Poemas Grito de Mujer 2013 Cartagena y Murcia
Poetas del Grito de Mujer 2013 realizado en Cartagena
y Murcia Coordinado por Pedro Vera, embajador MPI
Laura Peñafiel
Adres Carrillo
"Juzgado de violencia sobre la mujer".
Hay domingos que no son el día del Señor,/
no lo son,/
domingos en que venís en triste procesión, a la horrible mañana de los costaleros del maltrato,/
venís con cédulas de citación y pies sajados,/
guionistas del frío llegáis,/
a verter historias de dolor en los pasillos del Juzgado de Guardia,/
acudís con los informes de Urgencias y los pedazos de los sueños,/
y sabed que os estábamos esperando,/
porque siempre hay peligros que acechan tras los fines de semana,/
hay hombres "tomados" que han hecho del verde de los ojos el mar púrpura del odio,/
hay hematomas, eritemas, petequias y amenazas, la carta de natura de tan ocre lustre,/
hay domingos en que no debierais perdonar setenta veces siete./
Entre órdenes de protección y médicos-forenses no se hallará la respuesta,/
yo mismo no me acostumbro a la voz del miedo y al garfio del amor,/
(lo sé, lo sé, eso nunca fue amor)/
hijos por los que tanto luchasteis y que ahora os duelen a los ecos de la pensión alimenticia,/
casas de las que hicisteis un recodo contra el espanto/
ahora abiertas al vendaval de la retirada de los últimos enseres personales,/
todo ha de ser rápido, no caben en estas pocas horas tantas vidas descorchadas,/
ratifíquese en su denuncia y aguarde su destino en la sala de espera,/
esté tranquila,/
de estas flores cárdenas brotarán acaso las prohibiciones de acercamiento y de contacto,/
pero la herida manará incluso a la sutura de las medidas cautelares,/
y no, no he llegado a entenderlo.../
Qué te hizo varar al playazo de la ira.../
Ni la lágrima ni el abrazo compensarán este duelo,/
no hay psicólogos que abarquen las esquinas de este reino devastado,/
hay una vida de pronto al compás ebrio de la hostia y la almoneda,/
un cardenal que no cree en Dios y un perdón que nunca es suficiente,/
qué nos ha hecho muñidores del daño, porqué el magullar de las últimas pieles nobles,/
quién,/
cuándo,/
dónde se perdió el tiempo de los labios y marró Cupido sus estúpidas flechas./
No puedo decir sino que todo esto es negro y es muerto,/
que en los ábacos del horror nunca chispea y siempre llueve,/
que el humano es su propia escalopendra, que jamás los barrotes callarán/
la mirada que conozco, el diente de sierra de tantas noches afiladas, y sólo por fin/
la daga,/
la esquirla,/
el puño y la marea, la firme sentencia/
a la desolación./
Mujer
Laura Peñafiel
Valle de Lagrimas
A mí la vida nunca me
dijo nada.
Jamás.
Pero tampoco pretendí
escucharla.
Nadie me contó que
pudiera hablar.
Nadie me prometió
nada.
Así que viví como
esperando la muerte:
con mi niño arropado
en andrajos,
mis manos supurando
grietas
y un olor asfixiante
a vacío y pulcritud.
Sintiendo aires que
movían
los hilos del día a
día
y calendarios
lanzando
por inercia sus hojas
al vacío.
Así, dándole pena a
la tristeza.
Consumiéndome bajo
los hierros
de la esclavitud.
Y, lo peor, sin
importarme
nada la indiferencia.
María es el nombre
que portan mis días,
María la cruz de mi
condena.
Ojalá la rabia me
otorgase
los últimos alientos
de la rebeldía.
Ojalá se rompiese
cuanto espejo reproduce
la tragedia sin
máscara de mi rostro deshecho,
con mis labios
pintados de sangre,
mis mejillas de un
rosa amoratado
y el cabello, antes
largo,
aniquilado a
trasquilones amargos y callados.
