Poemas Grito de Mujer 2016 Boedo Buenos Aires-Argentina
Poemas Grito de Mujer 2016 Boedo. Buenos Aires Argentina.
Coordinador Gito Minore de la Imaginería
Lidia B. Herrera
Amor en la hoguera
Siluetas de mujeres, víctimas de violencia absurda,
se agrupan, se manifiestan, con voces fantasmales
en los portales de Tribunales.
Aquí golpean, a la sorda justicia,
buscando saldar el dolor, de los cientos de
mujeres quemadas, entubadas, maltratadas, enterradas
que se aferran a la vida, en la inconducente
definición de: “Emoción violenta”.
Quedando sus hijos desamparados,
quebrados e indefensos.
Llorando sobre el álbum de fotos,
dónde su mamá ríe, los abraza y los mima.
Acallan sus voces, en la sin razón;
amputadas de amor, de libertad y de individualidad.
Mientras el inconfeso, de instinto bestiario,
gambetea con éxito la resolución de la justicia.
Las siluetas de las mujeres muertas,
víctimas de la absurda violencia,
se agrupan, se manifiestan al grito de una
sola voz. “No hay justicia si no encierran a la bestia”.
Lidia Cristina Carrizo
La Vida ... hilandera de mundos
Tal vez rompa la tirantez
de mi memoria,
con tantos sueños,
con tanto andar caminos.
El término, transcribe
sutilmente la selección,
conjuga espacios
sensibles, apropiados, justos.
Huía de una resina misteriosa,
azarosa y primordial.
Huía sin saber que cruzaba la
danza misteriosa de la vida.
Y todo desgranaba en una
trama sagrada en tanta geometría.
Mi origen, se fecunda en la sal,
donde me alumbra un útero vital.
Lumbre y hembra, y donde
comienzan las palabras primigenias.
Canto a los latidos, los genes,
que combinaron así, mi memoria.
Canto a la semilla sembradora,
estallido generoso, de universos.
Canto a los pechos, que me dieron
el amor tutelar,. y la palabra.
El canto, acunó el misterioso inicio
de la hilaza, con que tejió sus días,
en su trama, el arte en sus ponchos,
ofrendados con yemas, al rojo vivo.
Y así, cantó la vida!...
a la raza vital y humilde,
la del poncho, del amor,
y la esperanza...
La vida es el símbolo.
La vida es vital...
hilandera de mundos.
Mary Putrueli
Ella
La esfera de vidrio estalla contra el suelo
en ella los cristales de su vida
no volverán a recomponerse
podrán juntarlos y armarlos nuevamente
pero nunca más estarán completos,
ella ya no será la misma.
Los colores que brillaron en alguna niñez lejana
proyectarán su vida pasada en blanco y negro
el hombre que sí la supo amar y cuidar
quedó atrapado en una foto, allá en el recuerdo
junto a su madre, en aquel pueblo que los absorbió
ella ya no será la misma.
La promesa de una vida feliz no será real
hará todos los intentos por él, nada alcanzará
será la mujer perfecta, la madre tenaz,
la compañera ideal, y el jamás lo verá
siempre pondrá en jaque a su reina,
ella ya no será la misma.
Los días serán eternos, las noches endebles
no habrá refugio ni en su propio hogar
lloverá el destierro en su deslucida humanidad
cada caricia de cuchillo se clavará sin piedad
ella ya no será la misma,
ella ya no será, ya no más.
Ivana Szac
Mujer de agua
I
Sus manos tejen
nubes de miedo
esa mujer se quiebra
como un puente de vidrio
el mundo se humedece
se oyen gritos
en la noche de agua.
II
Rota de locura
derrama paciencia
se entrega al insomnio.
Una mujer
rostro de virgen
muere
en el sótano de los ciegos.
* * *
Mujer roja
Se muda a una calle
de roja profundidad
vuelca su sexo
en el centro del espejo
Con labios de azúcar
cabellos de alga
juega
y desnuda su rabia
como una prenda íntima
abierta
al abismo.
Mirta Toledo
El “otro”
Que la culpa fue “del otro”
es conocimiento académico
repetido y publicado.
Al comienzo de nuestra era,
sin duda “el otro” fue cristiano,
en el "descubrimiento" de América
fue el indio originario,
y en la Alemania Nazi, judío...
La prensa hoy nos informa
en tono "globalizado"
que los tiempos NO han cambiado...
Hoy, como ayer y en el futuro lejano,
la culpa SIEMPRE es “del otro”,
aprendan queridos hermanos…
El otro en el "primer mundo" es Black,
Latino o Nativo Americano...
En Europa el otro huye de la guerra,
es inmigrante "ilegal",
y "pretende" ser refugiado...
En Argentina señores,
el rostro “del otro” confunde
porque se ha multiplicado:
ya no es sólo provinciano,
“cabecita negra”, kolla,
quom o guaraní.
“El otro” también es peruano,
paraguayo, boliviano y colombiano.
Chino, koreano y también es africano...
Yo también soy "el otro".
Y vos,
Sí, vos,
¿quién sos?
Vanina Kuszczyc
Hastío
Una amante
dispuesta en su desnudez
resignada.
Sonrisa falsa que intenta no ver
la mañana.
El día que trae el adiós
la falta.
Una amante
su boca vacía de besos
estalla.
