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Poemas Grito de Mujer 2015 Puerto Rico

Poemas Grito de Mujer 2015 Puerto Rico, coordinado por Zulma Quiñones











Lala Garcia

Viento Serena


40 menos 1


"He vivido en muchos cuerpos
vida tras vida
en otras vidas
y como maldición eterna
he despertado siempre con la estigma de ser hembra
de ser mujer con piel de infiernos
y almas dispersas en las caricias..."
-Niebla


Maldigo esta cimiente en la que me han fecundado
tantas veces
demasiadas tal vez
el vientre en el que han depositado la semilla maldita
raíces del infierno han masticado el cielo de mi vida
dejando en las grietas de mi alma
los rostros de todos
y en ocasiones de todas

40 menos 1
como al Cristo
pero no junto a éste
porque él fue hombre
más yo he sido mujer
en todas mis vidas
he sido y soy un cuerpo con desesperanza
recipiente de loa y latigazos
de besos, patadas
de sagrada inmundicia

No son 39

40 menos 1
porque no merezco ni un número perfecto
por ser mujer no merezco misericordia
por llevar vulva entre mis piernas
merezco ser lapidada en la plaza
frente a todos los que se atragantaron con mis lloviznas
por mis tetas han de quitarme el cuero
pues en estas
en mis tetas residen las legiones que atacan el universo
y mis nalgas
son el sendero a las huestes del infierno
y por estas seré descuartizada
cual perro con sarna en cofradía

pero cuando llegamos al vientre
cuando llegamos a la cuna que fermenta machos como liebres
tenemos que esperar a ver que sale de mi vagina
para entonces decidir si lo ponemos en altar
o lo cauterizamos con opio
si me da con parir una niña

40 menos 1
sí, como al hijo del Dios de los judíos
como al que clavaron en el madero para salvar a una raza escogida
pero no junto a éste
pues por ser mujer
ya soy blasfemia
ya soy maldición maldita

Llevo el infierno en mi cuerpo
pues nací mujer
en todas mis vidas





Betzabeth W . Pagán


Acompasada


He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir”
Alejandra Pizarnik

Trazadas en la arena y en los montes

¡Cuántas rutas de voces y gritos!
¡Cuántas partituras-mujeres
desatan su canto por caminos angostos!

Forjadas a tiempo y golpes;
buscando en el centro de su vientre
esqueletos de sonrisas absurdas.
Marchando en el amplio horizonte
con el cadáver a cuestas de los sueños tronchados.
Atrás quedan las palabras rasgadas,
la mirada de perro rabioso ante la puerta cerrada.

Una mujer verbo-irreductible
se abre paso a otra historia,
se mueve colosal y decidida,
imponiendo en oleada firme su espléndida figura;
se aleja segura del sonido fatal y largo de la muerte;
aprieta los senderos y en cada paso se posee.
Reclama de la noche los astros
y de la piel temblores por las ansias redimidas.
Un centenar de primaveras floreciendo en sus pupilas.

Un grito, un aullido contundente,
arqueándose en su garganta,
cayendo en vórtice, desnudo,
para derribar la mímica de verdades agrietadas.
Una mujer acompasada a su propio tiempo,
poniendo punto final a un amor entre comillas.





Laura rodríguez abreu

Sin título

Aquí yazgo con cara almidonada
De muerte y vértebras de papel…
El cansancio me retira al abandono
Como cuento inacabable de golondrina…

Aquí yazgo, con zapatos que una vez
Me llamaban, y sus lenguas ocultas
No desean mi meta…y los dedos ensangrentados
Jugando piedra, papel y tijera…

Aquí yazgo, con todas tus perlas,
Ocultando cada una de tus incertidumbres…
Cosecha de invierno
Y cereza en un campo de cristal…

Aquí yazgo, con penumbra de arlequín
Esclavizado en sonrisas sin futuro….
Despertando ante el desplomo del día,
Ave negra que grita ausencia…




Vanessa carolina alvarado lópez

Un cuerpo [sin alma]


Se acerca y te abraza, te besa y después del “hola mi amor”
Te agarra la cintura y aprieta...
Me está agarrando los chichos... tengo que rebajar
Y es tan cortés de cerrar la puerta mientras vomitas la cena.

