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Trabajos Leídos en Grito de Mujer 2016 Santiago Chile











 Trabajos Leídos en Grito de Mujer 2016 Santiago de Chile









 María de la Luz Ortega




Mediación



En la mediación de las acciones
se encaran las insuficiencias
Aquellas inconclusas
Aquellas desgastadas por el tiempo
Aquellas perdidas en las infernales noches de espera.

En la mediación  la recriminan
la sumergen en palabras que no entiende
y con su mirada de cristal trizado
trata de reconocer al adversario
Sin embargo
se estremece entre la bruma
Entre pausa y pausa
el espejo la observa en silencio
No hay mediación entre el fragor de esos rostros
Ella inquieta
observa nuevamente  al desconocido
que se levanta y se aleja pausadamente
 con la incapacidad de reconocerla…





Lucía Stuardo H.


“amiga”, entre comillas

                               
Tú, que supiste de mis sueños cansados,
Del dolor que causaban
Mis penas y quebrantos.
Yo, que confié en tu mirada
De complicidad amiga,
Tú, me traicionaste,
Ahora sé, que le querías.
Y cambiaste mis sueños
Por nuevos sufrimientos,
Y me robaste todo,
Todo lo que tenía.
Tú sabías “amiga”
Que él era mi mundo,
Mi entorno, mi alegría.
Tú y yo lo sabemos
Cómo fuiste cambiando
Tu vida por la mía,
Y fue largo el camino,
Lenta la agonía.
Y ahora que tienes en tus manos
Lo que yo más amaba,
Lo que yo más quería,
Quizás Dios te perdone,
Te perdone algún día,
Pues yo, no puedo perdonarte todavía.






Isidora Reyes



Ausencia De Mariposas

¿Por qué, hieres?
¿Por qué, matas?,
a las flores silvestres
Tú maltratas.

Flores en capuchos
Azahares  limoneros,
Olores dormidos
Tu; nos dejas

Arrebatos de pensamientos
Perturban tu ruta.
Otorgándote en cerrones,
Tus pasiones enlutas.

Humillantes palabras
Brotan de tu boca, has dejado
Dormidas, todas las mariposas
Lagrimas; aumentan los mares.

Por matar a golpes
La vida destrozas.
Mandantes violentos,
Los días entristecen.

Sanguinario protector
Escolta a las doncellas.
Crepúsculo aterrador,
Enluta las estrellas.

Sollozos inocentes
Expiración de las Mirabal,
Desolados hogares
Ausencias de mariposas.






Ana M. Fuentes



Testamento


Me han pedido un testamento
Repartirlo entre herederos
Serán bienes duraderos
Mi riqueza del momento.

Estoy pensando con calma
La herencia que puedo dejar:
Los dolores mitigar
Mejor entregaré mi alma
Y belleza que hace falta.
Que el mundo esté muy contento
La alegría es fundamento
De un pasar siempre mejor
Que me inspire el Hacedor
Me han pedido un testamento.

Que la verdad siempre impere
Aunque le pongan mordaza
Y la tomen con tenazas
Es mejor para los seres.
Aunque la huella perdiere
Seremos todos sinceros
La verdad es derrotero
Parece tarea fácil
Pero creo que es más ágil
Repartirlo entre herederos.

Que nunca falte la música
Que es el arte más perfecto
Para oídos tan selectos
Aunque de apariencia rústica.
Tendré que poner mi rúbrica
Frente a muchos caballeros.
Lo que es perecedero:
Jazmines, nieve y pájaros
Aire puro, cielo diáfano
Serán bienes duraderos.

Gozar la naturaleza
Las plantas, los animales
Admirar tantos rosales
Desterrar toda pereza.
Comer juntos en la mesa
Amarnos con sentimiento.
Creernos todos el cuento
Que este mundo es el mejor
Les entrego una flor
Mi riqueza del momento.

Cuando la haya repartido
Esta declarada herencia
Me presento ante la audiencia
Fuentes Cáceres han sido
Por siempre mis apellidos
Y de nombre Ana María.
Me despido a la salida
Cogollito de verbena
Con olores de azucena
Será herencia compartida.