Sí, es verdad. Me
casé con él
por voluntad propia.
Pero ahora comprendo
que sólo me movió el
fluir
de la huida hacia
otra parte.
Así que un día me
tomó la mano y
me condujo sin
posibilidad de renuncia
a este terreno baldío
de esencias negras.
Creí que era una
elegida.
Ahora sé que todos lo
somos alguna vez.
Que la desidia y la
muerte juegan un día
a buscarte entre las
masas
y cuando al fin te
encuentran,
arrojan sobre tu
carne la rabia
de haberte buscado
tanto tiempo.
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La puerta se abre al
otro lado de mi hogar deshecho.
El ambiente se
marchita con olor a ginebra,
a tos seca y
remordimiento.
Mis piernas tiemblan
sobre este verso estremecido.
Sus gritos invocando
mi nombre de gracia
resuenan cual
disparos sobre mi frente baja
Imposible ya reanimar
la libertad.
Juan de Dios Garcia
Ana en Fotopres
’09
Miro en una exposición
los rostros humillados de mujeres
musulmanas.
Hay algunas ciegas, con las mejillas quemadas,
calvas, con un ojo vacío.
Ellas aún no se atreven a levantar la vista
hacia el fotógrafo.
Probablemente no se atreverán nunca.
Yo, mujer occidental,
me siento libre
de mirar directamente su dolor
infinito.
Mi libertad de gusanos en el estómago
se abraza a su cárcel de pozo seco.
Salgo llorando de la exposición.
El fotógrafo ha triunfado.
Adres Carrillo
"Juzgado de violencia sobre la mujer".
Hay domingos que no son el día del Señor,/
no lo son,/
domingos en que venís en triste procesión, a la horrible mañana de los costaleros del maltrato,/
venís con cédulas de citación y pies sajados,/
guionistas del frío llegáis,/
a verter historias de dolor en los pasillos del Juzgado de Guardia,/
acudís con los informes de Urgencias y los pedazos de los sueños,/
y sabed que os estábamos esperando,/
porque siempre hay peligros que acechan tras los fines de semana,/
hay hombres "tomados" que han hecho del verde de los ojos el mar púrpura del odio,/
hay hematomas, eritemas, petequias y amenazas, la carta de natura de tan ocre lustre,/
hay domingos en que no debierais perdonar setenta veces siete./
Entre órdenes de protección y médicos-forenses no se hallará la respuesta,/
yo mismo no me acostumbro a la voz del miedo y al garfio del amor,/
(lo sé, lo sé, eso nunca fue amor)/
hijos por los que tanto luchasteis y que ahora os duelen a los ecos de la pensión alimenticia,/
casas de las que hicisteis un recodo contra el espanto/
ahora abiertas al vendaval de la retirada de los últimos enseres personales,/
todo ha de ser rápido, no caben en estas pocas horas tantas vidas descorchadas,/
ratifíquese en su denuncia y aguarde su destino en la sala de espera,/
esté tranquila,/
de estas flores cárdenas brotarán acaso las prohibiciones de acercamiento y de contacto,/
pero la herida manará incluso a la sutura de las medidas cautelares,/
y no, no he llegado a entenderlo.../
Qué te hizo varar al playazo de la ira.../
Ni la lágrima ni el abrazo compensarán este duelo,/
no hay psicólogos que abarquen las esquinas de este reino devastado,/
hay una vida de pronto al compás ebrio de la hostia y la almoneda,/
un cardenal que no cree en Dios y un perdón que nunca es suficiente,/
qué nos ha hecho muñidores del daño, porqué el magullar de las últimas pieles nobles,/
quién,/
cuándo,/
dónde se perdió el tiempo de los labios y marró Cupido sus estúpidas flechas./
No puedo decir sino que todo esto es negro y es muerto,/
que en los ábacos del horror nunca chispea y siempre llueve,/
que el humano es su propia escalopendra, que jamás los barrotes callarán/
la mirada que conozco, el diente de sierra de tantas noches afiladas, y sólo por fin/
la daga,/
la esquirla,/
el puño y la marea, la firme sentencia/
a la desolación./
Vanessa Navarro Reverte
Ella sueña
Ella
lo sigue intentando.