Te levantas junto a él, enredados en las sábanas
Y mientras toca tu pecho y lo analiza...
Tengo las tetas caídas... ¡que feas se ven!
Y tu príncipe azul te acompaña a la cita del cirujano plástico.

Estás celebrando tu décimo aniversario de bodas y, brindando,
Se acerca a tu rostro y traza las líneas que amarran tus ojos.
¡tengo arrugas! ¡me va a dejar por otra!
Y tu esposo consentidor te paga el “face-lift”.

Te arreglas tu traje cada minuto.
Cuentas calorías hasta del agua que bebes.
Te miras en el espejo horas eternas.
Examinas todo lo que tu esposo hace.
Y te sientas frente a mí... me cuentas de tu matrimonio,
De lo bueno que ha sido compartir tu vida con él.
Pero yo te veo triste...
Y tu pobre alma se drenó después de tanto “amor”.
Ya sólo queda un cuerpo sin alma...
Una versión de ti, desarmada.




Idalisse Colón Ferrer






Alas

A las hermanas Mirabal

Sus voces tenían alas
como las mariposas,
revoloteando en la conciencia
de un oprimido pueblo
batiendo sus alas entre hojas esperanzadas
desafiando décadas de tradiciones letales
con la palabra hecha acción

Sus voces tenían alas
como las mariposas,
batiéndose al vaivén
de vientos de calumnias recias
usando sus cuerpos como escudos vivientes
azotadas bajo el látigo de la tortura
y el puño del hombre bestia
hasta que el último suspiro levantó sus alas
y el Ojo del Agua arropó sus cuerpos.

Sus voces tenían alas
como las mariposas,
la muerte no calló su mensaje inmortal
tejiendo puentes con hilos de justicia
y cimientes de igualdad
haciendo marchar un pueblo como en el Éxodo
hiriendo al faraón , en ruta hacia un gobierno justo.

Sus voces tenían alas
como las mariposas,
por eso cuando hasta mi llegaron
sentí que una ancestral hermandad
recorrió cada célula que mi ser compone
por eso, como ellas,
yo también digo, basta.




Mara Daisy Cruz


Antítesis


Esa que refleja el cristal roto no es una mujer,
Esa es una piedra inerte que se opone a la nada,
Esa lleva en los ojos tinieblas y las alas cortadas.

Soy vasija quebrada por la misma mano que una vez me acarició.
Soy música apagada que no se atreve a gritar su llanto.
Soy la antítesis de la mujer que una vez fue.
Soy nostalgia de viejos tiempos.

Yo añoro a la niña que sembraba soles,
Yo era aquella que cosechaba vientos.
Yo la contemplo ahora.
Yo la acaricio en mi recuerdo.

Qué pasará con aquella niña...

No, detente... por favor no crezcas.

Quiero evitarte desdichas, frenarte tormentas.
Quiero impedir que te amen los hombres.
Quiero evitar que tomes del cáliz.
Quiero que escapes del Hades.
Quiero que seas libre, si llegas un día a...
Ser una mujer.


Nora S. Cruz Roque


Confesión



¡Declaro y no me importa si con ello quedo presa!
No me interesa si me dan un desacato por encubrir la verdad
Limpio mi cuerpo de la sangre oculta que me han ocasionado heridas que permití

¡Confieso que fui la maltratada!
La acuchillada profundamente al pulmón y al corazón
Cocieron mi boca con hilos de metal
Ataron mis manos a mi propio cuerpo

Sellaron las evidencias con dulzuras de tasas de café
Mis pies fueron taladrados para que no caminara hacia la libertad

¡Suplanto a la mujer de antes por otra diferente!
Y no es perjurio ante la sociedad

Es limpieza de las huellas de un crimen del que me condenan
Me convierto en mi abogado defensor
Y mi voz condenará como fiscal a mi opresor

¡Señalo que hoy encontré las fuerzas en las que han muerto por mí!

Y en nombre de ellas decido y declaro:
¡No quiero ser la abusada, la asesinada!
Quiero ver el horizonte sin penumbras y llamar a cada cosa por su acción

¡Decido!
Suplanto la que no era, quiero ser yo

Mujer - Mariposa de quimeras y fechas nuevas
Atardecer lleno de sol tibio y tranquilo
Amanecer lleno de rocío que anima y da vida
Mujer de denuncias ante el abuso permitido

¡Hermanas Mariposas!
¡Declaren! ¡Confiesen! ¡Suplanten! ¡Señalen! ¡Decidan!
¡Ya no moriremos más!