Claudio Bueno



El  Grito  De  Yuliana



En busca de paz y vida buena
llegó Yuliana, la niña caribeña
con tatuajes de colorida filigrana
decorando su piel morena
con su bolso lleno de sueños
ya camina por tierra chilena
de la mano de su compañero

el día es de un  claro amanecer
en que luchan por sus derechos
en el DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
sin pensar que hay un puñal en acecho

Trozos de una niña descuartizada
navegan en silencio río abajo
hacia los mares del olvido
tatuajes rojo sangre se aferran a sus brazos
los ojos sin mirada
la boca semi abierta quiere lanzar un grito

nadie la escuchó esa mañana
cuando aterrada pidió auxilio
la negra bulla ciudadana
se asoció a la daga del asesino

puñalada tras puñalada
ejecutadas por furioso acero
empuñado por el monstruo
que creyó su compañero
despedazaron a la jiña ilusionada

los medios, en espacios reducidos
informan que ya van como once femicidios
tan sólo en tres meses
y que otros países conocidos
nos superan con creces

los restos de Yuliana, prontamente
volverán del mar del olvido
y su grito de protesta será tan potente
que estremecerá los continentes





Alejandra Aros



“La Chascona”



Fue mi compañera de curso en mis primeros años, siempre estaba chascona y sucia.

Mientras escribo recuerdo mejor su cara, sus ojos achinados, su tez morena, su pelo crespo largo y desordenado. Su andar desgarbado, su ropa desaliñada.

Yo tenía doce años cuando nos fuimos del pueblo. Al año siguiente volvimos a visitar a la Tía Ester. Un día fuimos a visitar a nuestros antiguos vecinos del callejón.

Todo estaba igual, la calle de tierra, el agua de pozo. Nuestra antigua casa con su patio, y entre los árboles las higueras, mis favoritos. La entrada de la casa siempre con pensamientos de todos colores.

Tengo vagos recuerdos de mi niñez, pero ese día de verano recuerdo hasta q ropa llevaba puesta, un vestido celeste, floreado, ancho, de tres faldones. Mi hermana lo hizo para mí esa navidad. Aún siento un ardor en el estómago cuando recuerdo ese día.

 Estábamos ya cerca de la casa de nuestra vecina la Sra. Alicia que vivía a unas casas de la q había sido la nuestra. Justo antes de llegar... ¡la vi! Era ella ¡La Chascona!, estaba a la entrada de esa casa de adobe, que no tenía más de dos piezas y q yo conocía muy bien. Me miro como conociéndome, pero siguió con sus tareas, al parecer lavaba ropa o loza no sé. Solo la vi por un minuto cerca de la artesa q estaba fuera de esa casa, mientras votaba el agua sucia en la acequia.

Imagine lo q pasaba, pero aun sin creerlo mire a mi amiga Elisa la hija de la Sra. Herminia q salía a recibirnos... ¿qué hace la chascona en esa casa? Le pregunte.

Vive ahí le ayuda con sus cosas al viejo, me contesto con una voz quebrosa.

Mi mente de niña no entendía y aún no lo hago. Imagino q un desamparado se puede aferrar a lo q sea por techo y comida. Pero los demás como aceptaban eso...los buenos vecinos de misa dominical...Elisa y yo sabíamos q la chascona no vivía ahí solo para ayudar al viejo. Tal vez los demás pensaban q era inofensivo, pero nosotras sabíamos muy bien lo q era ir a esa casa.

No podía ni imaginar lo que sería vivir ahí. Recordé las náuseas de esos besos robados, q se pagaban con caramelos y monedas. Unos años antes de q nos fuéramos no se que edad tenia, imagino unos 8. Supe que lo q me hacían no estaba bien... no sé cómo me di cuenta...porque nunca nadie me hablo del tema. Sólo un día supe que eso estaba mal. O tal vez me pareció extraño tener q guardar un secreto...o tal vez por las náuseas que sentía en el último tiempo a esas caricias. Ahí estaba yo con todo eso en mí.
Mi amiga me miraba. Pocas veces he sentido una complicidad así. No entendía y aun no entiendo la indolencia de los demás. Con el tiempo pienso en ella y en el viejo...y en las niñas de ese callejón que de manera inocente lo ayudábamos, fuimos varias. El silencio fue su aliado.

Algunos adultos lo sabían, es imposible q no lo supieran ¿Por qué dejaban q esa niña viviera ahí con él? Acallaban su conciencia pensando ¿Qué puede hacerle si es un inválido? Todo en una época llena de valores que hoy se han perdido, según me dicen.






Ruby Periale

La descarrilada

El túnel del temor acoge a la descarrilada
a los gritos trata de escapar
con el pubis manoseado y las caderas desolladas
El Dios que pensaba, el que la liberaría de todo mal
le clavó el cáliz por la espalda
La noche cae pisoteando la esperanza
que después de la contrición aún alberga
¿Dónde está la salvación?
No hay respuesta, se ahogó hace tiempo
en la pila bautismal.