Viste
piel de femme fatale
o la
muda frágil, coqueta.
Permanece
firme, o se vuelve fiera.
Ella
resiste, y lo intenta.
La
miráis un día tras otro
mientras
lucha por captar
alguna
atención honesta;
ingenua,
exasperante terca.
Día
a día la miráis sin verla.
Le
seguís el juego a veces,
mezcláis
intención y azar,
la
cortejáis sin destreza.
La
indiferencia entonces llega
para
el trabajo sucio; el juego cesa.
¿Cuándo
seréis sinceros con ella?
¿Cuándo
le diréis que el prejuicio
escupe
en lo que ella sueña?
Tomás Soler Borja
Femme Fatale
La poesía,
rosa repleta de
espinas,
es el género femenino
de la palabra…
Por eso a pesar del
dolor
que a menudo ocasiona,
su piel de letras
es acariciada en cada
sílaba
con los dedos del
amor
y su carne de versos
es besada con pasión
por los labios del
poeta.
acróbata
Mujer
Cómo voy a creer en
Dios
si todo dogma enseña
que es de género
masculino
y mi verdadera fe
es para el cuerpo
femenino.
Cómo comulgar con Él
si las muchas
escrituras
hablan de un ser
divino
y mi único credo es
para ella
siempre divina a mis
ojos.
Cómo orar al hijo
que a la vez es padre
y también espíritu
santo,
si yo solo rezo
a la hija de su madre,
a la madre de la
vida.
Cómo creer en Dios
si todas las
religiones
lo representan como
hombre
y yo si algo venero
es a la santísima
trinidad
de hija, esposa y
madre.
Y si resulta
después de todo
que Dios es mujer
y por eso nunca
escucha
las llamadas del
Hombre,
siempre errado en su
fe.
No sabe
¡Qué poco es el
Hombre
sin la mujer!
Apenas nada…
Ni nacer solo sabe.
El Milagro.
En la búsqueda
incansable
del gran camino de la
vida,
los mejores pasos del
hombre
empiezan y acaban
entre las piernas de
la mujer…
¡Vulva de vida!
Tumba de la pequeña
muerte
que genera en sus
profundidades
el milagro mismo de
la existencia.
Isabel Romera Tudela
Hoy
como tantos días
Hoy como tantos días
he mirado tu cara
en la que el sol no está.
He mirado tus ojos
y no he visto la luz.
He mirado tu boca
y como tantos días
no he visto dibujada una sonrisa.
Hoy, como tantos días
he visto la cobardía en tu cuerpo
y en tus lágrimas
ríos de silencio.
Hoy, como tantos días
has abierto la boca
tan sólo
para decir…
Amén.
Joaquín Piqueras
Canción de amor a dos manos
“…la violencia
de género
ha degenerado en violencia
de número.”
J.P.
“…No quiero oír ya más campanas.
La noche se deshace, el silencio
se agrieta.”
Idea Vilariño
Cada vez que acoplas
tus manos
a mi garganta y
aprietas,
y ahogas, para colocarte
tu corona de espinas
y luego decirme con
lágrimas en los ojos
lo mucho que me
quieres,
la noche grazna a mi
alrededor su estribillo de muerte.
Cada vez que hundes
tu boca
entre las piernas del
recuerdo,
y sabes cómo liberar
todos los resortes de la vergüenza,
haces que me sienta
una mierda que guarda
silencio,
mientras la noche se
deshace en su estribillo de muerte.
Déjame que te
explique, hace tiempo que el cuco
no anuncia
primaveras, sólo infiernos de nieve,
y no hay, no existe
suficiente almohada
para ahogar mi grito.