María de los Ángeles Camacho



Días de su mundial de futbol



Oigo el escrutinio de aves nuevas en mis entrañas
ya no tengo mariposas
se han ido como los marineros
sus alas pellizcaban el dormir;
insomne me dejaban
trepidando
a la espera del alma de mi amado
él me donaba su cuerpo distante
cuerpo teatro
su cuerpo desconectado
cuerpo trampa
su casi cuerpo
cuerpo vampiro
su cuerpo sin lengua azulada.

En el viento de mis greñas
desaté un torbellino para coronarlo
nunca vio mi boca dorada
vaciarse para alimentarlo.

Desbordada de hambre
-¡con la fe una migaja!-
lo espiaba, lo circula,
lo rondaba, lo rondaba...

De tantas vueltas
fui su balón
lleno de patadas
sin trofeo, sin gol, sin red.




Bárbara C. Pérez


El perfume del vuelo


De la costilla inicia su cruzada,
con un marcapaso de predisposición,
la autoría de su huella boicoteada,
el origen de su punto de inflexión.


Imagen y semejanza: la censura.

La secuela de divina perfección,
su voz desintegrada en la bajura,
la libertad, un decreto de rebelión.

Un disparo sube el telón contemporáneo,
y otra mujer cae al suelo sin vida,
donde no se sintetiza un relato foráneo,
donde todo queda en grotesca deriva.

Gritamos todas por las heridas...
gritamos todas con el alma partida.

Ausencia de llanura, exceso de aspereza,
el golpe y la bala como sello propietario.
Mujer “insurgente”, bazofia es su entereza,
y el anhelo de ser: un acto revolucionario.

[Pero no, porque somos...]

Somos fundamento y el sustento,
somos alas perfumadas de vuelo,
la meta que magnifica el intento,
espíritu invencible en el duelo.

Somos vida, fuerza y sustantivo,
primavera, y océano de sensibilidades;
el fruto, y con el pecho erguido
sepa que la violencia no acalla bondades.

Mujer, que nació (y nací) para ser,
vivir es escribir nuestra verdad,
metamorfosis que no he de perder,
Mariposas: ¡A volar por la libertad




Lourdes Collazo Algarín

El peso de la prueba

Yacía la niña sin pulso en el suelo,
expuesta a las miradas de los vecinos,
aquellos que emitieron su juicio en mi contra,
los testigos de cargo que la vida me dio,
mi miedo fue la causa, he de confesarlo
a la que se escuda detrás de una toga
- la balanza se inclina
y siento que el peso de la prueba se incrusta
sobre mis espaldas dobladas –
hay golpes, maldiciones, dolores agudos
y unas gotas de sangre sobre mi sábana.





Jessika Reyes Serano


Flores

Porque existen muchas maneras de maltratar a una mujer.

Las flores silvestres no tienen miedo.
Se posan encima de una oreja desconocida,
se regalan inesperadamente,
bailan con el viento
y, como Julia, se pintan con el Sol.

Las flores silvestres
no tienen precio, nacen donde quieren,
no participan de despojos, no dan suerte.
No creen en nada porque ellas saben quiénes son.

Cuando quiero ser silvestre,
anuncian en la radio, escriben en los diarios;
me gritan desde la pantalla que no puedo.

Que el maquillaje se hizo para mí.
Que los tacones se hicieron para mí.
Que las cirugías se hicieron para mí.
Que el color rosa se hizo para mí.

Cuando quiero ser flor silvestre,
rocean mis pétalos con agua bendita
y siembran en la recién nacida
que pase lo que pase
el matrimonio se hizo para mí.

Imponen las flores que me deben regalar
cuando él me quiere pedir perdón.
Imponen que debo enterrarme sus espinas
para liberarme del pecado de la soledad.

Que me perdonen los dioses de los cielos
y los nuevos dioses de la Tierra
que se pasean en campaña publicitaria
vendiendo sueños con photoshop.