Mercedes Soto



Despertar



Era él, su gran ilusión.
Plena.
Su dicha no tenía igual.
Nada más deseaba,
Nada más que ese amor.

Luego,
En vela esperó su regreso.
Y no hubo caricias, ni amor.
Sólo insultos cruzaron el umbral.
Bastó un “nunca más”
Y vino el perdón.

El enojo fue rutina,
Instalada a su lado la violencia.
Sus mejillas surcadas de llanto,
Con golpes cubrió.
Otra vez, un “nunca más”
Otra vez, un perdón.

Anulada, sumisa.
Temerosa y complaciente
Era el dueño de su cuerpo y su mente.
“Es tu culpa” repetía
Y aceptaba ella, la pena “merecida”










La violencia extrema,
Por poco le lleva la vida.
Y la venda cayó.
¡Despierta! Escuchó.
Recién supo que el amor no daña
“Soy mujer y no esclava”
Su mente grabó.
Nunca más, palabras hirientes,
Nunca más, disfrazar el dolor.
Nunca más habría perdón.




Marisol Rodriguez Lefebre



Miriam


     Era pleno invierno, llovía torrencialmente, traía su ropa empapada, sin un paragua que la protegiera. Al abrir la puerta no sabía quien era. La miré una y otra vez.
- Me llamo Miriam Linares. Soy hija de Soledad Linares. Ud. no me conoce.
- Soledad es mi prima fallecida hace años. Dejó una niña chiquita en Puerto Montt al morir. La cuidaba su abuela. ¡No te sigas mojando! ¡Entra!
-Me dieron su dirección, asegurándome que Ud. me ayudaría.
-¿Qién te mandó?
- Mi prima Andrea.
- Si Andreita es mi prima. Se parece mucho a ti.
- Cuéntame, ¿vienes a estudiar a la Universidad?
- ¡No!
- ¿A terminar tus estudios de Enseñanza Media?
- ¡No!
- ¿A trabajar?
- No
- Pondré agua a hervir en la tetera y mientras tomamos té seguiremos conversando.
- Miriam, ¿qué edad tienes?
- Diez y siete años
- ¿En qué forma puedo ayudarte?
- Escondiendome.
- ¿Has robado o asaltado a alguien?
- Jamás lo haría.
- Se puso a llorar. Más bien a gemir. No le he hecho daño a nadie. Por eso ando huyendo.
- ¿De quién arrancas entonces?
     El té se enfrío, sin probar bocado. Me miro con una tristeza eterna ¡De mi marido!
     Quedé helada. ¿Eres casada?
-¡Sí!. Mi abuela, que me crió pensó que sería lo mejor, porque ella tenía mucha edad.
     A los pocos días de casada mi marido, por no haber lavado una camisa me dio una paliza. Así acostumbraba hacerlo con sus hermanas y su madre lo justificaba. Por vergüenza no se lo conté a nadie.
     En la noche volvía como si no hubiera pasado nada. Yo lo amaba mucho. Así paso un tiempo.              Llegaba a la hora que quería.
     Al morir mi abuelita empezaron de nuevo los golpes. Mi prima Andrea me aconsejo que fueramos a carabineros a denunciarlo. Así lo hicimos y fue citado para diez dias después.
     Esa noche llegó y casi me mata a golpes ordenándome que al amanecer fuera a retirar la denuncia y golpeando la puerta de fue. Cuando llego Andrea a verme, como lo hacía diariamente, yo no podía moverme, Andrea gritó pidiendo ayuda y nadie llegó.
     ¡Tienes que irte hoy! Sino este hombre te va a matar.
     Te llevaré al bus y te daré la dirección donde vive mi tía.
     Así lo hice. Mi familia escuchaba atónica ¡Llevemósla a la posta!, para constatar lesiones. Así lo hicimos y dimos aviso a carabineros.
¡Pobrecita! ¡Cómo ha sufrido a tan corta edad! . Exclamó mamá acariciando su cabello.

     Logré que Mirian se divorciara y terminara sus estudios.
     A los años nos enteramos por un diario que el malvado se había vuelto a casar y asesino a su nueva esposa. Le dieron cadena perpetua.





María Bueno

Mujer

MUJER,
eres montaña que sostiene
el universo.
Engendradora de hombres y mujeres,
criados por igual,
con el inmenso caudal de Amor
que en ti se desborda.
Eres refugio
amiga y compañera del hombre,
poderosa roca ante la agresión
de la sociedad discriminativa
y equivocada.
MUJER,
eres víctima de la injustificable
reprochable y desequilibrada
actitud machista
reinante en el mundo
a través de los siglos.
Sin embargo,
nada ni nadie
doblegará tu esencia
de mujer inagotable,
grandiosa,
digna e imprescindible
en el mundo entero.