Cada vez que me
llamas puta
y aplicas en mi piel
el ritual de tus manos,
y después me dices
que no volverá a suceder,
que lo siento, que no
sabes cuánto te quiero,
y me pides que te
perdone,
vuelvo a sentir el
coro de la noche en su estribillo de muerte.
Cada vez que el amor
deja
puntos de sutura y un
reguero de reproches en el corazón,
me dejas bien claro
que la culpa es mía,
para que la canción siempre
se repita
y su maldito
estribillo impregne la noche
de sudor y de miedo.
Déjame que te
explique, hace tiempo que el cuco
no anuncia
primaveras, sólo infiernos de nieve,
y no hay, no existe
suficiente almohada
para ahogar mi grito,
no hay, no existen
suficientes manos
para ahogar mi voz.
Mª José Valenzuela Cánovas
Hallazgo
Donde un montón de
espinas
encuentran su lugar,
descubro mariposas
que arrojan con sus
alas
la luz de un nuevo
día.
Qué difícil
enfrentarme contigo,
reconocer que un día
volamos al unísono,
al encuentro de
aquellas mariposas.
En mi memoria
acaricio los abrazos
donde anduvo tu sexo,
risas, ironías,
pero una hipócrita
música viste el aire.
Yo me pongo una pluma
en la cabeza
Hija de
fénix
Resurges de las
cenizas
que ayer te
sepultaron,
perdiéndote en un
torbellino
de memoria intacta,
anhelando la triste
melodía
de un tiempo que dejó
su ingratitud
a la noche de piedra.
Ofreces con tus manos
al animal oscuro que
mira fieramente
a un cielo que te
niega.
Hija del ave herida
que no supo arreglar
tus alas tristes,
hoy surges con tu
canto
de la ceniza helada
de la noche que quiso
hacer suya.
Consuelo
fúnebre
Continúo estática
con el aire
desmadejado y triste
como una vieja
marioneta.
Comprendo que el
destino y tú
me habéis jodido la
vida
y me condenáis a
permanecer inmóvil,
hasta que pase el
tiempo necesario
y acuda la muerte en
busca de mi muerte.
Como una estatua,
inmóvil,
aguardo la sentencia
que borrará mi nombre
de la historia.
La
noche por un beso
Cuando los pálidos
atardeceres
caen,
la voz de la soledad
grita
ante el silencio que
sigue latiendo.
Traspasan los ecos de
la memoria que has sido,
te han llamado puta
porque has preferido
vender tu cuerpo
con la tristeza que
da la noche,
con la paciencia que
da la soledad.
Esperas a que alguien
te traiga
la breve respuesta de
las hojas secas,
el versátil vuelo de
las líneas divisorias
y por fin te devuelva
el espacio breve de
un beso.
María José Contador
A Ángel Paniagua
Ahora sólo deseo que las horas
se muestren más propicias, que los fastos
demoren su presencia, porque otro
año más como éste puede acabar conmigo.
-De "Nochevieja"-. Ángel Paniagua.
se muestren más propicias, que los fastos
demoren su presencia, porque otro
año más como éste puede acabar conmigo.
-De "Nochevieja"-. Ángel Paniagua.
Tengo el cuerpo molido a soledades.
Soy un animal buscando abrigo. Soy vulnerable a la intemperie y sin embargo
sigo rodando como un guijarro cualquiera. Nada puede dañarme pero me siento
débil.
Tengo el cuerpo molido a soledades.
Soy un Prometeo, dolido y doliente, revivido y muriendo simultáneamente. Desde
el fino cristal de mi aislamiento veo transcurrir mis horas eternas. Veo pasar
vuestros días lentamente. Las tardes de ellos en la sombra fresca. La vida de
los otros.
