Grito de mujer New York
La patria
2000 La patria llora desesperadamente,
pide a sus hijos que recapaciten.
Poco a poco la patria se va muriendo,
su credibilidad se va acabando.
Poco a poco se va marchitando,
su dignidad se desvanece,
su tierra se vuelve estéril,
sus hijos se van hundiendo,
su existencia se va apagando.
La patria grita fuerte,
su llanto es desgarrador,
llama a sus hijos que paren.
No más conductas impropias,
no más lenguaje obsceno,
no más ofensas,
no más golpes,
no más, no más, es hora de reflexionar.
Por que nos quedamos sin PATRIA.
Edgar Smith
A los pies del azufaifo
Sumaiya no sonríe ya
Splash splash splash es el sonido que nadie oyó
La gran mácula de la memoria es su enamoramiento con el olvido
En una casa donde no hay ni para una foto, no perdurará la sonrisa de una niña.
El charco era un ojo sucio en el fango
Los frutos que recogió quedaron regados al pie del azufaifo.
También allí, el silencio, temeroso del grito inconsolable de la madre
y la ira del padre, reclamando a los dioses, demasiado ocupados para velar por los inocentes.
Sumaiya no sonríe ya
Sus deditos perdieron el movimiento en un puñado de lodo
Splash splash splash es el sonido que nadie oyó
Splash splash splash
y otro niño más se ahogó.
Verano precoz
Niña triste
que amas a destiempo.
Niña escasa de días
prometidos de sonrisas
de flores, de paseos, de helados.
Regálame un minuto
de esa pobreza
y vente conmigo a jugar con la tarde,
a nombrar calles antiguas
a asentir en el viento,
cuando, tierna, nos toque la esperanza.
Ven, niña con vestido de girasoles,
contemplemos el quehacer
de los insectos,
asombrémosnos de la arquitectura
de las arañas,
de la amistad implícita de la hierba,
de la alegría que aguarda
en el giro del carrusel.
No te demores contando suspiros,
no eches a rodar tu cuerpo,
es temprano para prescindir
de la inocencia.
Niña de primavera,
mejor imitemos al gorrión,
bailemos la música de los árboles,
recitemos versos improvisados,
inventemos figuras en la
frescura de las sombras,
prefiguremos días mejores...
ven, que quizás estas pueriles cosas
logren retrasar en tu piel el verano.
Yrene Santos
La mujer
Hoy he visto a una mujer llorándole los huesos
en ellos los recuerdos se aposentan
entretejen su sueño tan estropeado como sus pies
sus manos, sus senderos de carne
mientras cabizbaja, sus ojos cerrados se deslizan a la tierra
su espalda semi desnuda piensa rumores de los años vividos
las memorias se pierden con el hambre
el hambre catapulta cualquier gesto de alegría
Hoy he visto a una mujer envuelta en un rosado
hasta donde comienzan sus dos rumbos
con la cabeza cansada y su pelo de una pulgada
tocando su vientre ancho y las rodillas
en un escalón cualquiera de una estación del tren.
Muchos pies menos, a esta hora arrastran la fatiga de un día largo
menos y menos dedos afincan la ternura que instantes atrás
rozaron brazos, muslos vientres o se geometrizaron
en algún sofá tibio una cama caliente o un suelo fresco
Y a esa mujer, hoy en mi cartera me la he traído
para mantenerla viva digna plena, en una habitación de mis libreros.
Finalmente
A mi queridísimo tío Cielo,
por los días felices de mi infancia
10 de octubre
4:00 de la mañana
Una sonrisa
muchos brazos abiertos
música de viento
y andar con paso apresurado
Otros bailando suave la danza de la bienvenida
del reencuentro
El último dolor de mi abuela se ha extinguido
yace inerte en la cama eterna que guardará sus huesos
cuando la piel caduque haciendo florecer nuevos jardines
El último dolor de mi abuela se durmió
y en el sueño atravesó montañas
ríos, océanos
trillos que lo llevarán al abrazo interminable que jamás sintió
desde su primer grito cuando vio la luz
Mi abuela... Ella…Yrene
de quien nunca se supo dónde quedó su cuerpo con olor a gardenias
a la que nunca vi
a la que nunca toqué
a la que llegó hasta mí solo mientras dormía
después de escuchar historias construidas y reconstruidas a través de la infancia
Ella
Hoy
Cierra el círculo
Con sus seis amores dentro.
Comentarios
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus palabras. No olvides visitar nuestras otras paginas y correr la voz sobre nuestra labor.