Doctor Sonrisal

Mujer   Dignificada
         
   Hoy estamos reunidos nuevamente en este sitio, lugar de encuentros, que nos permite expresarnos libremente,  aquí en la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), con el fin de llamar la atención al mundo, a todas las sociedades, a todas las culturas, a los hombres en general para que comprendamos el papel, el rol de la mujer en esta tierra.
    La mujer fuera de su belleza como tal, tiene muchas particularidades, una de esas, es ser la inspiradora para los varones.  Los grandes genios, los grandes artistas, en todas las épocas han realizado maravillas, porque han contado con una gran musa.
   Las grandes expresiones culturales, de todas las civilizaciones, han sido estimuladas por una mujer.
    Ellas tienen esa facultad de ser inspiradoras, Además, son creadoras innatas. Parte de esta belleza terrenal se la debemos a las mujeres que han sabido concebir, crear y plasmar esta maravilla natural de mundo que hoy disfrutamos y logramos visualizar con nuestros ojos y, percibir con todos nuestros sentidos.
   Importante sería que los establecimientos educacionales, dignificaran a las mujeres, enseñándoles el respeto a niños y niñas lo que ellas valen.  E invitar a las muchachas a reflexionar, ayudarlas a que tengan una autoestima equilibrada; a que se quieran.
   Debemos reconocer que ellas son tiernas, acogedoras y cuentan con un  dulce encanto.
   Pensemos una sola cosa, tienen la capacidad de traer un ser al mundo, una creatura.   ¡Eso ya es espectacular!
    Si nosotros como varones, aceptamos que las atropellen, las denigren, permitimos que sean vejadas, es porque como hombres no hemos entendido ni comprendido el rol femenino.
    Insto a los varones a que cuiden, protejan y respeten a todas las mujeres.  No se puede aceptar que por un arranque emocional y por una costumbre heredada se termine con la vida de una de ellas.
   Abogo por unas sanciones ejemplarizadoras. Con las más severas penas.





Carmen Sánchez Díaz




No se si me busca


De pronto …..  te he visto distinto  
estas muy cansado, tu caminar lento
tu sombrero  negro
la mirada que viaja y no me encuentra
no se si me busca
siento mucha pena
siempre me gustó, que fueras tan alto
tus ojos brillantes,
tus manos grandes,
la calidez de tu voz
no se si me busca.
Siento mucha pena
a veces me quieres, a veces me olvidas
me  amas  en sueños
me estrechas cariñoso, te acercas
muy juntos
no se si me busca
siento mucha pena
ya no me besas,
no me abrazas, estas muy cansado
te sientas, pareces dormido
no me escuchas, mi voz se deslisa
desaparece
tratas de mirarme
no se si me busca
siento mucha pena.






Marcela Royo


Un Libro, Mi Refugio
  
                                                                                             
Mamá dice que no entiende este afán de esconderme, que mi habitación es grande y tiene una hermosa vista a la Cordillera. Sin embargo, durante horas busco refugio en el pequeño cuarto donde murió mi abuela y desde que dije que la veo, en su mecedora tejiendo calcetas, nadie se acerca hasta acá. Es estrecho, quizás incómodo, con un pequeño ventanuco, diseñado para guardar cosas que molestan en las otras habitaciones, pero allí estoy bien, sin miedo. Es absurdo temerle a los muertos. A mí me gustaría fuese cierto lo que dije sobre la anciana. Ella me ayudaría a no escuchar los doce pasos que por las noches oigo avanzar por el pasillo.

Debí gritar la primera vez. Sólo que pensé que se trataba de un juego, un secreto sólo de dos, como dijo él. Y abracé con fuerza la muñeca que me había regalado cuando entró a hurtadillas. Una hermosa muñeca que pudo ser mi preferida. Nunca había tenido una colorina de grandes ojos verdes.

Desde entonces el cuarto de guardar es mi refugio. En él leo. Traigo muchos libros de la biblioteca y a medida que avanzo en la lectura dejo de ser yo. Me convierto en la protagonista de esa historia y río y canto como ella, recupero la alegría de la niña que fui antes que los pasos se detuvieran esa noche ante mi puerta.

Tienes un nuevo papá, dijo mi madre. Vamos a estar bien, ya lo verás.

Y le creí. Los papás son buenos con las niñas. Las llevan de paseo y le dan impulso al columpio. Les ayudan a entender las matemáticas.