Me abandono a mí misma, ahí te
quedas -me digo-. Y siento mi ausencia, esa angustia que me trepa el alma,
pienso si es que quizá ya he muerto. Ese vacío, ese silencio. Sabor a hiel.
Estoy todavía.
Cada año últimamente me pregunto si
este será el que podrá conmigo, como diría el poeta. Y pronto empieza otro año,
de nuevo.
Y yo tengo el cuerpo molido a
soledades.
María José Martínez Peña
Sin memoria
Y dijo dios:
“estoy creando nuevos cielos
Y una nueva tierra
Y las cosas anteriores
No erán recordadas”
Los hombres sueñan,
ahí son otros y no tienen sed de nada.
Aprenden su
canción,
Primavera, verano,
otoño, invierno…
En cada estación un
tren se les marcha
Desde el andén
oscuro de su pecho.
Están desnudos y se
cubren con ortigas,
Pero ahí son más
ágiles que el tiempo
Y se llevan las manzanas
del paraíso.
La mano de dios les
borra las alas
Y caen contra la
tierra
Sin más memoria que
la lluvia.
Después despiertan
Con su colección de
sueños prohibidos
Y solo aciertan a
pensar:
En otro tiempo bebieron ser muy dulces las
manzanas.
Sin voluntad ni paciencia
Qué más decir, qué
más justificar,
Cuando se agoten
estos versos
Que ahora escribo.
Nunca tuve voluntad
ni paciencia,
Y con tanto exceso
de fe
Se vuelve uno un
poco idiota,
Y llega a
confundirse
Como algo
indefinido o aparente,
Entre filosofías
que ocupan este mundo,
Ese rincón del café
por ejemplo
Para quedar citado
con la lluvia,
Y ver a través de
los vidrios
Esa tonta alegría
de paraguas
Al otro lado de la
calle.
Y qué sé yo qué
haré
Cuando se agoten
estos versos
Que ahora escribo,
Tal vez me quedaré
mirando,
Detrás de las
ventanas
Con mi paraguas
cerrado,
Con mi viejo bloc y
sus versos rotos,
Precisamente,
Donde cierra la
noche su codicia y abre,
Su página de otoño.
Rehén de la noche
Ya no me reconozco
Entre los limpios
de pecado,
No acepto los
consejos que me dan,
Quiero beber del
mundo sorbo a sorbo
Sus mágicas
mentiras.
Soy terrible, lo
sé.
Acostumbro a vivir
En una inlucidez
De música y
recuerdos
O malas
tentaciones.
Soy rehén de la
noche
Y la gramática de
sus cuchillos.
A veces me pregunto
Por qué voy dando
tumbos
Igual que los
rastrojos
Asesinando
madrugadas
Con esta avidez de pájaro
nocturno.
Tal vez sea esta
manía
De buscarme a
ciegas
O esta gris
convicción
De no pertenecerme
nunca.
Escenario inventado
Has mentido de
nuevo
Con la vulgaridad
de la inocencia.
Cuando cierran los
bares
No queda nada más,
Solo tú con tu
escenario inventado
Actores del insomnio
y del licor,
Que beben en tu
copa y después niegan,
Personajes fantasmas
que se marchan
Golpeándote el alma
con la culpa.
De repente amanece,
Todo cuanto
empequeñeció la noche,
Ahora va creciendo
contra la luz,
En tus ojos reside
La innoble soledad,
Una vez más dentro
de ti se esconde
Tu personaje
favorito,
Judas.
Condición de víctima
Me detengo un
momento,
Escucho el ruido
del mundo.
Callad todos lo que
cantáis,
Solo yo puedo
cantar hoy así
Este canto de
mártir,
Mirad como me
compadezco,
Cómo mendigo mi
suerte,
Cómo le pongo duros
adjetivos
A mi condición de
hombre sobre la tierra.
Regreso con mis
pasos
Por senderos de
invierno,
Oigo el aire como
un látigo
Azotar los tejados
Con su ritmo
invertido de cítara
Y voy con el rebaño
a golpes de baladas.
