Poemas Grito de Mujer 2016 Badajoz España
Poemas Festival Grito de Mujer 2016 Badajoz, España
coordinado por Antonia Cerrato Martín-Romo
Asociación Migas
Antonia Cerrato
Martín-Romo
17 de marzo de 2016
LA PIEDRA-
A SORAYA
MANUTCHERHI
Te
pienso, piedra, venida de lejos.
Hecha
de sueños de arena, de cristales
minúsculos
que se apretaban entre montañas.
Tú
que has visto glaciares, auroras coronadas
de
luz y hermosura. Tú, que no tuviste
un
alma latiente y enamorada
pero
que seguiste amando,
contra
tu imperturbable razón de piedra,
¿quién
contra Ella te levanta?
Tú
que naciste para ser escalera,
puente
sobre los ríos
que
nos atraviesan de norte a corazón,
calzada
uniendo a los pueblos,
casa,
refugio último del hombre,
en
ti te pienso hoy, y te pregunto,
¿cómo
de de argamasa y baluarte
te
has convertido en asesina?
Te
contemplo obelisco,
cámara
fúnebre, patíbulo
ante
los ojos atónitos
sobre
los que habrás de cernirte
y
me pregunto,
y
te pregunto,
canto
humilde y rodado,
¿qué
harás con tantas lágrimas,
con tanto beso de sangre ?
¿Tenderás
tus alas de trapo
sobre
ese pajarillo prisionero
que
no ha otra cosa, sino invocar a la muerte?
Estaba
escrito en ti, escribieron sobre ti,
el
destino de todas las Sorayas
con
la tiza codiciosa de los malvados,
y la cobarde impune de los silentes.
Allá
ellos, pensarás,
tú
que también has sido cantera y buril,
ajuar,
anillo, promesa;
allá
ellos, y allá tú, me dirás,
que
tampoco las salvaste
porque
desde tu atalaya invencible
burlas
al arquero.
Ah,
que avieso es el hado
de
tanto ser vivo,
qué
fácil desde los torreones;
desde
aquí, a salvo de látigo
y
piedra, sí, de las piedras,
hablar,
y compadecer, y condenar…
qué
fácil desde mi salón y mi arpa.
Pero
tú, la coronada de albores, espejo
de
los vientos,
peine para su melena oscura,
tú
piedra sin culpa
¿por
qué has de verte
hecha
lápida sin nombre?
Mauselo
donde solo acuden
buitres
para picotear las entrañas,
flores
de un desierto
donde
tanta Soraya clama justicia,
a
ti, piedra venida de lejos,
a
ti que contra otros, a nuestra manera,
también te arrojamos…
a ti, cruz sobre el olvido
te
pedimos que vuelvas a tus montes
y
que del coraje y la savia de esas guerreras,
hagas
un silbo
que
se escuche por encima de las nubes.
Que
se oiga, que se oiga,
la
voz de toda mujer aplastada,
que
se levante, y puesta en pie
por
ellas, por las nuestras, lancemos, oh piedra,
juntas,
nuestro GRITO
grito
poderoso y certero,
grito
inconfundible, de MUJER.
Julita de la Cruz Otero
MIEDO
Callada cruzas la calle
por la acera, preocupada
tus pasos suenan sombríos
antes de llegar a casa.
En el cielo nubarrones
el miedo todo lo abarca
como errante fugitiva
no sabes lo que te aguarda.
Despacio abres la puerta
enfrente una mirada
con ojos que recriminan
y pupilas dilatadas.
Tu voz gritando en el aire
pidiendo sed de justicia
retumba alta y sonora
temiendo golpes o riñas.
Quiere vendarte los ojos
y amordazarte la lengua
mejor estas maniatada
para que así le obedezcas.
Tiene miedo de la sombra
que en la vida tu proyectas
como si fuera enemigo
la mujer que representas.
Fernando Garduño Maya
MUJER DE ARENA
“...El viaje verdadero consiste en no volver...”
“La aljaba del viajero”. Santos Domínguez Ramos.
CUADERNO DE ABUL QASIM
“... No
eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño...”
