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Poemas Grito de Mujer 2014 Molina de Segura, Murcia España

 Poemas Grito de Mujer 2014 en Molina de Segura, coordinado por Irel Faustina Bermenjo.










María Ángeles Ibernón.

Un tesoro


De azul se viste mi día,
con sonrisas que laten de azul,
alegrías compartidas
también en azul, novedosas esperanzas;
mar tranquila y anhelada,
quiero con mis manos tocar.
Reflejo de un sol en tu cara,
belleza limpia, transparente,
olas calladas.
Mi mirada se pierde a lo lejos
mi sentir añora futuro
entre un mar que me dice,
tranquila, y un cielo
que tesoro me llama.





Sirva un canto



Sirva este canto de esperanza,
para reclamar la luz que vi al nacer,
las hojas de otoño y el caer de la lluvia.
ejerza este ápice de aliento,
para no llorar jamás por mis leves sentimientos,
por la oscura claridad.
Sírvanse mis ilusiones porque siempre la han de ver
los que tanto me quisieron,
y los que me acompañarán aquel día fatal.
Esgrimo amor y alegría, porque así fue,
una paz que nunca quise, y que perpetuamente me brotó.





Pon color



Ante la adversidad del mundo, pongo color.
Ante el golpe helado del amigo, asiento un color.
Ante el influjo de sombras en nuestras vidas, apostemos por otro color.
Ante la desdicha de un adiós no pasajero, situemos un diferente color.
Ante la fuerza del que oprime sin pensar que puede ser oprimido,
le vomitamos un color.

Color pongo al camino
que día a día recorro,
por estar vida siempre,
porque además lloro,
por reír ante prepotencias
de personas sin dignidad.
Cada día es una gama
de colores
en el lienzo que soñé,
cada pincelada una lluvia
de esperanza
que a mi lado irá.



Gritos



Voy a lanzar un grito
más allá de las montañas.
Quiero decirle al mundo
que mi voz pequeña no es,
que mi lucha será constante.
Mi amor infinito,
batallas del ayer,
batallas que fueron inciertas,
batallas continuadas.
Las que quedaron suspendidas,
a todas las batallas mi mano les ofrezco,
les brindo mi auxilio,
mi caminante voz.





Irel Faustina Bermejo


A la Poeta De La Unión, María Cegarra Salcedo



Agonía en la ola blanca y quebrada.

Articulando tu nombre el rumor
cansado de los ecos, la asediada
palabra de tus versos, el color
del monte, una playa dibujada
entre fórmulas químicas…    Dolor
melancólico en la vasta tristeza
de días de lluvia. El limonero
desgranando protones. La belleza
 de una tierra de pirita. Sendero
de silencio, curtido en la tibieza
de las vetas de tu Cristo minero.

El mar a tu costado, instrumento
que ameniza la tarde. La oración desprendida
volando al crisol. Celas memorias en el viento,
dentro del alambique de la vida.

Gime la ola del mar azul, quebrada.
El lamento desborda su tribulación. Llena
de dolor esta tierra mineral, lacerada.

Torbellinos de luz con espuma salada;
 silencio desgarrado en la galena.




 Reconstruirme


Reconstruirme, a pesar de la derrota;
alzarme sobre los escombros
de mi torre derribada.
Hállame la soledad, entre sombras,
como niña asustada,
aterrada por tanto dolor
no asimilado ni comprendido,
mucho menos expresado.
De  pronto, un destello de luz
me abre los ojos
cansados de tanto llanto.
Ya no es tiempo de lágrimas,
no es la estación de las margaritas,
no hay azar ni astros
que nos acorralen.
No he encontrado
tréboles de la suerte.
Decido escalar este pozo profundo,
empapándome de sudor.
Abandono la torre destruida.
Declaro el giro que doy a mi vida,
¡La única vida que poseo!



Renacer


Mi felicidad no depende de ti.
Es hermoso compartir,
es bello sentir la cálida mano
bajo el dorado cielo de la tarde.
Dulce, besar el labio ardiendo
y sentir el fuego en la piel.
Es incierto nuestro camino.
En un mundo de cambio
nada se sujeta a la permanencia.
Compartimos parte del camino
y sonrío sabiendo que, en mi angustia,
en mi vacío y en mi soledad,
me tiendes la mano,
mas no dependo de ti.
He empezado a amarme.
Porque me amo, te amo,
y porque me amo, me amas.
No mendigo que me quieran.
He renacido de mi dolor
y de mi propia muerte,
como el ave Fénix,
para encontrarme,
para encontrarte.



Cuentos


Me contaron un cuento,
creí que era cierto.
Me prometieron
que el amor era eterno,
pero he descubierto
que no hay que soñar
con príncipes encantados.
Sí, nos engañamos
hasta  que todo se nos viene abajo.
Las torres son destruidas.
El mundo creado
no es válido.
No todo es tan fácil
ni tan lindo como contaron.
Nos creímos princesas
y nuestro reino se derrumbó
cuando menos lo esperábamos.
Habría deseado
que todo fuese inmutable,
que la realidad se acercara
un poco más a los sueños.
He fracasado muchas veces
y he tenido que empezar de cero
con dolor, pero también
con esperanza.






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