Solamente los lobos
Reconocen mi voz,
sé que están al acecho
Esperando a que cruce
La línea incierta
de los sueños.
Sueños paganos
No sé muy bien si
estoy soñando
O que huye el
tiempo a veces
Y me deja en un
bosque imaginario.
Allí me gritan
voces
O aparecen extraños
personajes
Que borran los
caminos
Con tizas de la
infancia
Y me cambian el
final de los cuentos.
¡qué lástima que
tenga tanto sueño!
Y aún no sepa lo
que es real
O que un lirio
caprichoso
Quede frívolo y
patético
Pisoteado en la
pista de baile.
Qué lástima que al
ser honesto,
Caiga de golpe al
suelo
El íntimo deseo,
Como un zapato de
cristal.
Quizá sea todo
razonable
Y todo forme parte
de este mundo,
O es que tal vez
comí la dichosa manzana
Y estoy dormida
para siempre
En el centro del
bosque.
¿qué secreta
postura es la nuestra
En este mundo?
¿qué misterios
encierran lo aprendido y lo errado?
Sabes que todo
cuanto pasa aquí
Sucede lo mismo en
otra parte.
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Música de fondo
Lo importante es
haber vivido, dicen,
Aunque nunca
sirvieras para nada
Y tu nombre haya
sido siempre en vano,
Siempre estuvo esa
música de fondo,
La que infunde
soledad y conciencia
Envuelve los
recuerdos y el destino.
De nada te
avergüences ni arrepientas,
Porque creo que
todo tuvo su lugar
En piedras, en
hogueras,
En las calles,
En padres, en los
hijos, en hermanos,
En tus ojos.
No hubieras podido
volver atrás
Y construir de
nuevo esos momentos,
Aunque ahora
estemos
Apuñalados de
ruinas.
Basta entonces con
sentarse a pensar
Que el mundo está
bien hecho.
Ya lo decía Vicente
Aleixandre.
Recordarse
inconscientes y plenos de amor
Poblados de pájaros
infinitos,
Como si fuere el
tiempo de morir
Con la fe puesta en
los paisajes más azules.
María José Sánchez Sánchez
Tu olvido
no será para mí causa de mi olvido,
será el viento que se lleve los recuerdos
a otros lugares, donde los esparcirá
por otros destinos de su preferencia.
Llegará la lluvia, traerá consigo el barro,
que atenaza la luz de dos almas,
que siempre se seguirán queriendo.
No te di lo que tanto anhelabas,
lo que yo guardo con celo.
No me arrepiento
pues siempre he sabido,
que es mejor para mí esperar
ante la certeza de un mañana incierto.
Tus manos pintarán otros cuadros
y la misma pintura usarás,
tan sólo cambia
el lugar, las formas y el querer.
Yo también quería posar y posé,
pero no terminar el cuadro,
sabía que el musgo y el polvo
las sábanas jamás taparía.
Noelia Illan
De los muros ciclópeos
A Lola.
A veces te miro largo rato,
y luego, en mis soledades, te pienso.
De pie, infranqueable,
invencible como una fortaleza,
sin olvidar cosas que otros ya no recuerdan,
de juegos con el maquinista a ver quién llega
antes,
apostando tu tiempo en la última tirada.
Quizá no esperabas esa vida tuya,
o ni siquiera la merecías,
como cuando buscabas algo de cariño
en las manos de tu hombre maceta,
o te aferrabas a un viejo madero
para escapar del naufragio de tus paredes.
Te veo y pienso en las veces que,
casi a la fuerza,
has reinventado tu vida, tu pelo, tu estilo,
temiendo siempre más al pasado
que al caprichoso presente,
que te aprieta un poco más la soga cada día.
Te veo a veces mimosa como una gata,
otras distante y lejana, harta de todo,
huyendo de los juicios y censuras,
buscando como un zahorí tu otra pieza del
puzle.