Amante que vuelca sus pechos
como miel derramada en veneno
asesina sonrisas
con su propio consentimiento
desvirtúa sus pasos
desanda lo andado
sin más remedio
que olvidar los presentes ajenos
y no soñar con cambiar el destino
de una amante sin besos.
Una amante que no aprende de sexo
como de un abrazo cuerpo a cuerpo.
Que espera el final de un orgasmo mudo
entre sábanas con restos de otro encuentro.
Amante
cargas con las sombras
gimes un secreto
amando un futuro efímero
que te persigue burlón en los sueños.
Condena y elección
son tu mismo juego.
Amante que no perdonas
el sinsabor de tu cuerpo.
Aurélie Menninger
1
Sabes bien como es
empieza lentamente
al alba sobre la rama húmeda de rocío
sos el pájaro
bebes gota a gota
aquella agua en la
mano de la mañana
rompes el primer silencio
entras en el tiempo
el cuerpo de la sed
ha arrojado de la luz
sobre la palabra
es ella, sos vos ella
después de la tarde
cuando la muchedumbre de los hombres
se separa
que puede entrar el silencio
que bajas en ellos
la soledad la ceniza ya
el fuego
la sangre
el cuerpo de la noche
esa tumba provisoria para dejar allí
las armas del día el alma herido
Sabes bien como es
el cuerpo de los hombres
en la herida del sol a mediodía
la soledad arrojada
quemada viva olvidada
mañana también
el pájaro sobre la rama
blanca paloma
roja
A la sombra del espíritu
en alguna parte revoloteando
alas contra sienes
con una idea sobre el filo
ensangrentado del corazón
que late que late que late
un ritmo sin sol
sin alegría
una idea del tiempo
llevada por el día frágil
a incandescencia
en sueno hasta el día siguiente
rojado por la idea
porque eso vuelve a empezar
el cuerpo se sofoca
la idea esta alicaída
hay cuerpos poderosos
frente a la idea
Sabes
hay adentro voces
pequeñas y pues
otras todavía
que cantan
para el pájaro de la idea
Hace frio la leña
muerta la leña muda
las brasas apagadas
el bosque lejos
el arroyo lejos
las palabras
Sabes
se sofoca
en el poema
se pierde se dispersa
se disuelve
¿Qué leña para el fuego?
¿Qué rama?
¿Qué agua?
¿Qué pájaro?
¿Que poema?
¿Sabes?
Nora Coria
Evita, matriz del edén popular
“Estaba desnuda en el ataúd y parecía una virgen. La piel se le había vuelto transparente.
Se veían las metástasis del cáncer…” R. Walsh en “Esa mujer”
La imaginaron ingenua niñita pueblerina
y resultó más que una advertencia mujer universal.
La deseaban frágil. Los perversos.
No intuyeron su coraje. Los cobardes.
Los insignificantes, la pensaron pequeña.
Risa de farándula la prejuzgaron. Los imbéciles.
Ignorante la hubiesen preferido. Los ineptos.
La esperaban inútil. Los inservibles de siempre.
No vislumbraron su generosidad. Los avaros.
No imaginaron la claridad de sus ideas. Los necios.
Y fue más que claridad
un destello infinito y signo de justicia.
Eva Duarte desnuda siempre
y siempre transparente.
Eva matriz del edén popular.
Maestra, obrera de la vida
Evita linda,
los desconcertó tu inteligencia,
los desveló tu genio.
Ahora y siempre tu fuerza, los revuelca.
Porque Evita,
como el Túpac de la América profunda,
siempre vuelve,
es el pueblo, es millones.
Patricia Corrales
Grito
"ahora ya está muerta. Pasad"
Olga Orozco
Nadie supo cuando
No surgieron testigos
ni siquiera rincones piadosos
Habrá una casa con olor a muerte
Un crucifijo cómplice, una garra demoliendo entrañas
Nadie supo
Afuera continuaba el sol ardiendo amores
ventanas de par en par a la noche de verano
pero en tu habitación sólo el frío más intenso
el borde del cinto salpicado de tu sangre
pañuelos de papel con la huella de su zapato
ese mismo que se incrusto en tu vientre
Y no pudiste, no pudiste dejarlo
Era amor te decías, te celaba por amor
El olor a muerte se avecinaba
Todo estaba en su lugar menos tu cuerpo regado de pistas
Había una calma tenebrosa
sin embargo tu grito persiste en la duda ,
en la injusta duda
de tu inexorable viaje
Pablo Campos
Esperanza un tres de marzo de 2016
A Berta Cáceres
Una estrella se apaga
en una tierra
regada de sangre
llamada Esperanza
Hija
de una Honduras
rehén de injusticias
lucho
frontalmente desnuda
como única arma
Hoy sicarios
quisieron apagar su vida
regando de sangre su voz
No imaginaron que su grito
atraviesa balas
y se escapa
porque ya no es solo su grito
otros nos subimos a su grito
y lo mantenemos vivo
Una lágrima
viene desde Honduras
inundando América
es un grito
que prende en nuestros corazones
una llama de esperanza.
Sol Iametti
Eme.
Mi nombre es María. Mi nombre es Marina. Mi nombre es Milagro. Mi nombre es Magia. Mi nombre es Mujer.
*
Que no te maten, Mujer
Que no te aten.
Que no te oxiden la carne
Con cadenas que laceran el amor.
Que no te maten, Mujer
Que no te callen.
