseña de valor
y subsistencia
sería todo desconcierto,
poco sabía esa madre
de la murada fronteriza
la injusticia creada
por agendas políticas
llenas de mentiras.

La murada de la frontera
la detuvo e hizo amago
de dar ayuda,
la voz, un hilo de hielo
y cuando sus ojos volvieron
la mujer se dejó caer
sobre las grietas del suelo
donde el tequila coge fuego.

Nunca olvidaré la noticia,
la foto del niño separado de su madre,
su cuerpo en pie, estático, inmóvil,
el rostro de terror cubierto en lágrimas,
implorando con pena y sin aliento.

Mi cabeza no concibe algo tan feo
como ese suceso funesto:
una traición basada en la fantasía
de un sentimiento racista,
de una imaginaria invasión virtual
que llega en caravanas de monstruos
a la murada fronteriza.


______

Rocío Biezma

 

A LAS TRES DE LA MAÑANA



Versos escritos por esas mujeres,
con la tinta de su infinito amor
y la esperanza de paz y de armonía,
en algunas largas noches,
oscuras, de miedo, calladas.


Vengo, con caminar sublime,
de una noche de abril, que no se  acaba.

La ansiedad desparramada entre las sábanas,
me hiere finamente las entrañas
¿o quizás son sus palabras?,
el cuchillo de su lengua que me ha escrito:
“otra vez me decepcionas”
en mi almohada.

Larga noche, oscuridad, silencio, miedo
¡calla!.

¿Por qué cambias un beso por un grito?
¿es que no oyes el suspirar de mi alma?
¿tal vez no escuchas, la ternura de mis labios,
cuando un te quiero de azahar de ellos se escapa?

¿Es que no ves cómo mi pecho te ansía?
¿tal vez no notas cómo mis sueños te llaman?
¿no sientes en esta noche tan fría
el susurro de mi amor rondándote el alma,
envolviéndote los sueños,
acariciándote la cara?

Larga noche, tiniebla, misterio, llanto.
¡Calla!.

No rompas la magia de  un deseo.
No apagues la luz que se ha encendido.
Ni ensucies mi amor con tus palabras,
que es tan grande, tan hermoso y puro,
que deberían tocarlo las campanas,
gritarlo las flores y los niños,
cantarlo las sirenas blancas.

No cambies un beso por un grito.
No arañes con tu cuchillo mis entrañas,
no mi amor, hoy no, te lo suplico.
No esta noche, ni nunca, ni mañana,
sólo escucha la ternura de mis labios,
y un te quiero de azahar que a ti te mandan,
y buenas noches,
¡gritos no!,
a las tres de la mañana.


______   


 

Marcelo O. Barrientos
 



GRITA


Hay un silencio que percude el alma,
hay un silencio que encierra niños en armarios,
hay un silencio que se cuelga de ojeras y morados,
hay un silencio que baja la mirada,
hay un silencio que es traidor y cómplice,
hay un silencio que pide banquillo y sentencia,
hay un silencio que destruiremos juntos,
cógeme la mano,
cógeme la mano, no puedo ser tu voz
grita, grita por ti,
grita, grita por mi.


______ 



Lidia Acevedo Zapata

 

Grito



Yo surgí de la infinita noche
precedida del grito de las lobas
el miedo y otros monstruos reclamaron mi sangre
en el instante en que asomaba al mundo

Nací mujer.
La desgracia clamó desde los cuatro puntos cardinales
Fui el grito que resonó en el vientre primigenio
 de las hembras que se dieron a luz una tras otra.

 Por mi se derramaron en tristeza todos mis ancestros
las manos de mis deudos
el lado sombrío de la luna
Se me tatuaron lobos en la sangre
y sus filos candentes amalgamaron mis costuras.

Grito
 y se deshace en ínfimas partículas el tiempo
y caen los rostros en las miles de máscaras que he sido.
La miseria que aúlla en el viento de la noche
expulsa mi corazón hacia las llamas
ardo en un llanto de fuego y me levanto
herida, cercenada.

Dejo salir el grito de mis dudas y vuelan las cenizas en las sombras
y los fantasmas de las que hemos sido.
Soy ese sollozo negro en la garganta
girón desgarrado de la aurora
sueño que se resiste a ser soñado.
Lágrima en posición fetal a punto de ser llorada.


______



Isamil9


 


YO GRITO POR MI

Ni yo tu prisionera, ni tú mi futuro.

Por quererte, sin querer, dejé de ser mía.
Permiso para mirar, permiso para salir,
permiso para tragar la saliva que ya no tenía.

No, ni yo tu prisionera, ni tú mi dueño.

Por creerte, me negué más de tres veces,
sin gallo, ni canto, ni huellas, ni más campanas
que las que tocan a arrebato, y nadie (te) escucha.

Ni yo tu prisionera, ni tú mi destino.

Por salvarte de tu boca, cegué a cal y canto la mía,
sin cemento, sin más cal muerta que el miedo vivo,
y ese tu “perdón”, que sabe cómo mentir a tiempo.