Quizá tú estás hecha de otra pasta
y pocos puedan entenderte.
Yo, desde abajo, admiro tu muralla
infranqueable.
José Alfonso Pérez
Martínez
Este
poema fue escrito en 2009, a raíz de las manifestaciones pro democráticas en
Irán, manifestaciones brutalmente reprimidas por el gobierno y en las que las
mujeres protestaron, hombro con hombro con los hombres. La imagen de una de
ellas, Neda, abatida por la policía y desangrándose en el suelo, me sugirió el
poema. Por esos días Marjane Satrapi, historietista iraní autora de
"Persépolis", denunciaba en París la barbarie del gobierno iraní, sin
éxito. El poema pretendía ser un homenaje a las valientes mujeres iraníes como
Neda o Marjane.
Mientras Marjane denuncia en Europa
La barbarie de los clérigos
Neda sangra y muere
En las calles de Teherán.
Están llorando todas las rosas
Porque sangran las rosas persas.
Bajo la lluvia de golpes y balas
La
mujer iraní construye,
Con hilos teñidos de sangre,
El país futuro,
Como un hermoso bordado
Surgido de sus manos.
Digna de todo derecho,
De todo respeto,
Se alza una rosa,
El puño en alto,
En la calle Enguelab,
En la plaza de Azadi,
Allí donde se pida justicia.
Que recuerde el hombre,
Cuando la justicia llegue,
A la mujer que marchó
Y que sangró a su lado,
La dulce rosa persa
Con los pétalos manchados de sangre.
Pedro Vera
A Malala
La poesía es un arma cargada de futuro.
(Gabriel Celaya)
La palabra,
tan ágil como el viento,
nos arma,
nos protege y alimenta
nos da
vida, fuerza que nos sustenta
y es escudo
contra el sometimiento.
La palabra
es puro atrevimiento
y Malala
muy bien lo representa,
sus heridas
hablan de la tormenta
y constatan
su enorme sufrimiento.
Tu palabra,
cargada de futuro,
es el
germen que espera ya sembrado
en un mundo
plagado de discordia.
Tu palabra,
puedes tener seguro,
hará que el
corazón más acerado
torne
ejemplo de paz y de concordia.
Hija y Madre
¿Por qué viste de negro, mujer?
El sol llega cada día con la alborada.
Mujer, ¿Por qué viste de negro?
La flor nace en el llano y en la quebrada.
¿Por qué se enluta, mujer?¿Por qué se enluta?
Deje al sol colarse por su ventana
y que dance al aire cada mañana.
Báñese en el rocío con la azucena
y disfrute las noches de luna llena.
-
Ahora tengo el semblante
de oscuras sombras lleno.
Me aflora acíbar a ese venero
y lo que antaño fue hurí, tan acendrada
hoy alfagüara de pena,
adalid de dolor advenedizo.
¿Por qué llora, mujer?
¿Por qué derrama el agua de esa fontana?
-
Tantas veces me azotó el bóreas
que no conozco el olor de la alhucema.
Mis ramas están quebradas, mis raíces secas.
Ya espero presta calentar el hogar.
¿Por qué vive, mujer, por qué vive?
Deme una razón que ahogue mi voz.
-
Donde otrora había un jardín
con un par de aves canoras
han dormido las semillas y germinado sus frutos,
se formó nuevo vergel
y hoy precisa el jardinero
que en las largas noches del invierno crudo
vele el nido.
Ahora le entiendo, mujer, hija, madre.
Ahora le entiendo.
¿Por qué cortar la flor siendo tan bella?
Para poder esperar otra nueva primavera
Natxo Vidal
Yo también soy un hombre sin quererlo.
Quiero decir que no me preguntaron.
No es que me importe (ser un hombre, digo)
pero no tuve
nada que ver en todo en aquello.
Tengo testículos,
si es a lo que vamos,
pero podría
haber tenido pechos
o púas
o antenas
o caparazón
o una bolsita llena de veneno
al final de la cola, con una campanita.