Que me perdonen los terroristas de lo natural
que me bombardean desde que abro los ojos.
Que me perdonen Todas y Todos los prefieren estar enjaulados
porque, recuerden, que una rosa roja también puede ser silvestre.




Ada M Álvarez Conde


Hermanas

Las que escogen la barriga,
Las que no la quieren,
Las que trabajan,
Las que limpian,
Las que no,
Las violadas,
Las maltratadas,
las fuertes,
las que callan,
las que adoran las cadenas,
las que vuelan,
las que cortan alas,
las religiosas y las ateas,
todas sobreviven,
a su forma el gran regalo,
que algunos hacen infierno,
por lo que tienen en el pecho, en su pelo,
pantalón o falda,
melena o calva,
somos resistencia,
somos vida atada a un gerundio,
a la vocal A,
mariposas,
inmortales hermanas,
rugan después de muertas,
para que nos unamos
para tener derecho a tener derechos.



Karina Gómez

Hilos invisibles


Cuando supe que habían caído las tres hermanas Mirabal, me dije:
la sociedad establecida ha muerto”
Pedro Mir

Siéntate, obsérvanos bien,
¿Dime qué ves? ¿Qué sientes?
¿Somos acaso para ti unos espectros más,
unas niñas indefensas que nada pueden?
¿Desde cuándo nos envuelves con tus hilos invisibles
como orugas en sus crisálidas?
¿Crees que nunca resurgiremos como unas coloridas mariposas? ¿es eso?
¿O que con tus hilos nos puedes controlar?
¿O quizás, que estaremos a la merced de tus garras?
¿Acaso concibes la justicia como una invitada pasajera?
¿O de verdad confías en que nadie más volará tras de ella?
¿O qué la insurrección no hará eco en los cementerios?
¿Aun supones que sobra espacio para tus preceptos discontinuos,
o que la realidad no sofoca el inaguantable silencio?
¿Crees que nuestras alas no volaran más allá de la muerte para desatar huracanes?
Ven! obsérvanos bien!
Obsérvate y contesta:
¿Qué sabes? ¿Qué puedes? ¿Qué piensas







Luis Cintrón

Izar de banderas rojas

Hoy, dentro de la parálisis de los sueños,
el frío de la madrugada se volvió a confundir
con otro aliento exhumado.

Las calles se han llenado de neblina,
de una bruma compuesta por los gritos de ellas,
niebla dentro de oídos sin ecos.

Hay labios tejidos con hilos de acero amaestrado
y desahogos escondidos bajo el tapete hecho
con pieles de leonas muertas.
Los ángulos de las casas sostienen la evidencia
de esas existencias expiradas para evitar ser secuestrados
por lo ordinario de los pozos sin fondo.

Se ha cubierto a la razón con un manto de adoquines
que se tragan las pisadas de ellos, cuando escapan.
Le han puesto a oler de un químico soberano
y su inconsciencia brinca entre las hojas de un otoño
en medio de un conocimiento sin revueltas generales.

Condenada tarima, de actos sumisos,
bajo una carpa de carnes y huesos,
de maquillajes y desfiles de caras,
de la tierra se alzan las voces de auxilio las cuales
terminan dentro del pico de aves carroñeras…
¿En dónde para esto?
Que la ajenidad colonizada no nos absorba en el
izar de las banderas rojas .




Edwin Figueroa

La más callada de todas las cosas


Todas los noches veía a padre

resquebrajarle a mi madre el espíritu,
azotarle hasta la sombra a golpes
Nunca vi a mi madre
abandonar sus faldas para dormir

arreglarse su cabello pajizo
ni maquillarse su rostro cuarteado,

No sé cuántas veces
escuchaba su nombre
en la boca de mi padre.

Siempre vi a mi madre
como una fornitura más de la casa,
abarrotada de polvo, de rasguños.
La más callada de todas las cosas

con un mar incontenible en la garganta.
Pero me equivocaba, una noche volamos
convertidas en mariposas amarillas.





María Miguel Manzano



Lánzame flores”

Lánzame flores.
Grítame melodías celestiales
con tu voz endemoniada.

Rómpeme con las caricias
más insospechadas.
Provoca mi llanto
con placenteras palabras.

Que acaricien mis oídos
los insultos más dulces.
Que mi éxtasis quiebre las estrellas,
los vidrios y las luces.

