Poemas Grito de Mujer 2016 Caracas Venezuela
Yolanda Pantin. Caracas, 1954.
Tener lugar
Why not seize the
pleasure at once?
How often is
happiness destroyed by preparation,
foolish preparation!
Jane
Austen
y
si
viviésemos en otra parte:
¿Riverside Park
con
Golden Retriever?,
como
aquella tarjeta postal que vimos
(prosa
descarnada,
allí,
en una
librería
que
encontramos
al
paso).
Era una
imagen
diferente
a la que
habíamos
elaborado,
algo
que
tenía relación
con un
labrador
al pie
de la cama,
y la
idea de Hogar:
–Hoy
ordenaré el closet de mi cuarto
–¿Y
quién va a sacar al perro a hacer pis?
(gesto airado,
exagerada impaciencia).
Concluimos
que yo
pediría
de rodillas
ese
“enorme favor”.
Sería
una rutina
de las
que no roen
la
conciencia:
alguien
escribiría,
alguien
iría al cine,
un
calendario de café,
de
sobremesa,
lúcidas
conversaciones
que
para
algunos
pueden
resultar
tediosas.
Eso lo sabemos,
tomar
decisiones,
el
momento
en que
la escritura
fluye,
y un
lugar
sobre
todo
donde
guarecerse.
Aunque
siempre
podríamos
volver
a los
tales tormentos,
remanidos,
a la
intemperie
que nos
arroja
con
salvaje
prontitud
al tenor
de lo
indeseado.
Pero
yo me
siento
tan
protegida,
aun
amenazada
por
nuestros miedos
y
por el
terror
ciego
de los
otros.
(¿Qué ocurre?
¿Quién apela?)
Contra
ello,
en
oposición
militante:
un
jardín,
el mar.
O algo
menos
literario:
me gusta
ese
silencio
obstinado,
esa mala
respuesta
amorosa
en la
mañana,
discusiones
acerca
de la convivencia,
desavenencias,
reencuentros,
todo lo
que hace
o
deshace
a una
pareja.
¡Ay!
sería
tan reconfortante
conocerse
(si es que uno se conoce)
día a
día.
Pero
debo volver
a mis
quehaceres:
manotazos
en el aire,
bocanadas,
de
manera
que no
tengo excusas
para
robarle
tiempo
al tiempo,
el
escaso tiempo
que
tenemos.
Puede
ser algo
tan
estúpido
como…
Puedo
percibir
la
eufórica acción
ejercida
por la
fantasmagoría
de los
otros
y por la nuestra.
No
tienen derecho,
no
tenemos
espacio
(Sinatra / ritornello),
cuando
Riverside
Park
era el
lugar
que
habíamos elegido
para
esta
pequeña
historia,
tan
frágil,
tan
humana,
como
todas las historias
de amor
lo son.
De La épica del padre,
2002
Sonia Chocrón. Caracas, 1961.
Orden
Hay que
hacer orden en la casa
lavar la
losa vestir la cama
hay que
hacer orden en la casa
plantar
las flores de calabaza
borrar
el rastro de la melaza
buscar
la música de las cosas
haciendo
orden haciendo casa
con las
palabras para formarlas
poner el
orden
formar
la casa
con un
ejército de palabras
que
nadie sepa que nadie vea
que las
glorietas se están cayendo
hay que
hacer orden en la casa
para que
el ave de la tristeza
se vaya
al parque o a la avenida
para
poner el orden dentro de casa
y que no
crezca la angustia ciega
que
crece en ella cuando es de día
bañar de
azúcar y sangre impía
todo
resquicio de las esquinas
que Dios
la ampare y la favorezca
de
la traidora melancolía
del mal
de ojo y la villanía
que hay
que hacer orden
quitar
la traza barrer el polvo
todos
los días
limpiar
la casa poner el orden
que si
nos vence nos vencería
la
muerte eterna la pena en vida
matar el
orden cegar la herida
De Púrpura,1998
Sagrado Corazón
Si yo
tuviese el don y si pudiese
trazarme
la figura sobre un lienzo
respetando
la armonía y lealtad de los espejos
haría de
mi faz un cuerpo con el corazón
desterrado
roja
carne sin alma y no sintiendo
las
agujas que en él duermen
De La buena hora,
2002
Carmen Verde Arocha. Caracas, 1967.
En el jardín de Kori
a Belkis (Pepita)
Pepita
mira cuán afónicos
los
niños al abrir los regalos
Por
encima la palabra se devuelve
a lo que
nombra
a lo que
cubre
luego de
tus dieciséis meses de diálisis
Pepita
vámonos de tiendas
Compremos
todo tipo de juguetes
La
muñeca Belinda que tanto te gustaba
Barbie
bebé bicicleta yoyos Lego
Algo
encontraremos
Debajo
del lago
la voz
del agua está agotada
La
cubrieron de juguetes piñatas caramelos
Pepita
observa cómo se ondula tu cabello cuando ríes
Pasan
los niños de ojos azules
y piel
negra
Tocan el
tambor y danzan en el jardín de Kori
Siéntate
es
tiempo de tejer una bocanada de aire
Lavemos
tus ropas
Cuidémonos
La
princesa Kori tiene una casa de juguetes
con su
traje de terciopelo
abriga
poco a poco su cuerpo
Ella
encaja con sus manos
cada una
de las partes de las muñecas y los juegos
Los niños
la aman nosotras también
Y pensar
que hay tantos niños que no han nacido
De En el jardín de Kori,
2015
Para quedarse callada
a las
mujeres que están en cautiverio en África
Hemos
tejido la piel a fuerza de llanto
Apenas
oyen el canto del búho
el agua
sobra y el hambre también
Las
muchachas corren de un lado a otro
temen a
la voz de los soldados
¡Son tan
jóvenes!
algunas
perdieron a sus madres
otras
fueron apartadas de sus muñecas
y de su
pedacito de tierra
La
advertencia no fue oída
Ellas no
quisieron esconderse
cuando
pasaron los camiones
Pobres
inocentes mostraron su olor
a jazmín
y canela recién molida
Los
hombres se fueron acercando
todo les
parecía muy dulce ante tanto resentimiento
Una voz
murmuraba al final del día
que las
niñas fueron llevadas a un campamento
en la
lejanía de un valle
“Le
cambiaron los nombres
Tatuaron
un número en sus pezones”
El
resguardo recoge lo ido
Se
oyeron disparos ruidos alaridos
El
viento movía la arena de un lado a otro
Todos
perdieron el rostro entre tanta polvareda
No se
sabe si fue en la mañana o en la noche
(el
tiempo se puso del lado de la sombra)
cuando a
la niña de 13 años
le
pintaron los labios cortaron sus cabellos
la
sentaron en una esquinita del cuarto
De En el jardín de Kori,
2015
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