En los libros las muchachas son valientes, no lloran, me digo cada vez que vuelvo a mi cuarto para hacer mis deberes, ducharme y tratar de dormir sin sobresaltos hasta la mañana siguiente.

Por eso hice lo que hice. Y esto sí que es un secreto, sólo mío. Incompartible.

Esa tarde, él limpiaba los vidrios en la sala. Con una mano se aferraba al marco de la ventana, con la otra iba restregando por fuera. Es un décimo quinto piso.

Corrí y empujé con toda mi fuerza.

Desde entonces leo. Leo mucho para no oír su grito mientras caía.
           

























































Leonarda Caroca


Amor amargo

Nos conocimos  en una clase de baile donde nos transformamos en la pareja perfecta. Atraída por el resplandor inicial, dejé que la amistad  fuera cambiando de color para transformarse en algo que era una versión original y chistosa de la seducción.
Florecía la tierra  cuando empezamos a amarnos.  Trasladada a otra dimensión, ovillándome a tu lado, te adoré, flotando, con la razón perseguida por la magia de los afectos. Después de un tiempo había descubierto la locura de tus besos, el éxtasis de tu cuerpo engarzado a cada uno de mis movimientos y deseos, la exaltación olvidada, revivida con toda la furia, las palabras de amor dichas hasta el sin sentido y esa sensación de cuento fantástico, de vivir en otra dimensión, sometida por el alud de los afectos. Empecé a hacerme adicta a tu voz y sobre todo a tus manos; pero esta sensación de dependencia llegó a instalarse, también, como lo nuevo.  Deslumbrada me entregué… sin reservas.
Mal hecho, creo que te sentiste acorralado.
Desde ese día empezaron a complicarse las cosas, me pareció ver que estabas levantando una pared de vidrio entre los dos, te veía pero no te alcanzaba. Te llamaba sin que mi voz te llegara. ¡Me quedaba sola hablándole al vacío!
Extraña sensación que no me preocupó al comienzo; pero luego vino la  angustia cuando descubrí que  este era tu punto de retirada.
Estabas dejando pasar una semana entre beso y beso,  cada vez me dabas menos.
Empezó el tiempo del amor por cuentagotas, racionando tus encuentros, mezquinando tus caricias, y yo quería más.
Languidecía, furiosa  contra  el rol de mujer a tu disposición que tú calculabas asignarme. Me revolvía la sangre, porque eso implicaría despreciarme a mí misma: ser una cosa  sonriente y amable. Sin reservas ni respeto  por mi persona. Entonces traté de entenderte, insistiendo en  saber, preguntando una y otra vez.
    Tremendo  error.
    Mis preguntas te encolerizaron,  violento me golpeaste la cara y el alma:
    ̶  Para que no vengas de nuevo con exigencias. ¡Me quedo si quiero!
     ̶  Vete, entonces ̶   dije, agonizando, pero resuelta.
¿Cómo romper el hechizo? Aunque me costara morir debía  hacerlo y traté de alejarte; pero tú empezaste de nuevo tu tarea de seducción, porque ese era tu cuento. Dominar, someter, tu meta. Me buscaste de nuevo y  cedí. A pesar de que la razón me gritaba otra cosa, me doblegué a tu juego; pero advertí  que en vez de la magia  instalaste el miedo y la inseguridad. Me revolvía la sangre estar disponible, sabiendo.
Un sueño, más bien una pesadilla  fue mi aguijón:
Eras un perro maloliente incrustado en mi espalda, te rechazo en mi sueño, pero no te vas, haces como que te mueves, remolón hasta la exasperación, no te vas nunca. Yo me zafaba de tu peso y corría asqueada a lavarme; pero no había agua, la habían cortado. Un solo baño y no había agua.
Mi inconsciente te mostraba transformado en un animal hediondo.  Te  acercabas y te ibas, calculando  ponerme a tus órdenes, luego volvías. Conseguía librarme, huía  asqueada, había que limpiar lo sucio; pero no había cómo hacerlo.
Ahora veo que lo único que me queda es  dar el paso, alejarme para siempre de tu presencia dañina. Me haces mal, mucho mal.
     Este es el adiós, aunque me muero.
    ¡Ay amor! Amor amargo, adiós.”
La orquesta calló, se prendieron las luces y la cantante descubrió que todas las mujeres del público estaban llorando. Sollozando agradeció.
Sin embargo, en una mirada de reojo, advirtió que el pianista la contemplaba …sorprendido.

Comentarios

  1. Excelente jornada, muy emotiva, el grito de mujer estremeció los cimientos de la Casa del Escritor, ese grito avanzó por calles y avenidas y llegó a la Sede del Gobierno.

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