No tengo méritos en esto.
Ni tú tampoco:
también eres mujer sin haberlo querido.
Quiero decir que no te preguntaron.
Te queda lo que a todos:
elegir el color de tus camisas,
votarle a la derecha o a la izquierda
(a la izquierda mejor, si quieres mi consejo),
decidirte
por un bachillerato.
El resto,
todas las cosas que serán precisas
para que seas tú
(para que sea yo),
andan revueltas
dentro de la piñata.
Cuando la rompas, elige cuidadosamente.
Recuerda que tu cuerpo es tuyo
y que puedes abrirle
las piernas a quien quieras,
que el columpio del sexo
va tan deprisa que da siempre vértigo,
que en el buzón tiene que estar tu nombre.
Porque tienes un nombre como yo tengo un nombre.
Un corazón en el costado izquierdo
(¿lo ves?, otra vez a la izquierda)
y una garganta
para gritar cuando sea preciso.
Se dice
que el vuelo de una mariposa en Tokio
es un tsunami en México.
Imagina el alcance
de un grito de mujer, aquí y ahora,
saliendo de nosotros, de ti y de mí,
como un millón de mariposas libres.
Así que vamos a batir las alas,
a romper la piñata
y a echar al agua todas las monedas:
vamos a pedir todos
los deseos.
Vega Cerezo
Resurrección
De todas las
muertes que tuve contigo,
escojo la última.
No fue la más leve
ni la menos
dolorosa.
No resultó
agonizante,
ni fulminante, ni
roja o muy roja.
Fue muerte -como
todas-
mas trajo el regalo
de la Salvación.
Tu perdón no redime
almas,
las calma hasta el
siguiente pecado.
En el único
resurgir de la mejor de mis muertes
posé los pies en la
tierra y salí caminando
hasta que tu imagen,
fue pequeña e
irrelevante.
¿Qué matarás ahora
que no estoy a tu lado?
¿Cómo vivirás sin
un funeral de vez en cuando?
¡Qué solo quedaste!
Tendrás que ser el
verdugo
y a la vez el
ahorcado.
Antonio Marín Albalate
Viento y bandera de libertad
Paloma
rota, así pensada en solitario
bajo la
rosa de sangre que, en el nombre
del
dolor, al cielo su cáliz terrible alza;
tú que
mides el tamaño de la angustia,
el
lamentable territorio de la tristeza:
levántate
ya pantera y, con zarpa de luz,
desmonta
los silencios de la sombra
donde
reposan las cenizas del miedo.
Contra el
crimen del obsceno animal,
levanta
el carmín de tu voz, mujer,
viento y
bandera de libertad.
Y, más
allá de la espina dorsal del sueño,
muestra
que todavía es posible la vida.
Antonia García
Y soy mujer
7:00- Desayuna y se
lava los dientes.
Prepara la ropa y
despierta a cuatro personas más.
-Estoy muerta de sueño.
9:00- Ordena la
casa, limpia la caca del perro
y también la de los
humanos.
Pone la lavadora y
hace la comida.
11:35- Visitas al
supermercado, farmacia,
veterinario y
panadería.
- El panadero me vuelve loca.
- Qué pena que su mujer trabaje con él.
2:00- Come con la
familia, hace la fregaza
y se pone la ropa
del trabajo.
15:15- Limpia 70 k
de pescado,
descarga el camión
de las seis y repone los congeladores.
20:45- Baña, da
cenar y acuesta a los niños.
Cena y ve una
película con Alfonso (el marido).
22:20- Aprovechando
que los niños duermen,
revuelve el sofá
del salón con el acompañante,
se fuma un pitillo,
recoge la cocina y saca a Pancho (el perro).
23:45- Escribe sus
versos en una libreta roja:
Nada puede conmigo
El mundo
gira por mi alrededor
Y
soy mujer
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