Que no mutilen tu rostro
Con prejuicios que responden a otro tiempo.
Que no te maten, Mujer
Que no te mientan.
Que no te enhebren los labios
Con frases que amotinan el pudor.
Que no te maten
Que no te quemen
Que no te vendan
Que no te llenen el cuerpo
De delirios de morado ni de azul.
Que no te extingas, Mujer.
Que no te allanen la inocencia
Que no te salen las heridas
Que no amordacen tu derecho
De sentir(te) en libertad.
Que tu sangre sea Luna
Y no evidencia policial.
Que estés con vida...
Que tu canción se haga infinita
En este Grito de Mujer.
Fiala Luz
Ingenuidad disimulada
Cómo del Éfeso griega,
Silueta sutil de lo eterno.
Cabalga en caballos de madera,
Si a simple vista le observas.
¡Son sus palabras, navajas sueltas!
No porque suene soberbia…
Pues, si entre humanidad y poder,
O entre justicia y vanidad,
le sugieran….
¡Es cuchillo entre arenas,
hasta clavar justo en tierra honda!
Tan fuerte y tan profundo,
Hasta sangrar agua de vida pura!
Porque entre “dulcinea y quijota”
¡Han de sentirle, guerrera y hechicera!
No del juego fútil,
Tampoco de rueda débil y falaz.
Porque del oscuro infinito ha vuelto,
De piel moteada de cielo estrellado.
De fuerza lunar trasciende,
¡Entre secretos ocultos de la tierra!
No “rías”…
¡No burles!...
Misterio de selva amazonia,
Energía olmeca caza y alcanza…
Querrás haber callado,
¡Para no lamentar tu tortura!
Hasta desfallecer silente,
Entre sus garras y eco…
De dulzura.
Divinidad innata,
¡Que no fue pedida!
¡Más, alaba!
¡Llama!
¡Encumbra!
¡Victorioso Fuego!
¡Corazón de las montañas”!
Sin treguas
Susana Luisa Anahí Vidal
Ella
Un aura nueva, una mirada que dice,
que habla con furia que abraza.
Mientras la mujer espera,
en los dedos el cigarro se esfuma junto al aire de su nariz.
Un fantasma, se siente la mujer,
una transparencia iracunda,
apasionada por ser los pies en la vereda de sus calles,
Ella.
Alejandra respira,
no logra dejar de respirar, y le duele hacerlo,
no comprende esa función,
cuando la poesía en la sangre la pierde.
Mujer pequeña, de versos gigantes,
madura con tus letras este coágulo que ahoga la garganta,
este fermento de obviedades
que se maceran en la carne.
Escribe, mujer, escribe
hasta pulverizar tu rosa o tu roca,
ambas son tu agonía, ambas son la venganza,
por ser tu prosa, la continuación,
de tu segunda vida.
Flor Codagnone
s/t –
Estoy fingiendo
que no te quiero,
que no me importa
la hoguera, la bolsa negra,
la asfixia terrena,
el vientre herido,
el residuo del residuo
en el que me convertís
cada vez que te molesta mi sexo.
Cada cadáver de mujer soy
cada cadáver de mujer, soy
cada falta, cada mujer que falta.
Beatriz Belfiore
El secreto
“Se nos hace difícil hallar lo que buscamos, si algo en nosotros se niega a encontrarlo”
Cerradas tu boca y tus entrañas.
Enmudecida tu vida por guardarlo.
Andar lento, sabor amargo.
El silencio te vistió con cadenas,
adornó con candados…
Cuando expresabas sin mediar palabras
cuánta tristeza arrullaban tus pasos.
No hables… ¡Silencio! Gritaban los muros.
No cuentes… ¡Silencio! Silbaba el viento.
No digas… ¡Silencio! Esbozaban las nubes.
Un eclipse de nueve lunas oscureció tu alma
con ese dolor mudo, ancestral, intenso
que nace de las mordazas.
Quiso el destino
que entre líneas te fuera leyendo.
El recuerdo impactó como un proyectil perdido
en mi aturdida orfandad.
Fue un golpe certero al corazón herido,
fulgor sobre tinieblas, luz sobre legado…
En instantes se llenaron los vacíos,
agonizó el desamparo,
se hizo trizas mi arcaica soledad.
Bajo la calidez de su abrigo
se conmovió el universo, mamá.
Elisabet Cincotta
Solo números,
quedaron solo números,
los nombres desaparecieron,
la noticia borró sus rostros.
Ya no más asombro.
Lo cruel se vuelve cotidiano.
La piedra, el mazo, el cuchillo
la palabra, el golpe.
La estadística aumenta.
Y el grito permanece ante tanta injusticia.
Mujeres que amanecen
con el peso incierto,
que caen,
se levantan,
y florecen
como flores del desierto.
Marta Lugo
Equipaje
Armó su equipaje
de esperanzas
desordenó ideas,
y salió a caminar
pupilas
bajo la llovizna
de su alma.
Una madrugada
de rocío,
hizo polvo
las promesas,
se descalzó
entre brumas
y emociones.
Esa mujer,
se hizo inmune
a las espinas
y fue forastera
en los caminos
impenetrables
de su inocencia.
Ella,
armó su equipaje,
para no enmudecer.
Victoria Palacios
La canción de la huesera
Se jactaba de ser arrojo, iridiscencia
tibia de la diosa. Buscaba
lo no dicho en los surcos
incandescentes de la arena.