Fuegos artificiales en mis caderas
y por allá, charcos de miel,
ríos de vino tinto y azufre.

Golpea mi cara con tu hombría,
y sacúdeme el cuerpo con tus miradas.
Tatúa tu nombre en cada rincón
de mi silueta salada.

Y en cada habitación de mi alma,
clávame obras de arte
pintadas con tus dedos,
con tu saliva, con tu aliento,
con tus lágrimas.

Escribe tu nombre
con sangre en mi espalda.
Para que nunca se borre,
para que nunca te olvide,
aunque te vayas.





Marieli Calderón

Nada traduce la tempestad de mi alma”.

Minerva Mirabal


Mariposas

Campanas al alba,
azahares de hierro,
en ruta al patíbulo,
los sueños.

Espejos de verdades
en voluntades vilipendiadas.
Sábanas ensangrentadas
ya no, de ingenuidades.

Alientos que se escapan
en golpes de madera.
Mácula a las dignidades
ultrajadas por vicio.

El miedo busca sus silencios;
intento estulto del caudillo.
Trascendió a sus cuerpos,
la enlodada esencia de un cobarde.

Ocultar al sol fue la consigna,
en connivencia inútil de apariencias.
Tempestades asaltan al inquisidor
de almas traducidas.

Efímeras mariposas al viento,
sin barreras de tiempo o espacio,
vociferan el inmortal atropello
con estigma de casta, al infinito.




Waleska V. Castillo

Mujer


Mujer

La vida es impredecible
y un buen día despiertas de un sueño
en el que vagabundeabas sola,
hundida en silencios de afecto,
decides levantarte,
limpiarte las lágrimas,
sacudirte el cabello
de la tristeza que te adorna
y volver a aprender a caminar,
estrenar una sonrisa consciente,
conociendo que ni la vida,
ni el amor son para cobardes
porque más fácil fuera irte,
a dormir en el sueño eterno
pero es de guerreras escoger
enfrentar gigantes molinos de viento
que intentan sacarnos el aire de los huesos
un buen día te levantas
te lavas con pasta de sonrisas
y te repites al espejo
"soy la gladiadora de todas mis batallas
soy fuerte, saldré adelante"
y la mujer del reflejo te dirá lo mismo,
entonces no estarás sola
tu imagen te acompañará al campo
y sonreirá contigo cuando en la tarde se miren juntas al espejo,
cada día Guerrera es tu fuego
cada noche traerá tu paz,
cada amanecer tu esperanza
y la posibilidad de comenzar de nuevo
sin hundirte en las garras del silencio.




Walberto Vázquez






Mujer Poesía

Eres
de claridad clandestina
la que me hace morir
de día y de noche
en el silencioso caminar
que llena los vacíos lunares
de fluorescentes huellas
cada vez que te siento
en mi piel.

Eres
y serás la mujer
la mujer poesía
la que aún me tatúa palabras
la que desnuda mi alma
la que me hace ver estos cinco años
como cinco siglos
la que abre huecos en mi pecho
llenándolos con lloviznas de recuerdos
en la traición fértil de mis sienes.

Eres
la mujer que me hace correr
tras los latidos
de unos amaneceres sin fechas
en la voz infinita que teje este idilio
aún existente
aún vulnerable de su líquido amniótico
en el libro del amor.



Yolanda López López



No me maltrata

¡No me maltrata, te digo!
¡Mira que hermosa mi casa!
De mármol mi piso,
antesala, sala, comedor, biblioteca y cocina,
cuatro baños, cinco habitaciones, terraza y piscina.

¡No, no! ¡No me maltrata, te digo!
Me regaló un carro último modelo
y hasta para la fiesta me escogió vestido.
Dice que negro y corto debo llevar mi cabello.

¡Qué no, que no me maltrata, te digo!
De sus manos no he sentido golpes.
He recibido dinero medido,
Para gastos según me sean permitidos.

¡No, no insistas! ¡Que no me maltrata, te digo!
Sí, es cierto, hablo en la cena si él me lo pide.
Yo no sé nada, él es brillante, el que sabe de deportes,
de economía y de luchas en otros lares.

Y sí, se me quiebra la voz,
porque no comprendo tu insistencia conmigo.
¿Cómo puedes decir que sin golpes aún es castigo?