No, ni yo tu prisionera, ni tú mi suicidio.

Por soportarte, me he envenenado de culpa,
por mi culpa, por mi culpa, ¿por mi grandísima culpa?,
¡ya!, la culpa del amar sin poseer que no comprendes.

Ni yo tu prisionera, ni tú mi huésped.

Por no molestarte, vacié la casa de recuerdos,
sin habitantes de papel siquiera, sin canciones de antes,
sin más hábito que tú habitándome a la fuerza.

No, ni yo tu prisionera, ni tú mi auxilio.

Por beberme tus desprecios sin cortar, ni diluir
no me acuerdo de cómo me reía antes de tu burla,
de cómo sonreía antes de que ataras mis ojos.

Ni yo tu prisionera, ni tú mi verdugo.

Hoy, desgajo cada insulto y me arranco tu miseria.
Hoy has dejado de ser y ya no estás.
Hoy, yo, grito por mí.







 *Amar sin poseer: Cómo amar sin poseer_ Oliverio Girondo
*Ni yo tu prisionero, ni tú mi huésped: Antonio y Cleopatra_ W. Shakespeare


______


Fátima Nascimento


 Grito por mim porque eu sou tu e tu és eu.
Grito cada dia, cada hora, cada minuto quando a injustiça da violência me enruga o coração. 
E as lágrimas brotam por ti que és mulher, homem, menino, menina, animal, planta, mar, rio... e o meu grito é um trovão rouco ecoando nos céus, porque a minha voz é o teu grito manchado de sangue.

E enquanto a força me ajudar, gritarei para te proteger de todo o tipo de violência que se abate sobre ti, ser indefeso, sujeito às garras geladas de seres que de humano têm pouco ou nada.
Seres perdidos de si que perdem os outros por pretextos que não são mais que máscaras de um ódio cultivado no jardim de um peito oco e duma mente vazia.
Tocar. Tocar fundo em cada ser. E no toque, a transformação, e no toque o desabamento do muro da separação, e o princípio da união. Porque somos unidade.



______ 

 

Manuel Cortés Blanco



 

A TRES DE MIS MUJERES

Mi abuela Concha


Mi abuela Concha solía contar cosas que pudieran servirnos cuando fuéramos mayores. De su mano aprendí a qué saben los besos (a uvas con queso), el lenguaje de las flores (rojo significa amor pasional, amarillo es amistad, blanco equivale a pureza) y algo imprescindible en nuestra vida: que cada cual administra sus sentimientos como quiere.
En su infancia tenía dos amigas: Carmen y Josefa. La primera conservaba un tarro de cristal del Nescafé lleno de canicas; cada una de un color, recordando al de los ojos de algún familiar cercano. La segunda escondía en una caja metálica del Cola Cao cientos de mechones; cada cual de una tonalidad, simulando a la del cabello de cuantos muchachos le atraían. Y por fin, mi abuela poseía una caja de bombones de Nestlé en la que guardaba todos los relatos, llenos de amor, humor y mar, que le escribiera ese novio llamado Ildefonso. En sus costumbres respectivas, Carmen, Josefa y Concha convirtieron en reliquia un simple envase. Vidrio, latas y cartón elevados a la categoría de tesoro. Quizá por ello, yo acostumbre a guardar mis afectos entre las páginas de los libros que escribo.





A Dorita, mi madre



Aun a riesgo de parecer retórico, no encuentro calificativos para describir a una persona tan extraordinaria, tierna, buena, cariñosa, humilde, dulce, generosa, sufrida, sincera, entrañable. Porque además de darnos todo y ser el eje de la familia, no hubo un solo momento que no estuviera ahí, pendiente de sus retoños, derrochando sentimientos y alegrías sin mayor interés que el nuestro.
Ella decía que a pesar del tifus de los cuarenta, su infancia fue feliz. Tenía la costumbre, diabólica costumbre en una criatura, de chuparse el pulgar de su mano derecha. Alarmados por ello, el maestro y el boticario decidieron solucionarlo según los cánones del momento. Cada vez que entraba en la escuela le colgaban dos tablillas a modo de peto en las que podía leerse: “Teodora, la chupona”.
En cualquier otro caso habría sido motivo de burla por el resto de la chiquillería. Pero aquella niña era tan especial que todos guardaron sus mofas para cuando el travieso de Carlitos se hiciera pis en la cama.
Mamá siempre quiso que yo escribiera. Tal vez por quedar huérfana tan niña y convertirse en mujer de forma precipitada, faltaron demasiados cuentos en esa infancia. No en vano, con doce años viajó sola del pueblo a la capital para trabajar como criada. Eran muchos en su casa y mi abuelo no tuvo más remedio que enviarla hasta allí.
Aunque sus señores presumían de ser gente de bien, sé por mis tías que pasó bastantes noches castigada en la cocina, y más de un seis de enero en el que los Magos de Oriente no se detuvieron en su habitación. Cenicienta sin hada, apenas se quejaba para no generar preocupaciones.
Quizá por haberlas anhelado de pequeña, se emocionaba tanto con las pocas historias que le relataba y que luego compartía con sus amigas de labor, de la gimnasia de mantenimiento, de sus cafés de los martes.
- ¡Todas hemos llorado!
Yo solía decirle que los artículos científicos que impone la Medicina eran otra forma de literatura que, en esos momentos y a fin de dar contenido a mi currículum, me interesaba mucho más.
- Ya escribiré en vacaciones -le respondía.
Ella, comprensión sin límite, simplemente sonrió.
El último presente que le hice en vida fue una bata de tonalidad azul. Se la compré por el Día de la Madre. Era de tela lisa, muy bonita, y le quedaba perfecta. Mil canciones, un amor inmenso, una paella junto a los suyos y la tarta de chocolate completaron el detalle. ¿Cómo pueden caber tantos besos en una celebración?
El destino, a veces tan injusto, no permitió que estrenase aquella prenda.
Creo sinceramente que mamá es de esas personas que por su talante merecía lo mejor. Si pudiera tornar al ayer le contaría un millón de cuentos que ella, de seguro, extendería a su entorno. Pero sé que prefiere que no me instale en el pasado y que cuanto haga sea mirando al mañana.
Estoy convencido de que desde allá arriba sentirá muy dentro cada uno de estos renglones. Unas líneas pintadas de azul... ¡El color que tanto le fascina!