Aullido sórdido de una hembra de plástico.
“Ahora que es
toda
afuera de carne
toda
adentro desierta”.
Sólo una sombra
en la cascada artificial.
Mi olfato de fragancia de lágrimas
se bordaba a las vertientes
del acuario, llano, chato, adonde
descendían las bestias,
en un intento fatuo de salvar al pez fosforescente
que se abrumaba en los bordes metálicos.
Aullido sórdido de una hembra de plástico.
La desnudez sacra
reducida
a un solo gesto:
Quirófanos,
ironía estética, féminas
inflables como muñecas.
Yo misma
soy la enemiga.
En el cerro del espejo
canto a la mujer.
Y mi voz es sueño, conjuro
hundido
sobre la atmósfera blanda,
sacrificada.
Poema publicado en Alambique, Buenos Aires, Ed.Tersites, año 2006.
Susana Guaglianone
Madre-tierra
La tierra es una hembra fértil que pare hijos
Fecundados por el dorado semen
que difunde el mismo cielo…
La tierra amamanta a su prole,
la preserva, la sosiega, la encauza, la custodia,
la cela de los ultrajes que acechan
desde las mentes de aquellos,
los deshumanizados por linaje…
Y cuando las tempestades desbastan los hijos,
y el silencio estalla en gritos de desesperanza,
La tierra se enardece, se embravece, se enfurece.
Se inunda de llanto matricida, se cubre de aluviones
infectados…se fusionan el bien y el mal
en las aguas que fluyen turbias y resentidas…
La tierra es una madre agraviada, maltratada, indignada…
Esta hembra de ancestros sometidos
hierve en el hecho poético de sus hijos que resisten…
Esta tierra nuestra, de útero americano, de ovarios resilientes,
de ideología tenaz en la garganta y en las manos
se torna alfarera de utopías, renace en su fecundación continua…
Sueña y espera… pero no cesa de desgarrar sus reclamos.
Aún existe la injusticia en la memoria, aún se halla la incompletud
del duelo de su progenie socavada…
Sangre joven de este aquí y ahora, nombres inmolados
estallan en los fonemas de Ayotzinapa, Kosteki, Santillán, Arruga.
Ferreyra, Cash…Y la tierra madre acrecienta su angustia-rencor
por las bestias que marginan a sus hijos, expulsándolos del derecho al pan,
a los libros ,a la construcción de la vivienda…al proyecto del destino del Hombre.
Uno
Re pensando-me
¿SI fuera un sueño el tiempo y nosotros producto de un insolente al que se le ocurrió cerrar los ojos por breves dos segundos y darnos vida? sí, es una pregunta larga, tanto como la capacidad que tiene el tiempo de pasar y pasar y hacer lo que se hace con él.
¿Cerraremos el circuito voraz alguna vez? ¿Impondremos eso que somos sobre la materia que queda aun en nosotros sin derramarse al río de esa vida que no es...?
¿No es?
Fuimos mezcla de barro y agua. Mezcla de aire y luz, mezcla de esperanzas y eso tan acorde a nuestro río como la sangre que se atropella en la vena. Somos esa pequeña partícula que sigue moviendo los destinos de este universo impensado.
Un depredador exaltado con un león en el pecho y la presa ahí lista a ser devorada por el hambre de tribus primarias. La lluvia calmante de calores, el fuego que aviva la carne que, tiernizada, servirá para generar energías renovadoras a esos músculos cansados.
Somos esa brava cosa que camina por siempre sobre esta tierra circular. Tan circular como el tiempo ese que alguien sueña, y nos sueña pero sin pensar más allá de un segundo en que sus párpados cubren esos ojos tan comunes como los tuyos, como los míos.
Eso podríamos ser.
Susana Cella
Retrospección
Un azul oscuro y agrisado turba la mirada y desata cuál pregunta,
cuál o por qué ha sido que se desbarrancó imagen y enigma
para conceder imbecilidades tristes a torpes indigentes de la palabra
Ahí está la pregunta y queda enhiesta y envarada
Por lo primero, se la soslaya e ignora
Por lo segundo, se la ignora y la soslaya
La raza de víboras y los mercachifles del templo
cantan la mentida fábula de buena fortuna y transparencia.
Gito Minore
La vida entera
La vida entera
y un rato más
destinamos a alimentar
las bocas de este sueño.
Entregando las noches,
los días y los mediodías,
a la noble causa
de arremangarse el alma
para meter los brazos
en la bosta cotidiana
y así sacar
algún que otro tesoro,
escondido entre tanto
espanto.
No nos asustaron
el hambre, ni el cansancio,
ni el desánimo,
ni la mirada réproba
de quienes nos señalaban con el dedo
por no decidirnos a ser
conformes infelices
y ya.
Nos iluminó la sonrisa
una estrella de la que no teníamos
ni idea de su existencia,
pero que estaba.
Resistimos,
persistimos,
insistimos.
Por eso,
tampoco nos amedrentó
el temor que nos impusieron,
la paliza que nos prometieron,
ni el bozal con el que intentaron
acallar todas las bocas todas
de nuestra idiosincrasia plural.
Fuimos felices por el simple hecho
de madrugar y prepararnos valientes
para la batalla diaria
sin más armas
que la flor de nuestra juventud
entregada.
La vida entera
y la de los nuestros,
convencidos
dedicamos a encontrarnos
en aquello que
aún mañana
seguramente vivos,
más allá de esta vida,
seguiremos soñando.