¿El sexo? Yo pongo mi cuerpo cuando él quiere
y hasta que él termine.
No, de orgasmos yo no sé nada.
Pero ya ves, no hacen falta.
¡Mira lo bien que vivo!

No, él no me maltrata.
Y si lloro, es porque hace muchos años,
justo al casarnos,
me llevó a operar para que no tuviera hijos.



Irma Rivera Colón

Ojal en cuatro cantos



Si tan solo pudiera ver el horizonte,
eso bastaría para llegar allá.
No es posible: la mañana me amenaza,
el sol ha echado dedos
y dispara cuchillos a mi frente;
se me inunda la mirada de un mar amargo,
si tan solo pudiera ver el horizonte…

Le temo al silencio de tus pasos
y al espacio torturado
que es la distancia entre los dos;
me enfrento a la contundencia de tus manos
con un ¡NO! severo y exquisito.
Mi ternura queda intacta,
en espera de que la luna
se llene de jazmines.

Me llamas,
llego hasta tu puerta,
y allí me quedo
con la voz atada a mi espalda;
el cerrojo es una boca,
un ojal torcido que me mira con dureza.
Regreso a mi encuentro.
Una guirnalda de palabras mudas
puebla mi garganta,
un roto olor a jazmines moteados de luna
se me enreda en el pelo.
Empiezo a ver el horizonte…




Marisol Tellerías


SI ME TOCAS


Si me tocas, sólo toca el suspiro atrapado en mis adentros al contacto con tus besos.

Si me tocas, sólo toca mis virtudes y no repares nunca en herir mis aparentes defectos.

Si me tocas, sólo toca mi cuerpo al adorarlo con locura, y envolverlo entre tus brazos
llenándolo de amores tal si yo fuera un pétalo en polvorienta llanura sedienta de pasiones.

Si me tocas, no toques el pasado escondido en mis refugios, sólo toca el goce del amor presente
que ganaste al honrarme y tratarme igual a preciada perla.

Y… si me tocas, procura sea para amarme y entregarme un mundo entero, con ese toque que sabes enciende y exalta mi corazón llenándolo de júbilo, cuando oigamos sonar las campanas que despertaran mis sueños dormidos. Al sentirme tan amada, cual mujer hecha de amor y para el amor.



Miguel Ayala Chaparro



Si pudiera

Si pudiera arrancar los abrojos
que cuelgan de tu oreja

Si pudiera plantarme
como un abeto en tu garganta
cuando a tu voz le nacen garras.

O quizás cercar tus puños
con una estampida de gorriones
o sembrar un manojo de ternura
que te haga estremecer.

Si pudiera ser tan frío
como el gatillo con que acechas
como la medida con que esperas ...
Si pudiera congelar el odio.

Si supiera
cómo se reanima la sangre
si con un haz del alba
pudiera confundir a Cerbero.

Si supiera
conjurar el sortilegio
que al cabo de tres días
devueve el aliento...

Haría que regrese
del reino de la escarcha.

Desde luego; si pudiera.







Gricelis Torres



Verbo

Hay piedras y hay escollos...
¡qué nadie cave tu tumba!
camina, lev ántate, retumba;
tropieza en los atollos,
naufraga en los arroyos...
que ni tu padre,
por engendrarte,
ni tus amores,
por mendigarle,
caven tu hoyo.


Libérate de ataduras.
Teje tus armaduras.
pelea, deslígate, sufre
tus batallas puras.

Que no hay enemigo mas sabio
que la cordura.
vive tu dolor,
enfrenta la locura....
sosiégate, cálmate, encuéntrate;
aliviana tu cintura.
Tócate, bésate, ámate;
asegura, tu aventura!




Heida Zambrana

Sí… tú, yo o ¡quién sabe!

Sí… sí… tú, la de los hombres necios
Sí… sí… tú, la que descuelga versos
por parajes inauditos.

Sí… sí… tú, la que no nunca aprendió
que comprender tiene límites
doler tiene límites
amar tiene límites .

Sí… sí… tú y yo
y Juana y Julia… Isabel, Hildegarda
y los púrpuras que rumian con olor a santidad
y los grises y el silencio
como piezas maestras del sufrimiento.

Porque soy, porque eres, porque somos
enigmas, desolación, silencios…amor.

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