Mi sobrina Paula



Mi sobrina Paula acaba de pasar sus vacaciones en la playa. Estuvo en Salou con sus papás, el mismo destino al que algunos agostos nos escapábamos en nuestro SEAT-600. Aun sin ser la primera vez que ve el mar, cada ocasión le parece la última: corre, grita, lo toca, lo besa. Se baña con sus olas, construye montones de arena, entierra con una pala los pies de mamá. A pesar del calendario, muchas cosas siguen siendo las mismas.
Por eso, ayer le hice preguntas relacionadas con aquello que acaba de ver. La primera, sencillita: ¿por qué el mar tiene sal? Su respuesta sorprende.
-  Porque si tuviese vino, los peces estarían borrachos... Y si hubiera café, no se vería nada, las ballenas se desvelarían y no podrían dormir.
Metidos en faena, sigo con mi cuestionario: ¿por qué hay tanta agua? En esta le he pillado; no la sabe. Contesta por si acaso.
       -  Alguien se dejó el grifo abierto.
¿Y por qué luce de color azul? Estoy especialmente interesado en saber su teoría.
-  Lo iban a pintar de rojo pero se quedaron sin pintura. Luego dijeron que verde... y tampoco había. Entonces, ¿qué colores quedan? Solo azul. Y lo pintaron de azul.
Cada vez me gusta más este juego. ¿Por qué el mar tiene olas?
      -  Porque se mueve mucho, no sabe estar quieto... como Andrea -y señala a su hermana.
¿Por qué hay arena en la playa?
-  Para que podamos hacer castillos... para que pongamos la toalla y notemos blandito el suelo. ¿Te imaginas que estuviera llena de pinchos?
Ahora no puedo hacerlo. Al lado de Paula, la imaginación está siempre de su parte.
Una última pregunta antes de terminar: ¿qué es lo que más te gusta del océano?
      -  Las sirenitas.
Las sirenas no existen. Se lo hago saber. Entonces ella me reprende.
      -  ¿Cómo que no? Si estuvieras más atento las habrías visto. Son las que hacen las olas.
Lleva razón. Quisiera ver muchas cosas desde el prisma de un niño. No renunciar a su Magia, a sus detalles. Sin que nadie robe sus sueños o ponga pistolas entre sus juguetes.
Paula, como tantos chiquillos, está en edad de sorprenderse, de sorprendernos. Tiene pleno derecho. Sin envidias ni dobles intenciones; y lo más importante para ella: sin dejar de jugar.
No hay duda: cada vez que una sirenita sonríe, nos regala una ola. ¡Mira que no darme cuenta!
 

___________ 

Malika El Bouzidi

 



SOY MUJER  
                               

Soy mujer no soy esclava,    
no estoy adaptada a tus golpes,
ni a tus gritos cada mañana,
quiero escuchar música
y vivir mi vida libre,
y bailar al ritmo del viento en cada hora
estoy ocultando
mis moradas mejillas de la luna,
para que no alumbren
mi ser por la mañana
me despierto con sueños de mentiras,
con el alma sacrificada,
del dolor, de la desdicha y del sufrimiento,
con aquel hombre que amaba.
Me ahoga la noche en espera
y no duermo tranquila
mis lágrimas sobre la almohada
cubiertas de engaños y mentiras olvidadas,
estoy cansada de mi vida.
Quiero cambiar mi tristeza por alegría,
vivir en paz y sin duelo mis días
con libertad y armonía.
¡Soy mujer, no soy esclava!
Por aquellas mujeres asesinadas,                      
abro mis brazos al cielo                                               
y encuentre el consuelo.
pidiendo a dios que proteja a la humanidad                


Comentarios

Populares