Coordinador Gito Minore de la Imaginería
Lidia B. Herrera
Amor en la hoguera
Siluetas de mujeres, víctimas de violencia absurda,
se agrupan, se manifiestan, con voces fantasmales
en los portales de Tribunales.
Aquí golpean, a la sorda justicia,
buscando saldar el dolor, de los cientos de
mujeres quemadas, entubadas, maltratadas, enterradas
que se aferran a la vida, en la inconducente
definición de: “Emoción violenta”.
Quedando sus hijos desamparados,
quebrados e indefensos.
Llorando sobre el álbum de fotos,
dónde su mamá ríe, los abraza y los mima.
Acallan sus voces, en la sin razón;
amputadas de amor, de libertad y de individualidad.
Mientras el inconfeso, de instinto bestiario,
gambetea con éxito la resolución de la justicia.
Las siluetas de las mujeres muertas,
víctimas de la absurda violencia,
se agrupan, se manifiestan al grito de una
sola voz. “No hay justicia si no encierran a la bestia”.
Lidia Cristina Carrizo
La Vida ... hilandera de mundos
Tal vez rompa la tirantez
de mi memoria,
con tantos sueños,
con tanto andar caminos.
El término, transcribe
sutilmente la selección,
conjuga espacios
sensibles, apropiados, justos.
Huía de una resina misteriosa,
azarosa y primordial.
Huía sin saber que cruzaba la
danza misteriosa de la vida.
Y todo desgranaba en una
trama sagrada en tanta geometría.
Mi origen, se fecunda en la sal,
donde me alumbra un útero vital.
Lumbre y hembra, y donde
comienzan las palabras primigenias.
Canto a los latidos, los genes,
que combinaron así, mi memoria.
Canto a la semilla sembradora,
estallido generoso, de universos.
Canto a los pechos, que me dieron
el amor tutelar,. y la palabra.
El canto, acunó el misterioso inicio
de la hilaza, con que tejió sus días,
en su trama, el arte en sus ponchos,
ofrendados con yemas, al rojo vivo.
Y así, cantó la vida!...
a la raza vital y humilde,
la del poncho, del amor,
y la esperanza...
La vida es el símbolo.
La vida es vital...
hilandera de mundos.
Mary Putrueli
Ella
La esfera de vidrio estalla contra el suelo
en ella los cristales de su vida
no volverán a recomponerse
podrán juntarlos y armarlos nuevamente
pero nunca más estarán completos,
ella ya no será la misma.
Los colores que brillaron en alguna niñez lejana
proyectarán su vida pasada en blanco y negro
el hombre que sí la supo amar y cuidar
quedó atrapado en una foto, allá en el recuerdo
junto a su madre, en aquel pueblo que los absorbió
ella ya no será la misma.
La promesa de una vida feliz no será real
hará todos los intentos por él, nada alcanzará
será la mujer perfecta, la madre tenaz,
la compañera ideal, y el jamás lo verá
siempre pondrá en jaque a su reina,
ella ya no será la misma.
Los días serán eternos, las noches endebles
no habrá refugio ni en su propio hogar
lloverá el destierro en su deslucida humanidad
cada caricia de cuchillo se clavará sin piedad
ella ya no será la misma,
ella ya no será, ya no más.
Ivana Szac
Mujer de agua
I
Sus manos tejen
nubes de miedo
esa mujer se quiebra
como un puente de vidrio
el mundo se humedece
se oyen gritos
en la noche de agua.
II
Rota de locura
derrama paciencia
se entrega al insomnio.
Una mujer
rostro de virgen
muere
en el sótano de los ciegos.
* * *
Mujer roja
Se muda a una calle
de roja profundidad
vuelca su sexo
en el centro del espejo
Con labios de azúcar
cabellos de alga
juega
y desnuda su rabia
como una prenda íntima
abierta
al abismo.
Mirta Toledo
El “otro”
Que la culpa fue “del otro”
es conocimiento académico
repetido y publicado.
Al comienzo de nuestra era,
sin duda “el otro” fue cristiano,
en el "descubrimiento" de América
fue el indio originario,
y en la Alemania Nazi, judío...
La prensa hoy nos informa
en tono "globalizado"
que los tiempos NO han cambiado...
Hoy, como ayer y en el futuro lejano,
la culpa SIEMPRE es “del otro”,
aprendan queridos hermanos…
El otro en el "primer mundo" es Black,
Latino o Nativo Americano...
En Europa el otro huye de la guerra,
es inmigrante "ilegal",
y "pretende" ser refugiado...
En Argentina señores,
el rostro “del otro” confunde
porque se ha multiplicado:
ya no es sólo provinciano,
“cabecita negra”, kolla,
quom o guaraní.
“El otro” también es peruano,
paraguayo, boliviano y colombiano.
Chino, koreano y también es africano...
Yo también soy "el otro".
Y vos,
Sí, vos,
¿quién sos?
Vanina Kuszczyc
Hastío
Una amante
dispuesta en su desnudez
resignada.
Sonrisa falsa que intenta no ver
la mañana.
El día que trae el adiós
la falta.
Una amante
su boca vacía de besos
estalla.
Amante que vuelca sus pechos
como miel derramada en veneno
asesina sonrisas
con su propio consentimiento
desvirtúa sus pasos
desanda lo andado
sin más remedio
que olvidar los presentes ajenos
y no soñar con cambiar el destino
de una amante sin besos.