“El engaño”. Alfonsina Storni. OCRE
(Mujer que se derrama cada noche
en angustiosa arena de playa escarlata,
nunca ya se recoge completa al salir el día
porque hay vientos iracundos y olas embravecidas
que la empujan irremisiblemente al fondo
del mar de su soledad.)
Con cicatería cuenta
sus denarios la perversa noche
y aún no cruzaste,
mujer vencida,
tu vértigo de espera,
habiendo ya amado
más que el hombre que
te poseyó,
cuando nuevamente te
desdices de la maleta
eternamente proyectada
en fuga
en el viaje verdadero
de retorno
por el sueño de una
adolescencia irrecuperable.
Madurará el otoño
rendido de los frutos deseados
sobre tu impávido
silencio de hembra seca
que verá desangrarse
la flor de sus encantos
por donde ya solo te
rompe el viento de la barbarie.
Cada noche, cuando te
miras al espejo
sin reconocerte
en la sonrisa de la
joven cautivadora que fuiste
y te entristecen los
ojos
esas dos muertes
testimoniales de lirio,
como las diademas
encarnecidas de tu llanto,
me gustaría ser la
mano airosa que te rescata,
el vino que se vierte
en ti
como bálsamo de
lujuria
y solo soy un cobarde
más con la agenda apresurada,
un farsante que
escribe para una velada poética
mientras tú mueres
cada noche,
entre golpes brutales
de infortunio,
esperando o deseando
ominosamente que sea la última.
(Poema
recitado, en el Salón de Plenos de la Diputación -Badajoz-, con motivo del 6º GRITO
DE MUJER contra la
Violencia de Género. 18 de marzo de 2016. Organiza Asoc.
MIGAS)
José-Félix
Sánchez-Satrústegui
Una especie de carcoma
de los cerebros, indigesta de neuronas, habita el limbo en las afueras del
hombre. Multitud de cráneos vacíos motean la litosfera estampada de apariencias
mientras el tiempo se ha varado en las cavernas.
El oropel de la
tradición pretende disimular la barbarie envolviéndola en una falsa seda de
determinismo histórico. Siempre ha sido así, aúllan los mamporreros de la
indolencia. Bípedos testiculares lanzan sus inservibles corazones convertidos
en piedra contra Soraya, que sucumbe bajo un océano de arenas silenciosas.
Machotes de cartón-mierda lanzan ácido para acallar el rostro de una mujer
perpleja o blanden clítoris extirpados como bandera del mundo de la ignorancia.
Pretenden anular la identidad y el sexo, incluso arrebatar la vida, como
tributo salvaje al dios de la costumbre. La religión consuetudinaria precisa de
estas ofrendas.
El oropel de la
modernidad pretende disimular la barbarie envolviéndola en luces y colores.
Otros bípedos machotes, cráneos rellenos de ecos troglodíticos, habitantes de
la oscuridad que se esconde tras los neones, monoteístas del dios de la
posesión, entonan el himno “la maté porque era mía” a la par que encarcelan las
ideas.
La Historia
no se repite, sino que insiste; no es cíclica, sino tozuda e impertinente.
Un grito unánime de
mujer, ejército de voces contra los barrotes, me arrancó de las metáforas. Un
ejército de poetas en pie de paz, que empuñaba rimas, me rescató del silencio.
Desperté confuso. Podía haber sido una
pesadilla, pero solo había soñado con la realidad.
MOISÉS CAYETANO
ROSADO
ESTABA ARDIENDO EL MUNDO
Me he levantado esta mañana
y estaba ardiendo el mundo.
El fuego consumía las casas y las calles;
arrasaba los campos.
Era como una ola gigantesca;
era como un tsunami
que todo lo devora.
Un tsunami de llamas,
de calor espantoso,
de lenguas retorcidas, brillantes,
crines enloquecidas que gritaban
como si fueran bocas en su último aliento.
Estaba ardiendo el mundo
y la gran muchedumbre, débil y desvalida,
hacía por apagarlo
con sus tristes escobas de tamujo,
que se ponían a arder también
al mínimo contacto.
El monstruo gigantesco bailaba
retorcía su figura, crepitando,
y unos cuantos vampiros resoplaban
para avivar las llamas,
ganando la partida.
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