Una amante que no aprende de sexo
como de un abrazo cuerpo a cuerpo.
Que espera el final de un orgasmo mudo
entre sábanas con restos de otro encuentro.
Amante
cargas con las sombras
gimes un secreto
amando un futuro efímero
que te persigue burlón en los sueños.
Condena y elección
son tu mismo juego.
Amante que no perdonas
el sinsabor de tu cuerpo.
Aurélie Menninger
1
Sabes bien como es
empieza lentamente
al alba sobre la rama húmeda de rocío
sos el pájaro
bebes gota a gota
aquella agua en la
mano de la mañana
rompes el primer silencio
entras en el tiempo
el cuerpo de la sed
ha arrojado de la luz
sobre la palabra
es ella, sos vos ella
después de la tarde
cuando la muchedumbre de los hombres
se separa
que puede entrar el silencio
que bajas en ellos
la soledad la ceniza ya
el fuego
la sangre
el cuerpo de la noche
esa tumba provisoria para dejar allí
las armas del día el alma herido
Sabes bien como es
el cuerpo de los hombres
en la herida del sol a mediodía
la soledad arrojada
quemada viva olvidada
mañana también
el pájaro sobre la rama
blanca paloma
roja
A la sombra del espíritu
en alguna parte revoloteando
alas contra sienes
con una idea sobre el filo
ensangrentado del corazón
que late que late que late
un ritmo sin sol
sin alegría
una idea del tiempo
llevada por el día frágil
a incandescencia
en sueno hasta el día siguiente
rojado por la idea
porque eso vuelve a empezar
el cuerpo se sofoca
la idea esta alicaída
hay cuerpos poderosos
frente a la idea
Sabes
hay adentro voces
pequeñas y pues
otras todavía
que cantan
para el pájaro de la idea
Hace frio la leña
muerta la leña muda
las brasas apagadas
el bosque lejos
el arroyo lejos
las palabras
Sabes
se sofoca
en el poema
se pierde se dispersa
se disuelve
¿Qué leña para el fuego?
¿Qué rama?
¿Qué agua?
¿Qué pájaro?
¿Que poema?
¿Sabes?
Nora Coria
Evita, matriz del edén popular
“Estaba desnuda en el ataúd y parecía una virgen. La piel se le había vuelto transparente.
Se veían las metástasis del cáncer…” R. Walsh en “Esa mujer”
La imaginaron ingenua niñita pueblerina
y resultó más que una advertencia mujer universal.
La deseaban frágil. Los perversos.
No intuyeron su coraje. Los cobardes.
Los insignificantes, la pensaron pequeña.
Risa de farándula la prejuzgaron. Los imbéciles.
Ignorante la hubiesen preferido. Los ineptos.
La esperaban inútil. Los inservibles de siempre.
No vislumbraron su generosidad. Los avaros.
No imaginaron la claridad de sus ideas. Los necios.
Y fue más que claridad
un destello infinito y signo de justicia.
Eva Duarte desnuda siempre
y siempre transparente.
Eva matriz del edén popular.
Maestra, obrera de la vida
Evita linda,
los desconcertó tu inteligencia,
los desveló tu genio.
Ahora y siempre tu fuerza, los revuelca.
Porque Evita,
como el Túpac de la América profunda,
siempre vuelve,
es el pueblo, es millones.
Patricia Corrales
Grito
"ahora ya está muerta. Pasad"
Olga Orozco
Nadie supo cuando
No surgieron testigos
ni siquiera rincones piadosos
Habrá una casa con olor a muerte
Un crucifijo cómplice, una garra demoliendo entrañas
Nadie supo
Afuera continuaba el sol ardiendo amores
ventanas de par en par a la noche de verano
pero en tu habitación sólo el frío más intenso
el borde del cinto salpicado de tu sangre
pañuelos de papel con la huella de su zapato
ese mismo que se incrusto en tu vientre
Y no pudiste, no pudiste dejarlo
Era amor te decías, te celaba por amor
El olor a muerte se avecinaba
Todo estaba en su lugar menos tu cuerpo regado de pistas
Había una calma tenebrosa
sin embargo tu grito persiste en la duda ,
en la injusta duda
de tu inexorable viaje
Pablo Campos
Esperanza un tres de marzo de 2016
A Berta Cáceres
Una estrella se apaga
en una tierra
regada de sangre
llamada Esperanza
Hija
de una Honduras
rehén de injusticias
lucho
frontalmente desnuda
como única arma
Hoy sicarios
quisieron apagar su vida
regando de sangre su voz
No imaginaron que su grito
atraviesa balas
y se escapa
porque ya no es solo su grito
otros nos subimos a su grito
y lo mantenemos vivo
Una lágrima
viene desde Honduras
inundando América
es un grito
que prende en nuestros corazones
una llama de esperanza.
Sol Iametti
Eme.
Mi nombre es María. Mi nombre es Marina. Mi nombre es Milagro. Mi nombre es Magia. Mi nombre es Mujer.
*
Que no te maten, Mujer
Que no te aten.
Que no te oxiden la carne
Con cadenas que laceran el amor.
Que no te maten, Mujer
Que no te callen.
Que no mutilen tu rostro
Con prejuicios que responden a otro tiempo.
Que no te maten, Mujer
Que no te mientan.
Que no te enhebren los labios
Con frases que amotinan el pudor.
Que no te maten
Que no te quemen
Que no te vendan
Que no te llenen el cuerpo
De delirios de morado ni de azul.
Que no te extingas, Mujer.
Que no te allanen la inocencia
Que no te salen las heridas
Que no amordacen tu derecho
De sentir(te) en libertad.
Que tu sangre sea Luna
Y no evidencia policial.
Que estés con vida...
Que tu canción se haga infinita
En este Grito de Mujer.
Fiala Luz
Ingenuidad disimulada
Cómo del Éfeso griega,
Silueta sutil de lo eterno.
Cabalga en caballos de madera,
Si a simple vista le observas.
¡Son sus palabras, navajas sueltas!
No porque suene soberbia…
Pues, si entre humanidad y poder,
O entre justicia y vanidad,
le sugieran….
¡Es cuchillo entre arenas,
hasta clavar justo en tierra honda!
Tan fuerte y tan profundo,
Hasta sangrar agua de vida pura!
Porque entre “dulcinea y quijota”
¡Han de sentirle, guerrera y hechicera!
No del juego fútil,
Tampoco de rueda débil y falaz.
Porque del oscuro infinito ha vuelto,
De piel moteada de cielo estrellado.
De fuerza lunar trasciende,
¡Entre secretos ocultos de la tierra!
No “rías”…
¡No burles!...
Misterio de selva amazonia,
Energía olmeca caza y alcanza…
Querrás haber callado,
¡Para no lamentar tu tortura!
Hasta desfallecer silente,
Entre sus garras y eco…
De dulzura.
Divinidad innata,
¡Que no fue pedida!
¡Más, alaba!
¡Llama!
¡Encumbra!
¡Victorioso Fuego!
¡Corazón de las montañas”!
Sin treguas
Susana Luisa Anahí Vidal
Ella
Un aura nueva, una mirada que dice,
que habla con furia que abraza.
Mientras la mujer espera,
en los dedos el cigarro se esfuma junto al aire de su nariz.
Un fantasma, se siente la mujer,
una transparencia iracunda,
apasionada por ser los pies en la vereda de sus calles,
Ella.
Alejandra respira,
no logra dejar de respirar, y le duele hacerlo,
no comprende esa función,
cuando la poesía en la sangre la pierde.
Mujer pequeña, de versos gigantes,
madura con tus letras este coágulo que ahoga la garganta,
este fermento de obviedades
que se maceran en la carne.
Escribe, mujer, escribe
hasta pulverizar tu rosa o tu roca,
ambas son tu agonía, ambas son la venganza,
por ser tu prosa, la continuación,
de tu segunda vida.
Flor Codagnone
s/t –
Estoy fingiendo
que no te quiero,
que no me importa
la hoguera, la bolsa negra,
la asfixia terrena,
el vientre herido,
el residuo del residuo
en el que me convertís
cada vez que te molesta mi sexo.
Cada cadáver de mujer soy
cada cadáver de mujer, soy
cada falta, cada mujer que falta.
Beatriz Belfiore
El secreto
“Se nos hace difícil hallar lo que buscamos, si algo en nosotros se niega a encontrarlo”
Cerradas tu boca y tus entrañas.
Enmudecida tu vida por guardarlo.
Andar lento, sabor amargo.
El silencio te vistió con cadenas,
adornó con candados…
Cuando expresabas sin mediar palabras
cuánta tristeza arrullaban tus pasos.
No hables… ¡Silencio! Gritaban los muros.
No cuentes… ¡Silencio! Silbaba el viento.
No digas… ¡Silencio! Esbozaban las nubes.
Un eclipse de nueve lunas oscureció tu alma
con ese dolor mudo, ancestral, intenso
que nace de las mordazas.
Quiso el destino
que entre líneas te fuera leyendo.
El recuerdo impactó como un proyectil perdido
en mi aturdida orfandad.
Fue un golpe certero al corazón herido,
fulgor sobre tinieblas, luz sobre legado…
En instantes se llenaron los vacíos,
agonizó el desamparo,
se hizo trizas mi arcaica soledad.
Bajo la calidez de su abrigo
se conmovió el universo, mamá.
Elisabet Cincotta
Solo números,
quedaron solo números,
los nombres desaparecieron,
la noticia borró sus rostros.
Ya no más asombro.
Lo cruel se vuelve cotidiano.
La piedra, el mazo, el cuchillo
la palabra, el golpe.
La estadística aumenta.
Y el grito permanece ante tanta injusticia.
Mujeres que amanecen
con el peso incierto,
que caen,
se levantan,
y florecen
como flores del desierto.
Marta Lugo
Equipaje
Armó su equipaje
de esperanzas
desordenó ideas,
y salió a caminar
pupilas
bajo la llovizna
de su alma.
Una madrugada
de rocío,
hizo polvo
las promesas,
se descalzó
entre brumas
y emociones.
Esa mujer,
se hizo inmune
a las espinas
y fue forastera
en los caminos
impenetrables
de su inocencia.
Ella,
armó su equipaje,
para no enmudecer.
Victoria Palacios
La canción de la huesera
Se jactaba de ser arrojo, iridiscencia
tibia de la diosa. Buscaba
lo no dicho en los surcos
incandescentes de la arena.
Aullido sórdido de una hembra de plástico.
“Ahora que es
toda
afuera de carne
toda
adentro desierta”.
Sólo una sombra
en la cascada artificial.
Mi olfato de fragancia de lágrimas
se bordaba a las vertientes
del acuario, llano, chato, adonde
descendían las bestias,
en un intento fatuo de salvar al pez fosforescente
que se abrumaba en los bordes metálicos.
Aullido sórdido de una hembra de plástico.
La desnudez sacra
reducida
a un solo gesto:
Quirófanos,
ironía estética, féminas
inflables como muñecas.
Yo misma
soy la enemiga.
En el cerro del espejo
canto a la mujer.
Y mi voz es sueño, conjuro
hundido
sobre la atmósfera blanda,
sacrificada.
Poema publicado en Alambique, Buenos Aires, Ed.Tersites, año 2006.
Susana Guaglianone
Madre-tierra
La tierra es una hembra fértil que pare hijos
Fecundados por el dorado semen
que difunde el mismo cielo…
La tierra amamanta a su prole,
la preserva, la sosiega, la encauza, la custodia,
la cela de los ultrajes que acechan
desde las mentes de aquellos,
los deshumanizados por linaje…
Y cuando las tempestades desbastan los hijos,
y el silencio estalla en gritos de desesperanza,
La tierra se enardece, se embravece, se enfurece.
Se inunda de llanto matricida, se cubre de aluviones
infectados…se fusionan el bien y el mal
en las aguas que fluyen turbias y resentidas…
La tierra es una madre agraviada, maltratada, indignada…
Esta hembra de ancestros sometidos
hierve en el hecho poético de sus hijos que resisten…
Esta tierra nuestra, de útero americano, de ovarios resilientes,
de ideología tenaz en la garganta y en las manos
se torna alfarera de utopías, renace en su fecundación continua…
Sueña y espera… pero no cesa de desgarrar sus reclamos.
Aún existe la injusticia en la memoria, aún se halla la incompletud
del duelo de su progenie socavada…
Sangre joven de este aquí y ahora, nombres inmolados
estallan en los fonemas de Ayotzinapa, Kosteki, Santillán, Arruga.
Ferreyra, Cash…Y la tierra madre acrecienta su angustia-rencor
por las bestias que marginan a sus hijos, expulsándolos del derecho al pan,
a los libros ,a la construcción de la vivienda…al proyecto del destino del Hombre.
Uno
Re pensando-me
¿SI fuera un sueño el tiempo y nosotros producto de un insolente al que se le ocurrió cerrar los ojos por breves dos segundos y darnos vida? sí, es una pregunta larga, tanto como la capacidad que tiene el tiempo de pasar y pasar y hacer lo que se hace con él.
¿Cerraremos el circuito voraz alguna vez? ¿Impondremos eso que somos sobre la materia que queda aun en nosotros sin derramarse al río de esa vida que no es...?
¿No es?
Fuimos mezcla de barro y agua. Mezcla de aire y luz, mezcla de esperanzas y eso tan acorde a nuestro río como la sangre que se atropella en la vena. Somos esa pequeña partícula que sigue moviendo los destinos de este universo impensado.
Un depredador exaltado con un león en el pecho y la presa ahí lista a ser devorada por el hambre de tribus primarias. La lluvia calmante de calores, el fuego que aviva la carne que, tiernizada, servirá para generar energías renovadoras a esos músculos cansados.
Somos esa brava cosa que camina por siempre sobre esta tierra circular. Tan circular como el tiempo ese que alguien sueña, y nos sueña pero sin pensar más allá de un segundo en que sus párpados cubren esos ojos tan comunes como los tuyos, como los míos.
Eso podríamos ser.
Susana Cella
Retrospección
Un azul oscuro y agrisado turba la mirada y desata cuál pregunta,
cuál o por qué ha sido que se desbarrancó imagen y enigma
para conceder imbecilidades tristes a torpes indigentes de la palabra
Ahí está la pregunta y queda enhiesta y envarada
Por lo primero, se la soslaya e ignora
Por lo segundo, se la ignora y la soslaya
La raza de víboras y los mercachifles del templo
cantan la mentida fábula de buena fortuna y transparencia.
Gito Minore
La vida entera
La vida entera
y un rato más
destinamos a alimentar
las bocas de este sueño.
Entregando las noches,
los días y los mediodías,
a la noble causa
de arremangarse el alma
para meter los brazos
en la bosta cotidiana
y así sacar
algún que otro tesoro,
escondido entre tanto
espanto.
No nos asustaron
el hambre, ni el cansancio,
ni el desánimo,
ni la mirada réproba
de quienes nos señalaban con el dedo
por no decidirnos a ser
conformes infelices
y ya.
Nos iluminó la sonrisa
una estrella de la que no teníamos
ni idea de su existencia,
pero que estaba.
Resistimos,
persistimos,
insistimos.
Por eso,
tampoco nos amedrentó
el temor que nos impusieron,
la paliza que nos prometieron,
ni el bozal con el que intentaron
acallar todas las bocas todas
de nuestra idiosincrasia plural.
Fuimos felices por el simple hecho
de madrugar y prepararnos valientes
para la batalla diaria
sin más armas
que la flor de nuestra juventud
entregada.
La vida entera
y la de los nuestros,
convencidos
dedicamos a encontrarnos
en aquello que
aún mañana
seguramente vivos,
más allá de esta vida,
seguiremos soñando.
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